Jackson, había dejado a Katherine en su casa, sin embargo, la hermosa rubia se había encontrado con algo inesperado. Aquello era un desastre. Meditó Katherine al mirar la tubería expuesta en el baño de sus hijos.—Tenemos que buscar un lugar en donde permanecer mientras tanto, pues el plomero y el señor que maneja este edificio, me aseguraron que podrían tardar por lo menos cuatro semanas en terminar los trabajos y dejar todo como antes. — decía María con seriedad.Katherine se apretó con las yemas de sus dedos el puente de la nariz. Aquel era un problema serio con el que se había encontrado apenas llegando de su lujosa fiesta de presentación, y no tenía humor para lidiar con ello después de soportar a Henry Russel todo el rato. Ya había hablado con el dueño del edificio, y no tenían ningún otro departamento libre, ni siquiera los más económicos.—Bien…esto, es un desastre, pero Gabriel y Emma aseguran no saber nada, ¿No es así? — dijo Katherine dando una mirada de soslayo a sus travi
Aquella mañana, John Bennett esperaba su café en una popular cafetería de la ciudad. Su hermano nuevamente le había pedido una tarea difícil de hacer; pedirle que busque información sobre los dos niños de su exesposa, era un tanto…demasiado. Henry estaba obsesionado con esa mujer, y aunque no lo culpaba, le parecía algo trágico y fuera de lugar aquella obsesión que su hermano mayor tenía hacia la misma mujer que no dudo en desechar. —Quiero un café cappuccino y un pastel de zanahoria chico. — dijo Katherine Holmes detrás de él, y John reconoció aquella voz de inmediato.—Katherine Holmes…podría decir que es una sorpresa encontrarte aquí, pero te vi en las noticias, felicidades por tu nuevo éxito. ¿Qué trae de regreso a esta ciudad de mierda? — cuestionó John volteando a ver a la hermosa rubia.Katherine se sorprendió un poco al mirar a su excuñado allí mismo, en la misma cafetería, pero mantuvo su porte sereno e inexpresivo.—John Bennett, la llamada oveja negra de su poderosa famili
En aquella elegante mansión, Emily Gibson continuaba murmurando por lo bajo, mientras guardaba en una bolsa plástica los restos de su colección Divane que había roto ella misma. Tenía que hacerlo ella, de lo contrario si lo hacia una de las sirvientas, se darían cuenta de que su vida no era para nada el idilio feliz que a ella le gustaba presumir, y ella, siempre, había vivido de apariencias.Dejando aquellas bolsas escondidas en el enorme closet, Emily se sentaba en la cama. Katherine se había marchado siete años atrás, y ella, haciéndose pasar por una buena amiga para Henry, había tenido la intención de meterse en su cama; lo había engatusado haciéndose pasar por una buena persona que siempre estuvo allí para apoyarlo en medio de su sufrimiento por haber sido traicionado por su esposa, pero, aun así, aquel apuesto magnate no quiso estar con ella. Se había dedicado a perseguir a Henry solo medio año después de que Katherine se marchara, y aun cuando siempre había vivido rodeada de lu
—Será mejor que te sientes, hermano, porque lo voy a decirte, no te va a gustar. — dijo John con seriedad, ya temiendo una reacción de Henry.Mirando Central Park, Henry dio un sorbo de su costoso whisky, mientras un poderoso escalofrió recorriendo su cuerpo. Lo que sea que John aun no le decía, lo había alterado.—Dilo ya. — exigió saber Henry.John negó en silencio. No iba a mentirle a su hermano sobre lo que había logrado averiguar, pero aquella situación que había descubierto, lo decepcionaba aun más de su familia…en especial, de Henry.—Katherine se mudó de Estados Unidos a Inglaterra casi un mes después de lo que paso aquel día. Ella se estableció en Londres junto a su padre, quien es su socio principal en Divane…pero solo dos meses después de su llegada, se la vio embarazada, en ese momento ella no tenía una pareja. Meses después tuvo una cesárea complicada en un hospital público de Londres, y tuvo gemelos, aunque el género no me fue revelado. Con las fechas que tengo, creo que
Cuando el cielo nocturno finalmente se había hecho presente sobre New York, una selecta cantidad de importantes invitados, se daban cita en aquella elegante recepción que tenía como objetivo la inauguración de la nueva tienda Divane, una elegante tienda del primer mundo, que prometía los mejores diseños, carteras y servicios, a costos accesibles en comparación de las tiendas departamentales de los Bennett. La prensa también se había dado cita, y pronto un en vivo daba comienzo en casi todos los canales de paga y libres que había en New York.—Esta noche transmitimos desde la gala de inauguración de la tienda física de Divane, la primera en suelo estadounidense que abre sus puertas para su selecto público, en donde Katherine Holmes, diseñadora de renombre, aparecerá para abrir el listón rojo que por ahora niega el acceso al edificio que promete servicios de primer mundo, con la más renovada gama de productos de lujo, muchos artistas y gente del medio se ha hecho presente en la exclusiv
Aquella noche, Henry se sintió perturbado, ver a Katherine, su hermosa exesposa, luciendo como una Diosa tan segura de sí misma ante las cámaras, había sido, quizás, demasiado para él, que aun meditaba sobre la posibilidad que existía de ya ser padre sin saberlo antes. Pensar en que era posible que ya tuviera hijos y con la mujer que una vez amó con demencial entrega, era como haber entrado en un terrible torbellino de emociones que lo atormentaban miserablemente. Si resultaba ser cierto, ¿Por qué Katherine no se lo dijo?, su historia quizás, sería otra muy diferente a lo que era la cruel realidad actual.Levantándose del sofá, el apuesto magnate decidió que necesitaba nadar para despejar todas aquellas emociones que lo estaban atormentando, su mejor terapia fuera del alcohol era ejercitarse un poco, y el agua caliente de la piscina le ayudaría a calmar el dolor de sus músculos tensos.Tomando sus cosas, Henry salió de su pent-house para dirigirse al último piso de aquel lujoso edific
Aquella mañana, Sofía Gibson leía los diarios; nuevamente se encontraba con noticias sobre Katherine Holmes, y el auge que su marca Divane había alcanzado a nivel mundial.—Veo que te has levantado temprano, eso es algo digno de alabanza, la consentida Emily se ha levantado a tiempo para tomar el desayuno caliente. — dijo Amelia Gibson con evidente sarcasmo.—Bueno días para ti también, madre. — respondió Emily con molestia.—Uff, que fiesta que fue esa de anoche, invitados de lujo, pude ver a Madonna en persona y beber con ella, sin duda alguna te perdiste de un evento de elite, y solo por no soportar que la ex de tu ex, es mucho mejor que tú. — dijo Amelia con toda la intención de herir a su hija.—¡Ya basta madre! — gritó Emily levantándose abruptamente de su silla. — ¿Por qué eres así conmigo?, yo soy tu hija, tu deberías de admirarme y quererme a mí, no a esa maldita pordiosera que ni siquiera nació de una buena familia.—Ya vas a comenzar de nuevo, en verdad eres una niñita capr
Emily salía de su mansión, después de meditar las palabras dichas por su madre. Katherine Holmes tenía un propósito maligno, concluyó, para estar de regreso en New York, y no podía permitirle reconquistar a Henry, pero aún no decidía si renunciar a lo que su madre le había pedido.Tomando su auto, se dirigía a la avenida principal para hacerle una visita a Henry; tenía que verlo, necesitaba verlo, pues aun cuando no estaba segura sobre qué decisión tomar, necesitaba saber que tan lejos estaba dispuesta a llegar para tener a ese hombre. Finalmente, llegaba al edificio Bennett, en donde la dejaron pasar sin mayor problema. Entrando a la oficina de Henry, vio como este se sorprendía de verla allí.—Emily, ¿Qué haces aquí? — cuestionó Henry sorprendido.—Recuerda que tu madre me dio libre acceso a este lugar, y mi padre es uno de tus socios mayoritarios, así que decidí venir a verte. Se que ya has terminado con tus juntas de esta mañana, así que no intentes huir, necesitamos hablar. — res