Capítulo 6: Todo preparado.

La nieve ya había cubierto de blanco a la ciudad de New York, y Katherine admiraba el panorama en silencio, desde el último piso de aquel lujoso edificio de departamentos que se hallaba frente al Central Park. Había comprado aquel precioso pent-house, que tenía todos los lujos que cualquiera soñaría con poseer, sin embargo, no se sentía satisfecha…en su corazón, siempre hacía falta algo.

La rubia de fríos ojos verdes, aun sentía sus piernas temblorosas después de volver a ver; tan repentinamente, a Henry Bennett, su exesposo, y mil preguntas rondaban por su mente en ese momento, mientras observaba la nieve caer. ¿Cómo era que Henry sabía que ella estaba en el aeropuerto?, ¿Había notado algo de sus hijos?, ¿Por qué a pesar de odiarlo, su corazón latió con fuerza en el momento en que volvió a verlo?

Negándose en silencio a responderse esa última pregunta, Katherine suspiró. No sería sencillo realizar su venganza sin contratiempos, ahora que Henry estaba al tanto de que ella estaba en la ciudad, y aunque su exesposo se había hecho una idea equivocada entre lo que realmente pasaba con ella y Jackson, había decidido no corregir su pequeño error…era mejor que Henry creyera que su colega de negocios y amigo, era en realidad su pareja. Secretamente, esperaba que esa falsa idea que se había dado, le causara, aunque sea un poco, algo de dolor a su exesposo.

Escuchando a sus hijos reír mientras jugaban con su nana, Katherine sintió tristeza al hacerse una nueva pregunta: ¿Qué hubiese pasado si Henry le hubiese creído a ella en lugar de creerle a Emily Gibson?, quizás, en aquel momento ellos tendrían la familia feliz con la que una vez soñaron juntos, aceptó para sí misma, sin embargo, por el rencor que sentía hacia Henry y los Bennett, no se permitió pensar o anhelar con algo que nunca fue…ella no podría perdonar lo que le hicieron, ni que Henry no hubiese creído en ella.

En su propio departamento, Henry Bennett observaba aquel video de su boda con Katherine, mientras bebía directamente de su costosa botella de whisky. Las mujeres con las que había despertado esa mañana habían tomado sus cosas, su pago, y se habían marchado antes de que el regresara. Katherine estaba tan bella como la recordaba, aunque con un aire de superioridad y frialdad que no tenía. Ahora, ella la madre de dos pequeños niños, y sintió su corazón apretarse ante el recuerdo de aquellas charlas entre ella y el que solían durar horas y horas…charlas en las que hablaban sobre la familia que añoraban formar juntos, y aquellos hijos que desearon tener imaginándolos corriendo por los extensos jardines de su hogar.

Pero aquello, no pudo ser.

Bebiendo como si no fuese a haber un mañana, Henry sollozó en silencio, al admitir para sí mismo que se había arrepentido cada día desde aquel día de enero hacía ya casi seis años, en que permitió que su madre y Emily humillaran a su esposa. Había anhelado con recuperarla desde el momento en que tuvo el divorcio firmado en sus manos, y al saber que Katherine había renunciado voluntariamente a la compensación económica que él le había otorgado.

“No quiero tu dinero, no quiero a nadie más…tan solo a ti”

A sus pies, Katherine le había dicho aquello, sin embargo, después del divorcio, ella había simplemente desaparecido, su padre había puesto en venta su casa, y de su exesposa ya no encontró ni el rastro…era como si la tierra se la hubiese tragado.

Volverla a ver, había despertado en él, sensaciones que creía muertas, aun y cuando aquellas fotografías eran tan reales, que traían de regreso aquel dolor que sintió destrozarlo cuando supo que la mujer que amaba le había sido infiel. Aquel debate interno entre su amor y su rencor hacia Katherine, lo estaban volviendo loco.

Tomando su celular, Henry llamó a su hermano, ya sintiéndose mareado por al alcohol.

—Jhon, quiero que averigües todo lo que puedas de Katherine, su nuevo hombre y sus hijos…quiero saber todo acerca de ese maldito que ahora duerme con ella, y que es lo que ella hace en la ciudad. Quiero saberlo todo. — exigió.

Jhon escuchó la desesperación de su hermano, y recordó los peculiares ojos azul zafiro que tenían aquellos pequeños que presumiblemente eran los hijos de Katherine. Aquel color, era tan similar a los ojos de él, su padre y su hermano, que por un momento en su mente cruzó una idea.

¿Realmente aquel hombre elegante que acompañaba a Katherine Holmes, era el padre de esos niños?

—Si hermano, averiguare todo cuanto pueda. — le respondió a Henry.

En el edificio de Bennett Family Corp. Emily Gibson recibía una llamada.

—¿Estas completamente seguro de que era ella? — cuestionó la mujer de cabellos castaños y ojos grises.

—Si señora Gibson, estoy seguro de que esa mujer era Katherine Holmes. — respondió un hombre al otro lado de la línea.

Terminando la llamada en ese momento y sin decir nada más, Emily se mordió el labio ansiosamente, y apretó los dientes. ¿Qué hacía Katherine Holmes de regreso en New York después de tantos años? Se cuestionó con desespero.

En aquellos casi seis años, no había logrado acercarse a Henry Bennett, y el tan solo le había mostrado el mismo desprecio de siempre.

Katherine no podía arrebatarle nuevamente al hombre que ella deseaba…no podía permitirlo, se prometió a sí misma.

Cuando la noche cayó sobre la ciudad, Katherine sonrió al mirar en las noticias aquella nota.

“El día de mañana por la noche en el centro Rockefeller, se llevará a cabo el desfile de modas que presentará la nueva línea de ropa de la afamada diseñadora Katherine Divane, estamos ansiosos por ver sus nuevos diseños. La diseñadora cobro fama, reconocimiento y popularidad en Londres hace cuatro años, cuando la princesa de Gales comenzó a usar sus inigualables diseños…”

Ya sin prestar atención al resto de la nota, Katherine sonrió y brindó consigo misma. El tablero de su juego estaba puesto, y la partida de ajedrez estaba a punto de dar comienzo. El momento que Emily Gibson y los Bennett pagarían lo que le habían hecho, estaba llegando paso a paso.

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