Capítulo 483
Después de la videoconferencia, Ricardo salió del cuarto de Marina.

Al regresar a su habitación, no podía quitarse de la cabeza la mirada de su jefa, esos ojos que parecían haber llorado bastante.

Agarró su celular, buscó la juguetería más cercana al hotel y, sin pensarlo mucho, salió a comprar.

Regresó con una bolsa en la mano y tocó la puerta de Marina.

Al escuchar el llamado, Marina se movió en su silla de ruedas para abrir.

Ricardo, un poco nervioso, le extendió la bolsa y, mientras se tocaba la nariz con timidez, dijo:

—Jefa, esto es para... digamos que desestresarse un poco. Bueno... me voy ya.

Sin esperar respuesta, salió corriendo hacia su habitación.

Marina, curiosa, cerró la puerta, abrió la bolsa y vio lo que había dentro: un peluche, un saco antiestrés y un par de objetos más.

Se quedó unos segundos en silencio, sorprendida, y luego sonrió. Ricardo en serio al parecer había tenido un detalle.

Tomó el saco antiestrés, lo apretó entre las manos y notó lo suave y elástico que
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