—¿Entonces me buscas solo por esto? Si es así, lamento decirte que no puedo ayudarte —respondió de manera tajante, sin dar espacio alguno a más explicaciones.No intentó suavizar la situación en lo absoluto.Luna la miró fijamente con una sonrisa llena de burla total.—Señora Zárate, tú también tienes una hija. Si fuera ella, ¿serías capaz de enviarla al extranjero, sabiendo que jamás la volverías a verla?En ese preciso instante, el camarero le sirvió el café a Marina. Ella dio un ligero sorbo, se tomó un momento y respondió con calma.—Claro que no podría mandar a mi hija al extranjero. Pero los gemelos, lo siento, no son parte de mi familia. Ese tema le corresponde solo a Leticia, después de todo, yo no soy su madre.Las palabras de Marina fueron tan frías y crueles que Luna no pudo evitar mostrar su desprecio. La respuesta fue tajante, dejando claro que ya no había espacio alguno para más discusión. La conversación había llegado a su fin.—Señora Zárate, espero que no te arrepienta
Leticia había estado esperando con ansias el regreso de Luna.Tan pronto como Luna entró, Leticia se acercó corriendo, pero al ver su rostro serio, sintió que su corazón se estrujaba. Era claro que la conversación no había ido bien.—Lo de Marina ya no tiene solución —dijo con seriedad Luna, soltando un suspiro pesado—. Ahora debemos centrarnos en conseguir la custodia de Lidia y Augusto.Leticia forzó una sonrisa amarga y, con tono resignado, murmuró:—Armando no va a aceptar esto.Luna suspiró de nuevo, le dio una palmada en la mano y trató de reconfortarla:—No te preocupes, lo intentaremos. Diego nunca ha sido un buen padre, y eso podemos aprovecharlo. Contratemos a un buen abogado; quizás haya una oportunidad.Las palabras de Luna encendieron una pequeña chispa de esperanza en Leticia.Aunque sabía que la familia Herrera no le permitiría quedarse con los gemelos, ya que solo había sido la madre sustituta y los verdaderos padres ya no estaban, frente a Luna debía mostrarse angustia
Después de que Diego la ayudó a ducharse, se envolvió la cintura con una toalla. Marina levantó una ceja, algo sorprendida, y lo observó.Él no parecía tener intención alguna de ir más allá.Con voz grave y suave, Diego le dijo:—Estás cansada, deberías dormir temprano.Marina aceptó su lindo gesto de preocupación con calma, comprendiendo que intentaba ser considerado....Por la mañana, Yulia despertó.Giró la cabeza y vio a su mamá, luego volteó la vista al otro lado y vio a su papá.La pequeña sonrió ampliamente.Silenciosa, se levantó de la cama.Diego ya estaba despierto cuando Yulia comenzó a moverse, pero fingió seguir dormido, curioso por ver qué haría la niña.Yulia, para no despertar a su mamá, acercó despacio su pequeña mano a la nariz de su papá y le pellizcó traviesa la nariz.La primera vez, él no reaccionó. Yulia sonrió aún más y volvió a hacerlo.La segunda vez, tampoco reaccionó.Con calma, levantó una pierna y se preparó para pasar por encima de él y bajar de la cama
Marina revisaba los documentos que los diferentes departamentos necesitaban procesar después de sus autoevaluaciones cuando escuchó las palabras de Fernando. Su rostro se transformó y, en su mente, comenzaron a formarse dos posibles hipótesis.—Es muy crucial encontrar al responsable de esto —dijo con un tono de voz tranquila.Las intenciones de quien estaba detrás de todo parecen ser claras: primero, impedir que el Grupo Zárate colabore con el Grupo Horizante, y segundo, buscar venganza.Ahora que sabía lo ocurrido, lo mínimo que podía hacer era aclararlo con Álex.Marina tomó de inmediato su celular y marcó el número de Álex.—Hola, señora Marina —respondió Álex, con una voz grave.Marina fue directa:—Señor Álex, acabo de enterarme de lo sucedido anoche. Esto no ha sido una decisión del Grupo Zárate. La colaboración es esencial para nosotros.Álex, serio, permaneció en absoluto silencio.Marina continuó con calma:—Estamos en pleno proceso de investigación, pero tengo dos teorías. U
Diego recorrió la exposición con la mirada antes de acercarse a Luna.—Hablemos —dijo con un tono impersonal.Luna, al instante, sospechó que Diego había venido a tratar un asunto relacionado con Marina.Leticia, abrazada a Luna, apretó suavemente su brazo, también percibiendo el propósito de la visita.Luna, buscando tranquilizarla, acarició con suavidad su mano y afirmó ligeramente.Preocupada, Leticia decidió acompañarlas a la oficina de la exposición.Los tres se dirigieron hasta ese lugar.Diego se acomodó en una silla y se apartó un poco, sin perder la compostura en ningún momento.—Señora Luna, gracias por cuidar de mi hija y de Marina —dijo con un tono grave, lleno de una profunda ironía.El rostro de Luna se inquietó al instante, y sus ojos reflejaron claramente su desagrado.Aunque Diego tenía una posición destacada en Estelaria, seguía siendo más joven que ella, y su actitud condescendiente le resultaba desagradable.—Luna, la familia Ramírez no está libre de enemigos. Hay
Leticia seguía llorando, su voz sonaba rota por el dolor.—Soy hija de la familia Santamaría. Tenía todo lo que cualquiera podría desear, pero la madre de mi novio me manipuló para que fuera madre subrogada. Luna, ¿te imaginas lo que dirán de mí si esto se sabe? ¡Los rumores pueden destruirme por completo!Luna la miraba con cierta compasión, pero no podía evitar sentirse llena de rabia por la mentira que Leticia había estado ocultando.Suspiró profundo y, con un tono muy suave pero seguro, le dijo:—Leticia, entiendo lo que has pasado, pero no debiste ocultarme la verdad sobre los niños.Siempre la había considerado como una hija y la había cuidado con todo su cariño.Leticia con tristeza cubrió su rostro con las manos y comenzó a llorar desconsolada.—Luna, nunca quise contar este secreto... me duele tanto... Y también me preocupa que los niños sufran cuando crezcan.Luna suspiró de nuevo, su mirada llena de tristeza y ternura. Le dio un toque suave en el hombro y, con un tono lleno
Matías, preocupado, decidió ir a la casa de Leticia. Mientras conducía a gran velocidad, ya había contactado a un cerrajero y a una ambulancia. No podía arriesgarse, así que prefirió estar preparado para cualquier cosa.Al llegar, presionó el timbre con impaciencia, y mientras esperaba, le insistió al cerrajero para que abriera lo más rápido posible. Cuando por fin logró entrar, subió las escaleras a toda prisa, buscando desesperado a Leticia.La encontró en el baño. El agua de la bañera estaba completamente teñida de sangre.—Leticia…Con una expresión aterradora, Matías la sacó de la bañera y la acostó en la cama. Con velocidad, envolvió su muñeca con una toalla para detener de inmediato la hemorragia.—Leticia, ¿me escuchas?Ella no respondía. Había perdido el conocimiento.Afortunadamente, la ambulancia llegó poco después.Matías la levantó con sumo cuidado y la llevó hacia abajo, poniéndola en la ambulancia....Frente a la puerta de urgencias del hospital, Matías se masajeó la fr
Leticia había recurrido a ese método para ganarse la simpatía, sabiendo que ella misma había salvado a Luna en el pasado.Después de que Luna y Eduardo se marcharon, Leticia se giró hacia donde se encontraba Matías, con la voz afónica y le dijo:—Matías, lamento mucho todo esto. Por favor, llama a unas sirvientas para que vengan a cuidarme.Matías obedeció. No era especialmente bueno consolando, pero trató de ofrecerle algunas palabras de aliento.—Lo importante es que ya te encuentras mejor. No hay obstáculo que no se pueda superar.Aunque todavía no entendía muy bien qué había ocurrido, ya que nadie le había explicado, no insistió más sobre el tema.Sacó su celular y llamó, decidido a esperar hasta que las sirvientas llegaran para poder irse.Se sentó en una silla. El ambiente en la habitación se mantuvo en silencio.—Tengo sed —murmuró Leticia, casi en un leve susurro.Matías se levantó, le sirvió agua y, con cuidado, la ayudó a incorporarse un poco para que pudiera beber.Leticia t