Samantha terminó por secarse el cabello mientras observaba su reflejo en el espejo. Daniel terminó de abotonarse la camisa y se acercó a ella apartando el cabello para poder besar su hombro. La joven notó una macha roja ahí y por ello miró con los ojos entrecerrados a Daniel. —Ves lo que haces. —Lo siento, ya te lo dije. Quería hacerlo donde no se viera. En verdad lo lamento. — Rogó como un niño pequeño. Samantha se levantó del tocador y luego se cruzó de brazos. —Mejor ayúdame a subir esto— Se dio la vuelta y Daniel tuvo a la vista la espalda de la joven ya que tenía el zíper abierto. Ella sostuvo los laterales y en seguida Daniel subió el carrito. Samantha dejó caer su cabello que ahora se encontraba ondulado debido a que lo estilizó con la secadora, el aroma a romero emanaba de su cabello y Daniel no hizo más que sonreír. Unos minutos más tarde, los dos bajaban las escaleras hacia el comedor, la música de jazz al fondo le daba cierto ambiente festivo a la ocasión. Lucas se encon
Samantha sintió a Lucas brincar sobre la cama. El pequeño gritaba que ya era Navidad, que necesitaba abrir los regalos cuanto antes. La joven abrió los ojos de a poco cuando frente a ella se encontró con Lucas, el pequeño tenía su cabello desordenado con una enorme sonrisa en su rostro.—Ya, ya despertamos. — Daniel trató de abrir muy bien sus ojos, ya que, claramente aún era muy temprano para su ser. Samantha sintió un poco de lástima así que se levantó de la cama y tomó a Lucas en sus brazos.—Bien cariño, vamos, vamos. No grites mucho.—Bien mami, lo siento. — Se cubrió la boca juguetón y ella simplemente sonrió. De camino a la sala se encontró con Vic quien salí con los ojos entrecerrados y su bata de dormir.—Feliz Navidad Lucas. — Fue lo primero que dijo al verlos. Lucas hizo lo mismo.—Feliz navidad Sammy. — La abrazó aun cargando al niño. Samantha sonrió divertida. Los tres caminaron despacio hasta llegar a la sala y pronto escucharon a los demás despertarse.—Vamos a esperar
En cuanto llegaron a la casa, Samantha comenzó a desempacar sus cosas. Había disfrutado mucho su viaje a Vail, había esquiado, viajado en un jet privado y había pasado las fiestas con muchas personas, se había sentido realmente feliz. Había compartido con la gente que en realidad le importaba.Se tomó un momento para descansar un momento mientras doblaba su ropa y recordaba los lindos momentos que había pasado con Lucas, sus amigos y con Daniel. Su cara se volvió de muchos colores cuando recordó que esta vez había pasado su primera vez con Daniel, y no solo había sido una, había sido varias.—Dios. — Se dejó caer en la cama. Recordó que en ninguna de esas ocasiones uso protección, bueno, no estaban preparados para eso, aun así, ella aceptó. Debería hablar con Daniel sobre eso, planificar, qué es lo que iban a hacer ahor
Sam se encontraba en casa, por suerte tenía algunos días de vacaciones. Además, podía pasar más tiempo con Lucas, aunque el pequeño parecía entretenido hablando por videollamada con Ariana. Era increíble cómo habían olvidado sus diferencias y ahora se encontraban juntos, como si fueran los mejores amigos de la vida. Bueno, ella fue así un tiempo con sus amigos.De pronto, su celular comenzó a sonar. Se trataba de Daniel.—¿Amor? Perdona que te moleste, necesito un favor.—Hola Dani. Dime.—Fíjate que dejé unos documentos en la oficina. Es una carpeta verde que está en el tercer cajón a la derecha.—Entiendo.—¿Podrías traerlo a la oficina? Lidia ya envió al señor Young para ir por ti.—Pude haber tomado un taxi.—¿La esposa e Daniel Harrison? ¿Tomando un taxi? Ni loco.—Dios Daniel. — Sonrió divertida. —Bien, yo te lo llevo.—Eres un sol. Te amo, te veo luego.—Yo igual. Nos vemos. — Al colgar, caminó hacia la oficina de Daniel, la cual estaba en el primer nivel, al fondo de la casa.
—¡Terminé! — Exclamó la joven mientras cerraba su computadora. Por fin había enviado su ensayo. Ahora solo esperaba la respuesta de la universidad y tendría que esperar dos semanas para eso. Dos semanas de tensión.—¡Terminaste? — Lucas y Daniel entraron a su habitación y la joven asintió.—Terminé. Vamos a celebrar que eso pasó. Los invitaré a cenar. Vístanse. — Ambos sonrieron ampliamente y se apresuraron a cambiarse.En un rato se encontraban frente aun restaurante coreano. Ambos hombres de la familia parecían muy sorprendidos ya que no habían comido en un lugar así. Especialmente porque tenía la parrilla en medio de la mesa.—Nunca habían venido aquí ¿verdad? — Preguntó con una sonrisa divertida.—Esto… es raro—Si bueno, sé que están acostumbrados a los hoteles cinco estrellas, pero de vez en cuando, venir a este tipo de restaurantes, con ambiente familiar, es muy lindo. — Sonrió ampliamente mientras cortaba la carne. Este restaurante lo había conocido por Vic, era una chica que
Una semana había pasado dese la visita con sus padres. Por alguna razón, la joven sentía que había dado un nuevo escalón en su relación con aquello. Además, su vida laboral continuaba, ella seguía trabajando aun a la espera de una respuesta.Luego de unas horas, llegó a casa para encontrarse con una enorme sorpresa. Al entrar a la sala de estar, se encontraba Daniel sentado junto a una joven mujer, una chica que ella reconocía a simple vista.Se trataba de Jennifer Denver, la ex prometida de Daniel. La cabellera rubia sobresalía en aquel espacio. Un aroma dulce inundó sus fosas nasales cuando ella se acercó. La mujer se giró a verla mientras le mostraba una enorme sonrisa.—¿Sam? — Preguntó Daniel al verla. Sam sonrió levemente.—Lo siento, no quería interrumpir.—No interrumpes nada querida. — La mujer se levantó tomando el bolso. Miró a Daniel y le sonrió. —Tengo que irme, espero puedas considerar mi oferta. Me retiro. — Caminó hacia la joven y sin eliminar su sonrisa, también se de
Cuando Samantha despertó lo que sintió sobre ella fue agua fría. Eso causó que su cuerpo despertara sin mucho contratiempo. La joven respiró con fuerza al sentir el helado líquido sobre su cabeza y su espalda. Al abrir los ojos se encontró con una persona que usaba un gorro negro de montaña. La persona parecía un hombre, se veía ancho de espalda y muy alto.—¿Quiénes son? ¿Por qué estoy aquí?— Preguntó con voz temblorosa no solo por el miedo, sino que también por el agua fría. Su cuerpo temblaba con fuerza, sin embargo, no podía dejarse vencer por la persona frente a ella. Debía ser fuerte.—Bueno, obviamente no te diré quien soy. — Se inclinó levemente para acercarse a ella. Colocó su mano sobre el respaldo de la silla y suspiró con fuerza. —Lo otro, parece que eres un familiar no deseados.—¿Familiar no deseado? — Preguntó confundida. El hombre simplemente se encogió de hombros.—¿A qué se refiere con eso?—Que te odian niña. — Otra persona salió detrás de donde ella estaba sentada.
Daniel se encontraba mirando la ventana de la sala que daba al patio. Esteban se encontraba a su lado mientras intentaba ver una forma de cómo animarlo.—Aun no hay pistas de ella.—¿De qué sirve la policía si no puede hacer su trabajo? — Se hizo a un lado mientras empacaba algunas cosas en una mochila.—Dijeron que en las cámaras desaparecen una ruta. Es probable que cambiaran de auto.—Sí, sé lo que los policías dijeron Esteban, pero no me pudo quedar quieto. Ya pasaron tres días desde que se la llevaron. Tengo que encontrarla. — Terminó de empacar lo necesario y comenzó a caminar hacia la salida.—Recuerda que tienes un hijo Daniel, no eres solo tu.—Por mi hijo y por mí haré lo que sea necesario. — Abrió la puerta cuando Lidia apareció con una expresión de preocupación.—Perdone señor, pero el señor Kidd quiere hablar con usted.—Ahora no es momento para eso. — La mujer asintió. —Tengo cosas que hacer.—Él es consciente de la situación, pero insistió. Dice que es muy importante. —