Buenasss! Disculpen la tardanza de esté capítulo, anduve de vacaciones y me sentí muy relajada. Jaja, pero ya volvemos al drama de esta chica. Espero disfruten el capítulo. Besos.
Tengo dos opciones en este momento: decirle a Dylan que no tengo la menor idea de que me está hablando o contarle que sí sabía desde el verano que Frank ha comprado su casa. Él me mira esperando la respuesta, su mirada penetrando en mí, me deja poco tiempo. ¿Mentir o decir la verdad? ¿Todo ha salido mal últimamente después de cada mentira? Pero...Es posible que Frank y Dylan jamás hablen. Y menos de mí. —¡Que voy a saber! No sé de sus finanzas. Él levanta una ceja dudando de mi respuesta—¿Qué intenta? ¡La compra porque estoy contigo! —Dudo que una persona compre una propiedad porque no le cae alguien, supongo que le pareció bien. Quizás ni sabía. Me encojo de hombros. —Me suena muy raro que no sepas esto. —¡No lo sé! Me cruzo de brazos—. Sabes qué, ya no quiero quedarme contigo—finjo estar enojada—. Llévame a mi casa. Se hunde de hombros—Como quieras. ¿No va a rogarme que me vaya con él? ¡Hombres! Cada día los odio más. El silencio en el camino me hace cuestionar si debí decir
Cassie Witter; como toda adolescente tiene ganas de enamorarse, de borrar marcas del pasado que le traen recuerdos y una de esas marcas tiene nombre, Dylan Scott, su ex novio quien al parecer no está tan convencido de dejarla en paz. En su intento por pasarle la página a la secundaria de una vez por todas conoce a Frank Uribe, un hombre mayor y millonario que se muestra muy intensado, pero hay un pequeño problema, no sabe que Cass tiene solo diecisiete años. Y en está pequeña aventura, Cassie deberá lidiar con los problemas de decir mentiras y con sus sentimientos por estos dos hombres. ¿Quién ganará? ¡El triángulo de Cassie Witter! Buenas mis lectores, les dejó esta historia que recién comienzo. Es una historia inspirada en una amiga y su relación con un hombre mayor que ella. Pero los hechos son ficción y los personajes no están basados en nadie en especial. Besos y que empiece esté nuevo viaje juntos. Quiero aclarar que aunque pensaba que exista una relación intima entre los pers
Estoy esperando a mi mejor amiga en los pasillos de mi secundaria de Bellas Artes, una secundaria fría y gris con paredes dibujadas por alumnos, donde nos conocimos y donde habíamos vivido la mayoría de nuestros años de infancia/adolescencia. Ahora tenemos diecisiete años, emocionadas por «abrir las alas» dice mi tía Eloy. Es el día de nuestra graduación, solo nosotras sabemos cuánto nos ha costado llegar hasta aquí. Me encuentro casi en la entrada del Instituto en parte obstruyendo el tráfico de personas. Mi cabello largo y negro, que de costumbre es lacio este día lleva ondas, corté el flequillo Wispy Bang para esta ocasión. Mi tía me ha maquillado, hizo un curso de seis meses sobre maquillaje profesional solo para este momento. Mi mejor amiga entra radiante como siempre con ese cabello rojizo y esos ojos azules que sobresalta, está vestida con la toga negra y el birrete. Corre a abrazarme. Está acompañada de su madre, su abuela y algunas personas de la cort
La velocidad en la que conduzco el carro es ilegal para esas calles, pero siento mi cabello volar y el aire pegarme en la cara más todo el alcohol que he consumido se siente excitante. Mi tía me había enseñado a conducir y siempre había amado la velocidad, pero está sensación sobrepasa cualquier imaginación que haya tenido al respecto. Él sube el volumen de la música.—¿Dónde vamos?—pregunto divertida.—Dónde quieras—me contesta, su cabello también se desparrama con el viento y su camisa está a la mitad desabrochada.—¿Qué hace un hombre como tú en las noches?—No es levantar chicas en bares, te lo aseguro—bromea. Mi rostro cambia de repente, quiero ser tan única como pueda—Vamos al río—me dice. Doblo en U de forma brusca y conduzco en dirección al rio.—¿A todas le das las llaves de tu coche?—pregunto con recelo.—No, como habrás notado ni siquiera yo lo conduzco—dice divertido como si mi preocupación por saber esas cosas le causará risa—Cassie, diré algo, aunque posible no
La temperatura comienza a subir, nuestras bocas juegan entre sí, su lengua toma el dominio de mi boca y su mano que está en mi trasero sube hasta mi cintura y guiando mis pasos hacia atrás caemos en el cómodo colchón del ahora nuestro hotel. Aparte su boca de la mía y con una pequeña sonrisa pervertida me mira directo a los ojos. Muerdo mi labio mirando a sus ojos, que profundos y siniestros son. Me lo pienso y me pregunto si es buena idea, pero al final solo se trata de dejarme llevar. Aplasta nuevamente sus labios contra el mío. Pego una vuelta ayudándome con mi pierna para quedar arriba suyo, su mano de desliza por mi cuerpo y luego se detiene en el cierre de mi vestido, lo desliza hacia abajo. Continúo besándolo, luchando con su lengua por tomar el dominio de su boca. El me baja lentamente el vestido acompañado de una caricia apasionada y cuando me deshago de él, se pone arriba mío sin apretarme demasiado y sin mirar mi cuerpo como si fuera una comida ap
Las vacaciones para mi mejor amiga y para mí, por fin han comenzado…estamos emocionadas desde el momento que bajamos del avión y paramos en la casa de la playa de su abuela. Una casa para nosotras sola como es siempre desde que somos amigas, Lydia siempre estuvo rodeada de fieles acompañantes, pero casi nunca de su familia. Salimos al patio para mirar en dirección a la playa, solo caminamos unos pasos y estamos ahí. Nos preparamos unos cocteles con mucho alcohol, es la forma en la que prepara Lydia. El timbre de entrada se escucha por toda la casa. Corrimos a abrir. Es Junior Warren nuestro mejor amigo gay, lo habíamos conocido en la secundaria, pero tras varios conflictos con los directivos fue expulsado. Pero, nuestra amistad siempre perdurara de todas formas.—Mi ladys—nos abraza tirando su maleta a un costado—Estamos graduados al fin. Lo invitamos a pasar.—Nos hubiera gustado que te graduarás con nosotras—le digo haciendo puchero.—Eso no estaba e
Me preocupa que Dylan sepa a quien se le vendió su casa favorita, su razón de esperar el verano con ansias pronto se reduciría a cenizas a polvos y a recuerdos de una casa soñada. Pero, ya nada se podía hacer su antipático padre ya la había puesto en venta y Frank la había comprado. A mi me duele también, esa casa mucho tiempo significo mi obsesión por Dylan, esperando que pasará el verano ahí para verlo y una vez de novios, significo mi hogar. Me levanto a las 3 am a beber algo de agua, estoy vestida con mi pijama negro que compré en una tienda de lencería, escucho música proveniente de afuera, abro la puerta de entrada para ver que vecino esta haciendo una fiesta. Dylan esta sentado con una botella de cerveza en el porche de su casa con un pequeño parlante junto a él.—Podrías apagar la música algunos intentamos dormir.Él levanta la mirada y me sonríe—Estás aquí—habla como borracho. Asiento—Últimamente estas en todos lados. ¡Que triste! —¿Qué cosa?—preg
Las vacaciones de verano han terminado, me levanto esa mañana para elegir lo último que empacaría, había sido una sorpresa la semana anterior cuando me enteré que mi tía, su mejor amiga y mi hermano se mudaran conmigo a la ciudad, así que con mi pequeña familia alquilamos un departamento pequeño cerca de la Universidad. Mi tía no quiere perderme de vista ni un momento. Me cuida muchísimo desde el desafortunado incidente con Dylan. Así que, definitivamente no estoy libre del todo. Llegamos al departamento después de unas seis horas de viaje en auto, las cosas ya habían sido enviadas con anterioridad. Mi hermano corre a entrar al departamento nuevo y empieza a abrir las cajas en busca de su Play Station. Observo el lugar y me gusta. Mi tía puso su mano en mi hombro.—¿No huele a libertad?—me dice.La miro con el ceño fruncido—Libertad hubiera sido si la hubieses dejado mudarse sola—le responde su mejor amiga. Me río, Susan me guiña un ojo, que ella estuviese co