Al llegar a la mansión de los Harrison todos fueron bien recibidos. Samantha incluso recibió un abrazo de cada uno de sus suegros. Llevaba bastante tiempo de no sentirse de esa forma. Tan cálida, tan familiar y amena.—Es un placer que hayas aceptado nuestra invitación. — Habló la señora Harrison mientras tomaba del brazo a la joven hasta llevara a la sala de estar de la mansión. Ahí se encontraba Esteban, sentado mientras leía un periódico. Al ver a Sam sonrió y se levantó de su asiento para darle un fuerte abrazo.—¿Cómo estás cuñada?—Bien, igual que tu parece. — Sonrió pícaramente recordando la tensión entre él y su amiga. Tenía cierto sentimiento respecto a ello, ya que, su amiga normalmente no rechazaba tantas veces a una persona y dicha persona nole insistía tantas veces. Sea como fuere, le gustaba molestar un poco a ambos.—Andamos graciosas ¿eh? ¿Acaso te ha dicho algo que yo no sepa?—¿Vic? — Solo que eres un chico pesado.—Lo mismo de siempre. — Mantuvo su sonrisa aun cuand
Samantha había arreglado todas sus cosas para el viaje. Se sentía emocionada porque por fin podría viajar a un lugar fuera de la ciudad. Sin embargo, antes del viaje, Daniel le encomendó que fuera por un traje para esquiar. Por eso, junto con Lucas, se fueron hacia el centro comercial en busca de aquel traje. Una vez ahí, dieron vueltas hasta que Lucas le mostró donde su padre solía comprar aquellas piezas de ropa. Para su sorpresa, se encontró con una pequeña que conocía muy bien. —¡Ariana! —Señora Harrison. — Samantha ahogó un grito debido a la sorpresa. Nadie la había llamado así desde que se casó con Daniel, era raro. —Ariana. — Lucas sonrió ampliamente mientras la saludaba. Era sorprendente lo bien que ambos se llevaban ahora. —¿Estás con tus padres? —Sí, ellos están allá. — Señaló hacia detrás del maniquí. Sam divisó al señor Kidd quien veía una pieza de ropa junto a una mujer de cabello rubio, que obviamente era su esposa. —¿Por qué te alejaste de ellos? —Porque vi a Lu
Al regresar a casa, Sam dejó su traje sobre la cama. Lucas llegó con ella para poder dormir. Se había cansado de estar jugando con Ariana, por lo que iba con sus ojitos entrecerrados. Ella lo acomodó en su cama para pudiera acurrucarse. Acarició su cabello mientras pensaba en la situación de Drew. En verdad era algo dura su situación. Estaba en busca de una hermana que escapó de un orfanato. Sería muy difícil encontrarla.Suspiró y decidió pensar en otra cosa. Lucas se había quedado dormido mientras abrazaba su brazo, ella sonrió.—Espero verte jugar mucho Lucas, espero que te diviertas. — Se quedó leyendo algo en su celular por varios minutos cuando escuchó que Daniel había regresado. El chico los estuvo llamando y ella temió por un momento que Lucas se despertaría.—¡Sam! — Decidió llamarlo para no gritar. Respondió de inmediato.—¿Dónde están?—Baja la voz, Lucas está durmiendo.—Diablos, lo siento. — Sam sonrió. —¿Están en tu cuarto?—Así es.—Voy para allá. — Ella no pudo evitar
Sam estaba sin palabras. Aquel lugar era realmente increíble. El chalé era un lugar realmente grande. Había al menos unas veinte habitaciones, tenía cierta forma curva en la parte de enfrente, donde pasaban los autos en redondel para luego salir.El de ellos, quedó en frente de la entrada donde se encontraba una pareja abrazada y bien abrigada. Cuando bajaron del auto les dieron una cálida bienvenida.—Nos alegra verlos por fin. Tu madre nos llamó para saber si ya habían llegado. — El botones bajó las maletas del auto y Daniel lo ayudó un poco.—Tía Dona, ella es mi esposa Samantha Jones. — La mujer la abrazó con calidez mientras Samantha abría de par en par sus ojos debido a la sorpresa.—Bienvenida cariño. Es un placer conocerte por fin. No pudimos asistir a tu boda debido a que fue muy apresurada, pero espero te haya gustado nuestro regalo. — Sam recordó que en un juego de té muy fino estaba a nombre de una Dona y Smith, a lo mejor erad e ella.—Oh sí, muchísimas gracias. — El homb
—¿Estás bien? — La voz de Daniel la puso tensa en cuanto este se acostó a su lado. Samantha asintió sin voltear a verlo. Se sentía cohibida por los pensamientos libidinosos que se apoderaron de su mente cuando lo vio semidesnudo en el baño.Era una mujer adulta, era consciente de ello, sin embargo, jamás había tenido intimidad con un hombre, no pasaba de toqueteos con Tom y hasta ahí. Daniel ya era un hombre experimentado, por lo que le daba más vergüenza, aún así le gustaba, estaba dispuesta a compartir ese momento con Daniel. La cuestión es que no sabía cómo hacerlo sin lucir desesperada o como una pervertida.—¿Sam? — Ella se giró a verlo por fin. Daniel estaba acostado de lado con su cabeza apoyada encima de su mano. —¿Te sientes bien? ¿No tienes frío?—Estoy bien. — Acarició su cabello con suavidad. Sam sonrió levemente mientras cerraba los ojos.—Escucha sobre lo de hoy, no intentaba meterte presión. Lo lamento.—Descuida, creo que es algo que debemos pensar ¿no? — Daniel sonrió
Daniel sacó a la joven de la bañera con un poco de complicaciones. Una vez fuera, él se encargó de despojar las ropas de ella lentamente. El pecho de Sam subía y bajaba con su respiración. Al alejarse unos centímetros de sus labios notó la pequeña distancia que había ente ellos, podía sentir los latidos acelerados y su respiración veloz. Daniel colocó sus manos por la espalda desnuda de la joven hasta llegara a su hombro. Bajó con lentitud el tirante del sostén y luego desabrochó la prenda dejando los pechos de la joven al aire. Sam soltó un pequeño gemido debido al cambio de temperatura y la sensación de haberse apartado de una prenda húmeda.Los ojos de Daniel apreciaron su desnudez de una forma que ella no podía explicar. Su mirada estaba llena de deseo, con ganas de devorarla, aunque no era algo que le desagradara a la joven.Finalmente se deshizo de su pantalón y su ropa interior y él la cargó entre sus brazos para llevarla a la cama.—Vamos a dejar empapada la cama. —Soltó con u
La familia Harrison se unió finalmente. Para sorpresa de Sam junto con ellos venía Vic y Peter. La joven se llevó una enorme sorpresa, pero su familia política le comentaron que eran la primera parte de su regalo de navidad. Samantha se sintió muy conmovida, pero en un instante se preocupó, pensando en que tal vez los regalos que tenía para ellos no eran lo suficiente.—Nos alegra verte cariño. — La señora Harrison le dio un fuerte abrazo. Incluso parecía más maternal que nunca.—Pensé que no llegábamos. — Comentó Vic para abrazarla también. Por detrás Peter venía con una sonrisa cariños. Sam lo atrajo con fuerza para darse un abrazo de tres, de esos que eran tan comunes entre ellos. Al separarse, su cuñado la miró con cariño.—Linda cuñada.—Loco cuñado.—Me encanta nuestra relación.—Solo ven. — Se abrazaron con suavidad y al alejarse su suegro también imitó el gesto. Hace tiempo que no había abrazado a tantas personas. Era lindo sentirse de esa forma. Al mirar a Daniel, este la obs
La víspera de Navidad había llegado. Luego de tantas vueltas, cenas, diversiones y muñecos de nieve, la Nochebuena había llegado. Sam se encontraba en el sofá de la habitación junto a Lucas. Ambos leían el libro de astronomía de Lucas quien parecía encantado con las galaxias y la complejidad del universo. Era increíble lo inteligente que era el pequeño.—¿Lucas?—¿Sí?—¿No quieres una bebida caliente? ¿Chocolate con leche? ¿Leche caliente? ¿Un batido?—Chocolate caliente por favor.—¿Vamos juntos?—Quiero leer. — Samantha alzó las cejas sorprendida. ¿Desde cuándo prefería leer que acompañarla? Estaba sin palabras.—¿Seguro que no quieres acompañarme?—No mami. — Sam sonrió con cierta nostalgia.—Bien, ahora vuelvo. — Samantha salió de la habitación y se encaminó hacia la cocina. No había nadie ahí, seguro la mayoría estaba descansando. Tan solo esta mañana todos habían ido a esquiar, luego al supermercado y luego pasaron por las decoraciones que faltaban para las habitaciones.Comenzó