Lydia abre la puerta de su armario enorme, en ella hay miles de vestidos de diseñador y también, diseñados por ella. Me paro en medio del armario a ver que me pongo para esta noche, miro de izquierda a derecha. Agarro una falda negra y un top rojo tiritas, me pongo los borcegos negros que traje, a diferencia de Lydia que elige un vestido negro corto al cuerpo. Le arreglaron su cabello rojizo, yo peino el mío y arreglo mi cabello.
Nos lleva el chofer de Lydia hasta un galpón alejado de la ciudad, pero cerca de lo de mi mejor amiga porque ella también vive alejada. Desde el auto se ve el galpón, las luces led de afuera lo hacían lucir como un boliche/antro. Es una fiesta para los jóvenes por la época de carnaval, casi todo el pueblo va a estar fiesta, es imposible no encontrarte con tus compañeros de instituto, es este caso ex compa&nti
Sigo callada pellizcándome, pregúntame si estoy sumergida en algún coma alcohólico y mi imaginación se inventa cosas, pero no es así, está aquí. En carne y hueso en la sala de mi casa, luciendo realmente sexy, su cabello está mojado, la ropa arrugada. ¿Qué? ¿Por qué está así? Comienzo a sentir que me voy a desmayar. Miro a mi tía que me está gritando y no he escuchado ni una palabra. —¿En qué estás pensando?—me regaña. —Yo…—me quedo sin palabras. Algo me dice, en el corazón que esto está mal—¿Quién es él?—pregunto con un hilo de voz. Ella se voltea mirándolo con su miradita de vergüenza—Disculpa, Frank, no sé qué le sucedió a mi sobrina, ella no es así. —No te preocupes, Eloy, si quieres me voy y las dejo sola. Asiente—¿Quién es usted?—le pregunto con bronca. —Es el chico…que conocí en la app. Levanto una ceja y largo una carcajada involuntaria—¿En la app de citas? —Sí, su nombre es Frank Uribe. —Wow, me suena conocido—digo. Él sostiene su mirada fría—¿Y cuánto llevan viéndose
Después de cenar pongo la música a todo volumen, agarro la mano de Mateo para bailar. Él me sigue la corriente, entrelace su pequeña manito con la mía para guiarlo. Suelto mi largo cabello para que se moviera con mis pasos. La parte de abajo de mi pijama es corta se levanta mientras me muevo. Llamo con un dedo a Dylan para que se uniera a nosotros. Niega con la cabeza.—¡Vamos!—le implora. Se pone de pie y se para junto a nosotros. Mateo hace sus pasos de tiktok. Yo tomo las manos de Dylan y las llevo a mi cintura colocando mis brazos alrededor de sus hombros. Él mantiene una sonrisa divertida en la cara.—¿Te drogaste?—me susurra riendo leve.—No, hoy no—río.—Cass—me regaña mi tía—Frank pregunta si quieren helado.—Yo sí—dice Mateo parándose en el sillón—De chocolate.Yo los miro sobre el hombro de Dylan porque estoy de punta de pie—Mm, vale.—Por mí está bien—dice Dylan sin voltearse. Lo miro de nuevo y él se ríe de todo lo que está pasando—Se te ve todo—me susurra—Y no te
Al parecer no soy la única estudiante que le gusta a Frank; quizás si sabía que era menor de edad, a lo mejor es así, le gustan las menos. Quizás cuando cumpla dieciocho se va a olvidar de perseguirme y acosarme, y entonces dejé a mi tía. Me siento de verdad arruinada. Me quedo observándola. —Sí—respondo finalmente—No siempre suelo mirarlo de esa forma—sale de mi boca por accidente. —Dylan es muy afortunada. Ah. ¡Espera! ¿Qué? —¿Lo conoces? —Mi padre es abogado de la familia, Scott, Dylan y yo...somos como uno. —Amy—dice Dylan con los vasos en la mano. Me da el mío y la abraza, por unos largos segundos. Yo estoy aquí. ¡Hola!—Amy, te presento a Cassie, mi...novia. —Sí, acabo de conversar muy poquito con ella. Le pestañea un par de veces de manera muy voluntaria—¿Qué sucedió con la bruja de...ya sabes? Dylan se rasca la nuca, incómodo—Bueno, este...terminamos. —Claro, me doy cuenta, Dy, pero... ¿por qué? ¿En serio le pregunta esas cosas enfrente mío? Bebo de mi trag
Tengo dos opciones en este momento: decirle a Dylan que no tengo la menor idea de que me está hablando o contarle que sí sabía desde el verano que Frank ha comprado su casa. Él me mira esperando la respuesta, su mirada penetrando en mí, me deja poco tiempo. ¿Mentir o decir la verdad? ¿Todo ha salido mal últimamente después de cada mentira? Pero...Es posible que Frank y Dylan jamás hablen. Y menos de mí. —¡Que voy a saber! No sé de sus finanzas. Él levanta una ceja dudando de mi respuesta—¿Qué intenta? ¡La compra porque estoy contigo! —Dudo que una persona compre una propiedad porque no le cae alguien, supongo que le pareció bien. Quizás ni sabía. Me encojo de hombros. —Me suena muy raro que no sepas esto. —¡No lo sé! Me cruzo de brazos—. Sabes qué, ya no quiero quedarme contigo—finjo estar enojada—. Llévame a mi casa. Se hunde de hombros—Como quieras. ¿No va a rogarme que me vaya con él? ¡Hombres! Cada día los odio más. El silencio en el camino me hace cuestionar si debí decir
Cassie Witter; como toda adolescente tiene ganas de enamorarse, de borrar marcas del pasado que le traen recuerdos y una de esas marcas tiene nombre, Dylan Scott, su ex novio quien al parecer no está tan convencido de dejarla en paz. En su intento por pasarle la página a la secundaria de una vez por todas conoce a Frank Uribe, un hombre mayor y millonario que se muestra muy intensado, pero hay un pequeño problema, no sabe que Cass tiene solo diecisiete años. Y en está pequeña aventura, Cassie deberá lidiar con los problemas de decir mentiras y con sus sentimientos por estos dos hombres. ¿Quién ganará? ¡El triángulo de Cassie Witter! Buenas mis lectores, les dejó esta historia que recién comienzo. Es una historia inspirada en una amiga y su relación con un hombre mayor que ella. Pero los hechos son ficción y los personajes no están basados en nadie en especial. Besos y que empiece esté nuevo viaje juntos. Quiero aclarar que aunque pensaba que exista una relación intima entre los pers
Estoy esperando a mi mejor amiga en los pasillos de mi secundaria de Bellas Artes, una secundaria fría y gris con paredes dibujadas por alumnos, donde nos conocimos y donde habíamos vivido la mayoría de nuestros años de infancia/adolescencia. Ahora tenemos diecisiete años, emocionadas por «abrir las alas» dice mi tía Eloy. Es el día de nuestra graduación, solo nosotras sabemos cuánto nos ha costado llegar hasta aquí. Me encuentro casi en la entrada del Instituto en parte obstruyendo el tráfico de personas. Mi cabello largo y negro, que de costumbre es lacio este día lleva ondas, corté el flequillo Wispy Bang para esta ocasión. Mi tía me ha maquillado, hizo un curso de seis meses sobre maquillaje profesional solo para este momento. Mi mejor amiga entra radiante como siempre con ese cabello rojizo y esos ojos azules que sobresalta, está vestida con la toga negra y el birrete. Corre a abrazarme. Está acompañada de su madre, su abuela y algunas personas de la cort
La velocidad en la que conduzco el carro es ilegal para esas calles, pero siento mi cabello volar y el aire pegarme en la cara más todo el alcohol que he consumido se siente excitante. Mi tía me había enseñado a conducir y siempre había amado la velocidad, pero está sensación sobrepasa cualquier imaginación que haya tenido al respecto. Él sube el volumen de la música.—¿Dónde vamos?—pregunto divertida.—Dónde quieras—me contesta, su cabello también se desparrama con el viento y su camisa está a la mitad desabrochada.—¿Qué hace un hombre como tú en las noches?—No es levantar chicas en bares, te lo aseguro—bromea. Mi rostro cambia de repente, quiero ser tan única como pueda—Vamos al río—me dice. Doblo en U de forma brusca y conduzco en dirección al rio.—¿A todas le das las llaves de tu coche?—pregunto con recelo.—No, como habrás notado ni siquiera yo lo conduzco—dice divertido como si mi preocupación por saber esas cosas le causará risa—Cassie, diré algo, aunque posible no
La temperatura comienza a subir, nuestras bocas juegan entre sí, su lengua toma el dominio de mi boca y su mano que está en mi trasero sube hasta mi cintura y guiando mis pasos hacia atrás caemos en el cómodo colchón del ahora nuestro hotel. Aparte su boca de la mía y con una pequeña sonrisa pervertida me mira directo a los ojos. Muerdo mi labio mirando a sus ojos, que profundos y siniestros son. Me lo pienso y me pregunto si es buena idea, pero al final solo se trata de dejarme llevar. Aplasta nuevamente sus labios contra el mío. Pego una vuelta ayudándome con mi pierna para quedar arriba suyo, su mano de desliza por mi cuerpo y luego se detiene en el cierre de mi vestido, lo desliza hacia abajo. Continúo besándolo, luchando con su lengua por tomar el dominio de su boca. El me baja lentamente el vestido acompañado de una caricia apasionada y cuando me deshago de él, se pone arriba mío sin apretarme demasiado y sin mirar mi cuerpo como si fuera una comida ap