Después de ducharse, Yadira se dirigió al estudio en busca de Camilo.Solo una lámpara Iluminaba tenuemente el lugar.Camilo no estaba trabajando. Descansaba en la silla, con los ojos cerrados, sumergido en sus pensamientos.Yadira entró en silencio y, con una sonrisa encantadora, le informó que ya había enviado las invitaciones para el banquete de compromiso.—Ya veo —Camilo abrió los ojos y giró suavemente los labios—. Gracias por encargarte de todo.—No ha sido ningún esfuerzo, estoy muy emocionada —respondió Yadira, irradiando entusiasmo.Pronto sería su esposa, y la idea la llenaba de total satisfacción.Camilo la observó detenidamente, cerrando los ojos como si analizara cada gesto.—Me alegra que estés contenta. ¿Has ido a ver a nuestra hija esta noche? No he visto a Daniela en varios días.Sus palabras estaban cargadas de un fuerte trasfondo evidente.Yadira sonrió con aparente despreocupación.—Iré a verla mañana por la mañana. Ahora está dormida.Camilo afirmó lentamente, en
Marina: [Esta vez, Proestrellas también está encendiendo el fuego.]Carlos: [Sí, ¿tienes pensado aclarar las cosas en persona? Si no lo haces, los internautas tal vez no acepten esta prueba.]Marina: [No es necesario, dejemos que el asunto se mantenga candente un poco más.]Salió del baño con el celular en la mano.Al vestirse, quería ponerse una falda, pero Diego se lo impidió de inmediato.—Hoy debes llevar los pantalones bien puestos. La falda no es práctica para estos momentos —dijo, mientras abotonaba su camisa con una sola mano y con la otra sacaba un pantalón del armario.Marina lo miró y, sin más preguntas, aceptó el pantalón que tenia frente a el.Desde que comenzó a pasar algunas noches allí, ya tenía ropa de repuesto en esa casa.Aunque podrían haber dejado que Daniel se encargara de elegir la casa, Diego y Marina preferían tomar esa decisión juntos.En ese preciso momento, en el estacionamiento del Hotel Regal, había una motocicleta de gran cilindraje.Marina se acercó rápi
—¿Viniste solo para esto? Si es un secreto, mejor no me lo cuentes —dijo Marina, despectiva.Teresa, sorprendida por la fuerte reacción, sintió su sonrisa que se congelaba.Marina nunca seguía el camino esperado.Teresa dejó de disimular la amabilidad y le lanzó una mirada fulminante.—Si no quieres saberlo, está bien, pero no te arrepientas después. Con lo que ha pasado, ningún buen hombre se atreverá a casarse contigo.—¿Y eso qué? —respondió Marina, sonriendo despreocupada.Teresa estaba al borde de perder la paciencia.¿Cómo podría Marina ser tan indiferente ante esta foto?Pensarlo siquiera la llenaba de furia, sobre todo por tener que agradar a un hombre treinta años mayor que ella.Si Marina contribuyera con algo de dinero, la familia Vásquez no estaría en apuros, y ella no tendría que lidiar con un anciano.La sonrisa de Marina reflejaba una ira contra Teresa, que sentía que estaba a punto de estallar.—No te arrepientas —murmuró Teresa, dando la espalda y saliendo del restaur
Carlos suavizó su expresión seria.—Entonces, querías aprovechar esta oportunidad para evaluar la lealtad de las personas y, de paso, cancelar el contrato con los artistas problemáticos.—Sí, ¿no te parece brillante este enfoque? —Marina sonrió y afirmó con aprobación....Mientras tanto, en el Grupo Jurado.Al ver una foto de Marina en el escritorio de Camilo, Quiles se sorprendió—Camilo, ya estás a punto de comprometerte con Yadira —le advirtió con seriedad.No lo decía solo como secretario, sino como amigo, tratando de descifrar sus verdaderas intenciones.Camilo levantó la mirada, claramente descontento.—Es solo un simple compromiso —respondió con frialdad.Se comprometió únicamente para confundir a Diego y a Marina.Una sombra oscura cruzó su mirada. No podía revelarle a Quiles que había sido engañado por esa mujer, Yadira.Quiles se quedó en ese momento sin palabras, buscando una respuesta apropiada.—Quiles, esto es un asunto personal —agregó Camilo en un tono grave.Tras pron
Camilo colgó la llamada con Yadira, dejándola algo avergonzada.—Parece que mi querido está muy ocupado. Voy a intentar llamarlo de nuevo —dijo, sonriendo con agrado al público.El programa incluía un segmento en el que los participantes podían contactar a un ser querido para recibir palabras de aliento. Yadira había elegido preciso a Camilo, pero tras su primer intento, él la cortó. Ahora se preparaba para hacer una segunda llamada.Mientras tanto, en su automóvil, Camilo observaba a Marina salir perezosamente del restaurante.Esperó a que se alejara antes de bajarse del auto y entrar en el establecimiento, donde revisó atento el menú y pidió un taco para llevar.Su celular sonó, pero tras un vistazo rápido, decidió mejor ignorarlo.En el set del programa, Yadira escuchó de nuevo el tono de no respuesta.—Parece que está demasiado ocupado. Llamaré a otro ser querido —dijo con una sonrisa resignada, volviéndose entusiasta hacia la audiencia.Decidió marcar el número de su madre.Quile
Todo podía resolverse en unos pocos pasos. Ella tenía la intención de permitir que quien estaba detrás de esta situación disfrutara primero de su felicidad, solo para luego caer en la desilusión total.Natalia llamó en ese momento a Yadira para informarle sobre la publicación de la verdadera Rosario en Instagram y cómo había logrado calmar a Lucía.Al revisar Instagram, Yadira sonrió al ver los comentarios repletos de dudas y críticas hacia Rosario.—Natalia, ya lo entendí. Mientras no presentara pruebas suficientes, nadie le creería que era realmente Rosario....Como secretaria, a veces tenía que enfrentar las complicaciones amorosas de su jefe. Marina, visiblemente molesta, se subió al auto y cerró la puerta de un golpe.—Pedro, ya puedes conducir —ordenó al chofer.Luis, con el rostro serio y fumando despreocupado, había desabrochado varios botones de su camisa por incomodidad. Marina observó con desagrado las marcas en el dorso de su mano; las uñas de Eloy le habían dejado un ras
La pregunta de Marina resultó tan desconcertante que Diego sintió cómo en ese momento su mente se nublaba.—Creo que estás loca —dijo Diego, esbozando una leve sonrisa.—¿Por qué me insultas así? —Marina, atónita, lo miró fijamente.Diego no quería continuar en esa conversación tan tonta.—Vamos, no digas tonterías. Nuestra vida privada es bastante limpia, y parece que te falta un poco de conocimiento médico.—¿Te gustaría cenar esta noche?—No, estoy loca. Necesito tratamiento.Marina levantó las cejas, se puso de pie y, sonriendo, se despidió.—Gracias, Doctor Diego, me voy.Diego soltó una risa y, de repente, con dulzura la cargó en brazos.Marina soltó un pequeño grito, aferrándose a su camisa.—Soy yo quien está loco, no te enojes —dijo él, con un tono bastante serio.Marina sonrió, sus ojos brillaban de felicidad.De pronto comprendió por qué algunas jóvenes se volvían caprichosas al tener novio. Era parte de la diversión de estar juntos, un toque algo dulce entre ellos.—Está bi
—¡Yadira, mira a esos diseñadores! ¡Son joyeros y diseñadores de moda de renombre internacional!—¿Qué hacen todos aquí en Marbesol?Yadira siguió atenta la mirada de Macarena y vio al gerente del Hotel Regal entrando al restaurante, acompañado de varios diseñadores. No esperaba encontrarse con profesionales tan destacados al revisar los preparativos para su compromiso.Pensó en el vestido de novia que debía elegir; tras la cena de compromiso, vendría la majestuosa boda. Sería un gran logro contar con un diseñador de prestigio para su vestido.Antes, estos diseñadores no habrían considerado trabajar para una simple actriz, pero ahora Yadira se sentía segura de hacerlo. Como prometida del presidente del Grupo Jurado, era probable que los diseñadores le prestaran atención.—¡Señor Tadeo, buenas tardes! Disculpe la pequeña interrupción —dijo, acercándose con una sonrisa.Saludó a los diseñadores con amabilidad.El señor Tadeo era uno de los diseñadores más reconocidos en el lugar, famoso