Yo la sujete por la cintura y la acerca a mi, ella entrelaza sus manos alrededor de mi cuello y mis manos se aferran a su cintura, luego nos mecíamos de un lado a otro dejándonos llevar por el sonido de la naturaleza en la noche.

Para nosotros, eso era música, las ranas, los grillos, el sonido del río, el choque del viento contra las plantas, era perfecto y relajante.

—Ahora tengo que sobornar a Luke para que no cuente nada de lo que escucha —le mencioné.

—Y ahora ya sabe que lo sobornaras —se ríe.

—Este don es una maldición —bromee—, lo único que agradezco es poder escuchar la naturaleza, cada movimiento que se da en el bosque.

—¿Qué tal lejos podemos escuchar?

—Alrededor de 225 metros y algunas si te concentras, podemos escuchar más allá.

—Y ni siquiera podemos tener algo a oscuras porque tenemos visión nocturna —se ríe ella.

—Pero cuando hay mucha gente, solo podemos concentrarnos en una cosa si así lo deseamos o si no, simplemente escuchar todo, como una persona normal.

—