—¡Rocky! —regaña Ross.

—Es que no es justo, yo no quiero hacer lo que ella me pide que haga. —Se levanta.

—Siéntate —y más que una orden, fue una especie de hechizo.

—¿Qué fue lo que te pidió? —pregunté muy curiosa.

—El destino de cada quien es secreto Star, es en lo único que aceptaría que Rocky me oculte —me dice Ross.

—Pero ahora estaremos a un punto de saberlo, ¿no? —le pregunté a la madre loba y ella asiente levemente.

—No mucho, pero con la información que les doy es suficiente para que entiendan por ustedes mismos.

—Pues paso, porque no quiero escucharlo —Se cruza de brazos indignado.

—Rocky —a la madre loba no le importaba lo que quería él, ella igualmente le iba a decir, porque ese era su deber, les guste o no.

—No, no quiero. —Se veía muy serio.

—Rocky, por favor —le pedí—. Si no haces esto, no terminaremos nunca.

Él me miró por un buen rato y luego suspiro, rendido.

—Está bien —le presta atención a la madre tierra.

—Gracias Star… parece que eres el balance de e