Capítulo342
Leticia vio a Diego y, al notar a la niña que lo acompañaba, apresurada apartó la mirada.

Desde el carrusel, Lidia y Augusto también lo detectaron.

—¡Papá! —exclamó Lidia, con entusiasmo.

El rostro de Diego se ensombreció al instante, reflejando total desagrado.

Le lanzó a Leticia una mirada fulminante, quien, sintiendo la fuerte tensión, mordió su labio, deseando explicarse.

Pero Diego no le dio oportunidad alguna.

Con decisión, se agachó y levantó de inmediato a Yulia en brazos.

—Yulia, vamos a montar el trenecito.

Yulia, algo triste por no poder seguir en el carrusel, aceptó.

—Está bien.

A Yulia le encantaban tanto el trenecito como el carrusel.

Mientras tanto, Lidia, desde el carrusel, observó con tristeza cómo Diego tomaba a la otra niña en brazos y se alejaba, lo que hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas.

El carrusel aún no se había detenido, por lo que Leticia esperó a que lo hiciera antes de bajar a Lidia para consolarla.

La niñera, por su parte, bajó a Augusto.

Él no lloró
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