Capítulo 169
Mientras tanto, en el Jardín Cielorén, los dos estaban en el sofá, recién salidos de una intensa noche de pasión.

—Voy a darme una ducha —anunció Camilo, encendiendo un cigarrillo y vistiéndose con una bata de baño, sin un indicio de cariño hacia Yadira.

Ella, ajena a su frialdad, se sintió de repente un poco triste.

¿Por qué no la abrazaba antes de irse a duchar?

Estaba tan cansada que apenas podía siquiera moverse.

Tras ducharse, Camilo se acomodó en la habitación contigua para dormir.

Dejó el anillo tirado en la mesita de noche y, apoyado en el cabecero, hablaba por celular, discutiendo estrategias para lidiar con Diego.

Diego, ahora, tenía un punto débil: Marina.

...

Por la mañana, Diego recibió una llamada del hospital y se apresuró hacia la sala de emergencias.

El sonido repentino del celular despertó a Marina, pero al acurrucarse en las sábanas, volvió a quedarse dormida.

Diego se levantó con mucho cuidado, se bañó y se vistió rápidamente.

Cuando Marina finalmente se despertó,
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