Capítulo 398
La voz de Luna se inquietó un poco:

—Me llamó papá, pero a mí no me dijo mamá. Sentirla tan distante conmigo… me partió el corazón.

Eduardo suspiró, y con un gesto tranquilo le dio unas suaves palmaditas en el hombro:

—Amor, tienes que darle tiempo.

Su tono cambió ligeramente, mostrando una confianza que no dejaba lugar a dudas:

—Hay algo más. Creo que sería prudente mantener cierta distancia con Leticia. Marina tiene asuntos pendientes con ella, y no quiero que eso cause problemas.

Luna, claramente incómoda.

—¿No te parece esto un poco injusto? Leticia convivió con nosotros cinco años. Es casi como de la familia.

Eduardo negó.

—No es cuestión de ser injustos, pero las prioridades han cambiado. Marina es nuestra hija, y ahora su bienestar está por encima de cualquier otra relación.

Luna suspiró, debatiéndose por un momento entre el cariño por Leticia y su deber como madre.

—Está bien —respondió finalmente, con una mezcla de resignación y aceptación.

Después de salir de la mansión Cabe
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