La luz suave de la tarde entraba por las ventanas de la oficina, iluminando los papeles sobre la mesa. Marina estaba concentrada, leyendo algunos documentos cuando escuchó a Fernando decir que Luna había llegado a buscarla. Se sorprendió un poco, pero rápidamente recuperó su compostura y contestó con calma.—Que suba, por favor.Pocos minutos después, la puerta se abrió suavemente y Luna entró con una caja térmica en las manos, sonriendo mientras se acercaba.—¿Cómo es que viniste tú sola? —preguntó Marina, dejando a un lado los papeles sobre la mesa y levantándose para recibirla.Luna sonrió, acercándose y entregándole la caja.—Le pedí al chef que preparara sopa. Pensé que te vendría bien algo caliente para reponer fuerzas, con todo lo que estás trabajando.Marina tomó cuidadosa la caja, algo sorprendida pero agradecida.—Gracias por traerla—dijo con un tono cortés, aunque algo distante.Luna, con una expresión suave, la miró calmadamente.—No es molestia. Asegúrate de tomarla mientr
El auto avanzaba lentamente, alejándose poco a poco del edificio principal del Grupo Zárate. Marina observaba atenta a través de la ventana cómo los periodistas seguían allí, apiñados y sin intención alguna de irse. Sabía muy bien que este escándalo había puesto en alerta a los medios, y si no lo gestionaba bien, la reputación del Grupo Zárate podría quedar gravemente dañada.El auto circulaba tranquilo por la carretera, pero en su mente, los pensamientos se atropellaban.De repente, su celular vibró. Era una inesperada llamada de Damián. Contestó con rapidez, sabiendo lo que venía.—Marina, dos accionistas me llamaron hoy. Esto deberías haberlo manejado antes —la voz de Damián sonó bastante calmada, pero con ese tono firme que no dejaba lugar a dudas.Marina, sin inmutarse, le respondió con calma:—Lo sé, Damián.—Los accionistas están bastante inquietos. Tienes que dar una solución pronto, o la empresa podría estar en una crisis aún mayor.Marina mantuvo la serenidad en su voz:—No t
Luna le mandó un mensaje a Marina y luego le respondió a Claudia:[Claudia, perdón, mañana no puedo, mi hija viene a casa, pero pasado mañana estoy libre.]Claudia respondió enseguida:[Perfecto, entonces nos vemos pasado mañana para la obra de teatro.][Genial.]Luna dejó el celular a un lado y se acercó al tocador. Tomó cuidadosa el peine y empezó a alisar su cabello sin prisa.Cuando terminó, se acostó tranquila en la cama.—Cariño, acabo de mandarle un mensaje a Marina, le dije que si necesita algo de la familia Ramírez, que no dude en pedírmelo —Luna cariñosa miró a Eduardo, que estaba en su rincón, leyendo tranquilo.Eduardo dejó el libro y la miró, levantando una ceja con cierta curiosidad.—¿Y tú qué te pasó, señora? ¿Cómo es que de repente cambiaste de parecer? Hace unos días estabas furiosa con ella.Luna contestó con suavidad.—Sí, estaba molesta por lo que pasó en la fiesta, pero al final Marina sigue siendo mi hija. No hay rencores entre madre e hija. Claudia tiene razón,
La incomodidad en el rostro de Luna desapareció al instante y una sonrisa apareció de repente en sus labios.—Yulia, qué bien portadita. Este es un regalo para ti.—¡Gracias, abuela!Yulia sonrió con dulzura, y con el regalo en las manos, se acercó a Diego. Él la levantó con suavidad y la sentó junto a él.—Papá, ¿me lo guardas?Eduardo y Luna se miraron sorprendidos al escuchar a Yulia llamarlo papá con tanta naturalidad.Marina, como si hubiera adivinado lo que pensaban, sonrió y le explicó.—Yulia es la hija biológica de Diego.No añadió más detalles al respecto, ya que no los sentían lo suficientemente cercanos como para hablar de todo.Antes de que Eduardo y Luna pudieran asimilar la noticia, Diego sonrió y dijo.—En realidad, estoy aquí hoy para pedirle la mano de Marina.En ese momento, los guardaespaldas de ambos entraron apresurados con los regalos para el compromiso.Eduardo y Luna se miraron, atónitos.Pensaban que Marina y los demás solo venían a cenar.Eduardo suspiró con
—¡Seré la primera en cumplir la misión y conseguir la herencia! —murmuró Claudia en voz baja, con una mirada cargada de ambición.Claudia era su verdadero nombre, y no le importaba lo más mínimo que Diego o cualquiera pudiera investigar su identidad.Era parte de la familia Vargas de Veloria, pero una hija ilegítima, casi insignificante dentro de la familia.Sin embargo, Nicolás había visto en ella su extraordinaria habilidad para manipular a las personas y la había reclutado para su equipo.Antes de morir, Nicolás dejó instrucciones claras a sus allegados: quien lograra llevarse a Yulia y criarla tras su muerte recibiría la mayor parte de su herencia, además de una isla.Y si lograban criarla hasta los dieciocho años, obtendrían la otra mitad.Claudia tenía una característica muy marcada: el dinero lo era absolutamente todo para ella.Con sus astutas técnicas de manipulación, ya había engañado a varias personas.Fue la primera en acercarse a Estelaria y buscar de inmediato a Leticia,
Marina tomó cuidadosa el archivo y lo revisó rápidamente, luego, con calma, dijo:—No es necesario seguir investigando a Rubén.Recordó cómo ese día Rubén la había amenazado en el barco para que le entregara sus acciones, pero al final no sabía qué había hecho Diego al respecto.Esa misma mañana, al salir de casa, Diego le había entregado un contrato de cesión de acciones.El solo hecho de pensar en eso, hizo que Marina sonriera, agradecida por la astucia de Diego.Él sabe exactamente cómo ayudarme, pensó, satisfecha.Revisó el archivo que Fernando le había dado, marcando lo que le parecía útil. Sabía muy bien que, después de la junta de accionistas, podría ocuparse de todo.Cuando llegó la hora de la reunión, Marina entró en la sala de juntas.Todos los accionistas ya estaban allí, esperándola.Marina llevaba un traje negro bien ajustado, con la postura firme, se sentó en la cabecera de la mesa, mirando a los accionistas con total calma y seriedad.Mateo fue el primero en atacar:—Señ
Los accionistas comenzaron a salir de la sala de juntas uno por uno.Mateo y los demás miembros de la familia Zárate se lanzaron miradas de satisfacción y sonrisas cómplices mientras se dirigían directo hacia la salida.Marina, por su parte, mantenía el rostro serio, pero tan pronto como se quedó sola con Fernando, no pudo evitar soltar una sonrisa ligeramente burlona.Se dejó caer en su silla, relajada, y con tono bastante despreocupado dijo:—Fernando, creo que es hora de que te tomes unas vacaciones.Sacó el celular, con un aire perezoso, y envió un breve mensaje a Diego.[Cariño, espera por mí esta noche… ¡espero que tengas hambre, porque voy a cocinar algo delicioso!]Fernando la miró, un tanto confundido, pero obedeció. Sabía que Marina siempre tenía un as bajo la manga. Lo único claro es que esto aún no había terminado, y no tenía ni idea de qué sería lo siguiente, pero confiaba con tranquilidad en que algo estaba por suceder.Mientras tanto, Mateo se subió al auto, sonriendo sa
Claudia lo comprendió y comentó con una sonrisa tranquila:—Sí, aunque la compatibilidad que muestra el tarot es un buen augurio, al final lo que realmente importa es si hay o no una conexión real entre ellos.Martina, al escuchar eso, sonrió con timidez y, en voz baja, dijo:—¡Mamá, por favor! Ya basta de decir esas cosas, me da mucha vergüenza.Ana le dio una palmadita en la mano en ese momento y sonrió con cariño.—Está bien, no diré más.Claudia soltó una risita suave.—Martina es una joven increíble. Luna, podrías hacer de celestina y ponerlos en contacto, ¿no es así?Luna sonrió y aceptó.—Voy a preguntarle a Matías esta noche qué opina.En ese momento, desde la mesa de al lado, alguien estaba viendo las noticias, y justo cuando anunciaron la destitución de Marina, no pudieron evitar comentar sobre ello, lanzando diversas opiniones entre ellos.—Esa tal Marina es impresionante, tan joven y ya presidenta, pero al final no tiene lo que en realidad se necesita.—Es muy bonita.—La b