A la mañana siguiente, la luz del sol se colaba suavemente entre las cortinas, iluminando la habitación.Marina en ese momento despertó, dio vuelta en la cama y vio a Diego, que ya estaba despierto y había resuelto algunos asuntos.—Buenos días, Marina —dijo Diego en voz baja, mirándola con ternura.—Buenos días —respondió Marina, sonriendo.Era un día especial, así que ambos se levantaron rápido con una linda sonrisa.Mientras Marina entraba al baño a cepillarse los dientes, Diego aprovechó el momento para hacer una llamada.—¿Hoy vas a salir con Yulia?El tipo que estaba detrás de Leticia se escapó demasiado rápido, no lograron atraparlo. Su forma de actuar le recordaba una vez más a Nicolás.Diego se quedó serio, algo preocupado por dentro.Víctor, que estaba en una videollamada de trabajo, soltó una risa forzada, sin ganas, pero sabiendo que no podía decirle que no a Diego.—Sí, ya voy para allá a recogerla.Colgó la llamada de inmediato y Diego entró al baño, observando a Marina m
Yolanda le dio una cucharada de helado a Yulia, y la niña, con una sonrisa algo traviesa, le devolvió el gesto.Las dos habían comprado sabores diferentes de helado y se estaban entretenidas compartiendo, probando lo que la otra había elegido.Yulia entrecerró los ojos, disfrutando con agrado de cada bocado, y con una sonrisa de satisfacción, dijo:—¡Tu helado de fresa está buenísimo! La próxima vez voy a pedir de fresa también.Yolanda sonrió, feliz de que le gustara, y le volvió a dar una pequeña cucharada de helado de fresa, pero justo en ese momento, Víctor apareció de la nada y le quitó la cuchara de las manos.—Sí, está muy rico —dijo él, con una sonrisa traviesa.Yolanda lo miró, algo sorprendida.—¡Víctor!¿De verdad no tenía vergüenza?Yulia, con los ojitos bien abiertos y un ligero puchero en el rostro, le reclamó indignada:—¡Víctor! ¡Eso era para mí!¿A esta edad todavía le quita la comida a una niña?Víctor, con un tono suave y con esa calma de siempre, le explicó:—Tranqu
Marina decidió no contestar la llamada y se hizo la que no la había visto.Diego, sin insistir, se encogió de hombros y dijo:—Es nuestro turno para el bungee. Vamos a prepararnos.Marina iba a guardar el celular cuando, de nuevo, apareció la llamada de Luna. Sin pensarlo dos veces, la ignoró por completo.Ambos se pusieron los arneses de seguridad y se plantaron justo en la plataforma mientras el personal realizaba la última revisión.—¿Listos?—¡Listos!Marina miró con cariño a Diego, y sin necesidad de más palabras, saltaron juntos.El viento les azotaba la cara, y el cabello de Marina volaba desordenado en el aire.…Mientras tanto, en casa de los Cabello,Luna ya había intentado llamar tres veces sin éxito alguno. Pensó que tal vez Marina estaba ocupada, así que decidió mejor enviarle un mensaje.[Marina, cuando veas esto, devuélveme la llamada.]Horas pasaron, y al día siguiente, Luna seguía sin noticia alguna. Su incomodidad se convirtió en una completa frustración.Con el rostr
Cada año, el Grupo Zárate organizaba su junta de accionistas el primero de junio.Este evento era crucial para la empresa.Hoy era precisamente ese día, y Marina salió temprano en la mañana. Estaba al volante de su auto, camino a la oficina.En el trayecto, recibió una inesperada llamada de Eduardo.—¿Papá?—Marina, ¿cuándo tendrás tiempo de traer a Yulia para comer juntos? Además, quería preguntarte… ¿te gustaría cambiarte el apellido a Cabello?Aún no habían tenido una reunión formal con Yulia, y sobre el apellido, Eduardo no insistiría más.—Papá, creo que en unos días podría llevar a Yulia a comer. Y en cuanto al apellido, por ahora no quiero cambiarlo, tendría que actualizar todos los documentos.Eduardo, comprensivo, le respondió con tono suave:—Está bien, Marina. Al final, el apellido es simplemente un título. Lo importante es que nos consideres parte de tu familia.Marina sonrió, agradecida.—Gracias por entender, papá.Colgó justo cuando llegó al edificio.Frente a la entrada
A veces, las personas mayores creían más en la suerte que en los datos fríos y duros de la ciencia.Marina no podía permitirse perder tiempo con esto. Su mente trabajaba a mil por hora, buscando una pronta solución.Las dudas de Mateo y de los demás accionistas eran un verdadero obstáculo, pero algo con lo que tendría que lidiar.Con determinación, miró directamente a Mateo.—No voy a evadir mi responsabilidad por este terrible incidente. Formaremos un equipo de investigación lo antes posible para determinar la causa, y activaremos en este momento el plan de emergencia para minimizar las pérdidas al máximo.Luego, se volteó hacia los demás accionistas y, con una mirada firme, respondió con calma:—Les prometo que haré todo lo que esté en mis manos para manejar esta crisis, asegurarme de que la empresa siga adelante y proteger los intereses de los accionistas. Les pido paciencia. Tendrán una respuesta concreta muy pronto.En la sala, el silencio era bastante denso. Los accionistas inter
Luna, furiosa, cogió el control remoto y encendió la televisión. Justo en ese momento, el noticiero estaba cubriendo la noticia del hundimiento de los barcos de PuntoEntrega. En la pantalla, el presentador estaba entrevistando a los accionistas que acababan de salir de la reunión en el Grupo Zárate, y uno de los entrevistados era precisamente Mateo.—Buenas tardes. ¿Cree que el accidente del hundimiento de los barcos de PuntoEntrega tendrá algún impacto en el Grupo Zárate? —preguntó con firmeza el presentador.Mateo, con una sonrisa calculada, miró directo a la cámara y respondió:—Eso dependerá de cómo maneje la situación la señora Marina, la nueva presidenta. Pero confío en que el Grupo Zárate tiene los recursos y la capacidad necesaria para superar esta crisis.El presentador continuó con la siguiente pregunta:—¿Cree que este accidente afectará la confianza de los accionistas e inversionistas?Mateo, siempre calmado, respondió sin perder en ningún momento la compostura:—Toda empre
Después de un buen baño, Marina finalmente logró relajarse y dejó escapar un ligero suspiro de alivio. Miró alrededor y vio a Diego entrando con una taza de leche. Él le ofreció la bebida con una sonrisa cálida.—Tómala y descansa un poco —le dijo, mientras se sentaba cariñoso a su lado.Marina sonrió de vuelta, tomando la taza con ambas manos.—Diego, de verdad, eres un sol… Soy tan afortunada de tenerte.Diego levantó cuidadoso el dedo índice y, con un toque suave, le dio un pequeño golpecito en la frente.—¡Ay, eso dolió! —exclamó Marina, frotándose la cabeza y riendo graciosa.Tomó un sorbo de la leche, dejando que la calidez la relajara poco a poco. Diego se acomodó junto a ella, colocando una mano en el respaldo del sofá y abrazándola ligeramente.—¿Necesitas ayuda con el tema del hundimiento de PuntoEntrega? —preguntó, su voz delicada, cargada de preocupación.Marina dejó la taza sobre la mesa y se recostó perezosamente sobre él.—No hace falta, pero… En unos cuantos días voy a
—Primero, el departamento de relaciones públicas tiene que emitir un comunicado urgente, dejando claro que estamos colaborando plenamente con la investigación y rechazamos cualquier tipo de acto ilegal. Segundo, el área legal debe trabajar mano a mano con aduanas y las autoridades correspondientes, dándoles toda la documentación que necesiten —ordenó Marina, con firmeza.Los responsables de relaciones públicas y del área legal entendieron, comprendiendo lo que se esperaba de ellos.—El departamento de marketing y ventas tiene que mantener contacto constante con nuestros clientes, tranquilizarlos y asegurarse de que los pedidos y relaciones comerciales sigan como siempre —continuó Marina.Hizo una pausa, quedando pensativa, y luego añadió:—El área financiera debe evaluar el impacto de este terrible incidente en nuestras finanzas y preparar los fondos necesarios de emergencia. Además, cualquier apoyo que necesiten, debe coordinarse entre departamentos.Fernando, que había estado siguien