Capítulo 171
Marina acababa de llegar a casa del club cuando un delicioso aroma a barbacoa la envolvió.

—¡Qué rico! —exclamó, sintiendo que el estómago le rugía con fuerza.

—Marina, lávate las manos y ven a comer. Compré un montón de cosas —dijo Yolanda, sosteniendo un pincho y sonriendo.

—¡Voy!

Marina se lavó las manos, y se cambió a ropa cómoda y se acercó a la mesa.

—¿Te quedarás en casa esta noche? —preguntó Yolanda, guiñándole un ojo.

—Sí, en casa.

Justo cuando terminó de hablar, un mensaje de Diego iluminó repentinamente su celular.

Diego: [Marina, tengo mucha hambre y aún no he terminado.]

Marina sonrió y pensó: No puede estar tan hambriento. Lo importante es que me recuerda que todavía está en el trabajo.

Diego había estado muy ocupado todo el día y finalmente encontró el momento adecuado para escribirle.

—Yolanda, parece que esta noche estarás sola. Tengo que ir al hospital —anunció Marina después de comer algunos pinchos.

—¿A ver al médico? ¿Te sientes mal? —Yolanda luego entendió—. Oh, ¡
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