Cassie Witter; como toda adolescente tiene ganas de enamorarse, de borrar marcas del pasado que le traen recuerdos y una de esas marcas tiene nombre, Dylan Scott, su ex novio quien al parecer no está tan convencido de dejarla en paz. En su intento por pasarle la página a la secundaria de una vez por todas conoce a Frank Uribe, un hombre mayor y millonario que se muestra muy intensado, pero hay un pequeño problema, no sabe que Cass tiene solo diecisiete años. Y en está pequeña aventura, Cassie deberá lidiar con los problemas de decir mentiras y con sus sentimientos por estos dos hombres. ¿Quién ganará?
¡El triángulo de Cassie Witter!
Buenas mis lectores, les dejó esta historia que recién comienzo. Es una historia inspirada en una amiga y su relación con un hombre mayor que ella. Pero los hechos son ficción y los personajes no están basados en nadie en especial. Besos y que empiece esté nuevo viaje juntos. Quiero aclarar que aunque pensaba que exista una relación intima entre los personajes con diferencia de edad, las escenas sexuales con menores de edad están prohibidas por lo que serán omitidas, retomando un giro en la historia que tenía pensada. Pero la esencia se va a mantener, igual que los diálogos.
Estoy esperando a mi mejor amiga en los pasillos de mi secundaria de Bellas Artes, una secundaria fría y gris con paredes dibujadas por alumnos, donde nos conocimos y donde habíamos vivido la mayoría de nuestros años de infancia/adolescencia. Ahora tenemos diecisiete años, emocionadas por «abrir las alas» dice mi tía Eloy. Es el día de nuestra graduación, solo nosotras sabemos cuánto nos ha costado llegar hasta aquí. Me encuentro casi en la entrada del Instituto en parte obstruyendo el tráfico de personas. Mi cabello largo y negro, que de costumbre es lacio este día lleva ondas, corté el flequillo Wispy Bang para esta ocasión. Mi tía me ha maquillado, hizo un curso de seis meses sobre maquillaje profesional solo para este momento. Mi mejor amiga entra radiante como siempre con ese cabello rojizo y esos ojos azules que sobresalta, está vestida con la toga negra y el birrete. Corre a abrazarme. Está acompañada de su madre, su abuela y algunas personas de la cort
La velocidad en la que conduzco el carro es ilegal para esas calles, pero siento mi cabello volar y el aire pegarme en la cara más todo el alcohol que he consumido se siente excitante. Mi tía me había enseñado a conducir y siempre había amado la velocidad, pero está sensación sobrepasa cualquier imaginación que haya tenido al respecto. Él sube el volumen de la música.—¿Dónde vamos?—pregunto divertida.—Dónde quieras—me contesta, su cabello también se desparrama con el viento y su camisa está a la mitad desabrochada.—¿Qué hace un hombre como tú en las noches?—No es levantar chicas en bares, te lo aseguro—bromea. Mi rostro cambia de repente, quiero ser tan única como pueda—Vamos al río—me dice. Doblo en U de forma brusca y conduzco en dirección al rio.—¿A todas le das las llaves de tu coche?—pregunto con recelo.—No, como habrás notado ni siquiera yo lo conduzco—dice divertido como si mi preocupación por saber esas cosas le causará risa—Cassie, diré algo, aunque posible no
La temperatura comienza a subir, nuestras bocas juegan entre sí, su lengua toma el dominio de mi boca y su mano que está en mi trasero sube hasta mi cintura y guiando mis pasos hacia atrás caemos en el cómodo colchón del ahora nuestro hotel. Aparte su boca de la mía y con una pequeña sonrisa pervertida me mira directo a los ojos. Muerdo mi labio mirando a sus ojos, que profundos y siniestros son. Me lo pienso y me pregunto si es buena idea, pero al final solo se trata de dejarme llevar. Aplasta nuevamente sus labios contra el mío. Pego una vuelta ayudándome con mi pierna para quedar arriba suyo, su mano de desliza por mi cuerpo y luego se detiene en el cierre de mi vestido, lo desliza hacia abajo. Continúo besándolo, luchando con su lengua por tomar el dominio de su boca. El me baja lentamente el vestido acompañado de una caricia apasionada y cuando me deshago de él, se pone arriba mío sin apretarme demasiado y sin mirar mi cuerpo como si fuera una comida ap
Las vacaciones para mi mejor amiga y para mí, por fin han comenzado…estamos emocionadas desde el momento que bajamos del avión y paramos en la casa de la playa de su abuela. Una casa para nosotras sola como es siempre desde que somos amigas, Lydia siempre estuvo rodeada de fieles acompañantes, pero casi nunca de su familia. Salimos al patio para mirar en dirección a la playa, solo caminamos unos pasos y estamos ahí. Nos preparamos unos cocteles con mucho alcohol, es la forma en la que prepara Lydia. El timbre de entrada se escucha por toda la casa. Corrimos a abrir. Es Junior Warren nuestro mejor amigo gay, lo habíamos conocido en la secundaria, pero tras varios conflictos con los directivos fue expulsado. Pero, nuestra amistad siempre perdurara de todas formas.—Mi ladys—nos abraza tirando su maleta a un costado—Estamos graduados al fin. Lo invitamos a pasar.—Nos hubiera gustado que te graduarás con nosotras—le digo haciendo puchero.—Eso no estaba e
Me preocupa que Dylan sepa a quien se le vendió su casa favorita, su razón de esperar el verano con ansias pronto se reduciría a cenizas a polvos y a recuerdos de una casa soñada. Pero, ya nada se podía hacer su antipático padre ya la había puesto en venta y Frank la había comprado. A mi me duele también, esa casa mucho tiempo significo mi obsesión por Dylan, esperando que pasará el verano ahí para verlo y una vez de novios, significo mi hogar. Me levanto a las 3 am a beber algo de agua, estoy vestida con mi pijama negro que compré en una tienda de lencería, escucho música proveniente de afuera, abro la puerta de entrada para ver que vecino esta haciendo una fiesta. Dylan esta sentado con una botella de cerveza en el porche de su casa con un pequeño parlante junto a él.—Podrías apagar la música algunos intentamos dormir.Él levanta la mirada y me sonríe—Estás aquí—habla como borracho. Asiento—Últimamente estas en todos lados. ¡Que triste! —¿Qué cosa?—preg
Las vacaciones de verano han terminado, me levanto esa mañana para elegir lo último que empacaría, había sido una sorpresa la semana anterior cuando me enteré que mi tía, su mejor amiga y mi hermano se mudaran conmigo a la ciudad, así que con mi pequeña familia alquilamos un departamento pequeño cerca de la Universidad. Mi tía no quiere perderme de vista ni un momento. Me cuida muchísimo desde el desafortunado incidente con Dylan. Así que, definitivamente no estoy libre del todo. Llegamos al departamento después de unas seis horas de viaje en auto, las cosas ya habían sido enviadas con anterioridad. Mi hermano corre a entrar al departamento nuevo y empieza a abrir las cajas en busca de su Play Station. Observo el lugar y me gusta. Mi tía puso su mano en mi hombro.—¿No huele a libertad?—me dice.La miro con el ceño fruncido—Libertad hubiera sido si la hubieses dejado mudarse sola—le responde su mejor amiga. Me río, Susan me guiña un ojo, que ella estuviese co
Ha pasado una semana; es viernes y no tengo ninguna clase con Frank, es un pequeño alivio en el alma. No soporto ver lo furioso y arrepentido que está conmigo. Me gustaría que las cosas sean diferentes entre nosotros. Dylan se acerca a mí después de la última clase que tenemos. Me dejo caer en la silla cuando todos se van del salón y saco mi celular viendo aquellos mensajes sin respuestas. Por días he intentado hablar con él.—¿Sigues esperando que te contesté?—me pregunta quitándome el celular de la mano—¡Carajo, Cass! Ten un poco de dignidad. Se lo quito de la mano.—No la tuve cuando me metí contigo—le digo bloqueando mi celular y metiéndolo en mi bolso—Solo quiero disculparme. No quiero que eso arruine nuestra relación como alumna y profesor.—Bueno, si se lo hiciste bien ya tienes asegurada la materia. Lo miro furiosa—Okay, perdona.—¿Aun no haces ningún maldito amigo?—De echo sí, nos invitaron a una fiesta está noche.—¿Nos?—Sí, ¿vienes o qué?—Estás loco. Ve tú, y
Me despierto a la mañana siguiente en el sillón, sigo vestida pero no tengo mi ropa interior puesta, la busco entre el sillón, pero no está. Bajo mi mirada al suelo y lo vi a él durmiendo en la alfombra gris. Debajo de su espalda está mi braga, la saco sin despertarlo. Lo logro y me la coloco levantándome del sillón caminando por la casa. Fui a su habitación, me pregunto porque no lo hicimos en esta enorme cama de dos plazas. Me siento en ella, es muy cómoda, me recuesto y mirando a la pared de ese cuarto hay colgado una fotografía de una mujer. ¿Quién es?—Buenos días—me dice mirándome desde el marco de la puerta prendiéndose la camisa.Le sonrío sentándome en la cama—Hoy si puedo aceptarte el desayuno.—Ya está—se pega la vuelta yéndose para la cocina. Me levanto y lo sigo, la mesa está servida, el desayuno es wafles con helado de chocolate y un capuchino muy delicioso. Disfruto cada bocado de esa deliciosa comida.—Es riquísimo—le digo dejando el plato limpio. Mi c