Capítulo 581
Marianela escupió con rabia hacia la casa de ese maldito que estaba enfrente y, furiosa, se dio la vuelta para regresar a su casa. En cuanto entró, marcó de inmediato el número de Camilo.

Cuando Camilo contestó, Marianela no perdió ni un segundo y comenzó enseguida a despotricar, sin filtros, que Julia había pasado la noche en la casa de otro hombre.

Camilo, que ya tenía en mente usar un viaje de negocios relámpago como excusa para irse al extranjero, escuchó el tono furioso de su madre y, con calma, le respondió:

—Mamá, yo me encargaré de lo de Julia, no te metas más en eso.

Marianela, al escuchar esto, explotó aún más:

—¡Ay, claro! ¡Ahora soy yo la que me meto donde no me llaman! ¡Verdad? Si te gusta que te pongan los cuernos, sigue en lo tuyo y listo. ¡Y ella ya dijo que mañana se va a divorciar de ti!

Camilo esperó a que Marianela terminara de gritar como loca y colgó la llamada. Su rostro se ensombreció. No podía divorciarse de Julia aún. Necesitaba que la familia Soler le siguier
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