Tal vez la persona que estaba esperando ni siquiera fuera a llegar.La chava, sin embargo, me preguntó con una sonrisa: —Estás esperando a alguien, ¿verdad?—Sí.—Seguro tu amigo se quedó atorado en el tráfico, ahorita todo alrededor del estadio está súper congestionado.Tal vez al verme un poco caída, ella se me acercó sonriente para consolarme, ladeando la cabeza y diciendo:—Te acompaño a esperar un poco.—¿No vas a entrar?—No pude conseguir boleto —me respondió encogiéndose de hombros, con las comisuras de los labios hacia abajo y la cara de bien decepcionada e impotente.También le sonreí suavemente: —Entonces me acompañas a esperar.Ya sabía que él no iba a llegar, ni siquiera lo estaba esperando en serio. Estaba esperando convencerme a mí misma.Después de una hora completa, la plaza ya no estaba tan atorada y la gente empezó a dispersarse. Mi mano que sostenía el teléfono también casi se me congeló. Por los altavoces anunciaban que ya mero cerraban el acceso al evento.—Deli
—No te preocupes, no me voy a burlar de ti —sonreí dándole unas palmaditas en el hombro y cambié de tema—: Resulta que también te gusta Eason, nunca me has dicho eso.Enzo volteó hacia el escenario, con un tono nostálgico, me respondió:—Es solo que me recuerda a ella.—¿A ella le gusta Eason?—Sí, le encantaba cuando estaba en la universidad.—Qué coincidencia —me reí un poco—: A mí también me fascinaba escuchar a Eason en la universidad.Esbozó una sonrisa, con un dejo de melancolía:—Pues sí, qué casualidad.Estábamos en los asientos VIP, con una vista privilegiada del espectáculo.Al comenzar la melodía familiar, el artista apareció en el escenario, electrizando al público de inmediato. Los fans gritaron y cantaron a coro. Enzo y yo parecíamos como unos bichos raros, porque solo escuchábamos en silencio. Los recuerdos de años atrás pasaban como una película en mi mente.[Hace diez añosNo te conocíaNo me pertenecíasÉramos igualesCon un extraño al ladoRecorriendo las calles poco
¿Qué significan sus palabras?Sentía que me iba a morir de la curiosidad. Tenía muchísimas ganas de obtener la respuesta final, pero también pensé que, si seguía preguntando más, sería un poco ofensivo. Mejor dejarlo así.Todas las canciones del concierto eran de mi lista de reproducción favorita. Después de escuchar el concierto completo, todavía quería más. Mientras el cantante se retiraba del escenario, tuve una sensación de despertar de un sueño irreal. Me quedé atontada, viendo a la gente salir lentamente del tumulto. Mi corazón se sentía terriblemente vacío.Hasta ahora, el teléfono que sostenía en la mano aún no tiene ningún mensaje o llamada de Marc.Y en mi aturdimiento, Enzo también me trató con mucho respeto, sin apresurarse en lo más mínimo. Solo esperó pacientemente a mi lado. Fue hasta que reaccioné que caminamos juntos con la multitud hacia la salida.Aunque había guardias de seguridad manteniendo el orden, aún hubo gente empujándose, y mientras caminaba con cuidado, se
Con las luces dentro del carro encendidas, el hombre casi se despertó de inmediato, con un toque de mal humor por haber sido despertado. Pero, al siguiente segundo, giró la cabeza y su mirada se cruzó con la mía. Su semblante se relajó de repente. —¿Ya terminó el concierto? —preguntó, como si nada hubiera pasado, como si estuviera fingiendo para hacerme creer que estuvo con Ania durante dos días enteros solo fuera una ilusión mía. Sin embargo, ya no quería fingir más. Estaba agotada de todo eso. —La persona a la que viste en el hospital ayer, fui yo. Marc, yo estaba a más o menos diez metros de distancia, no, tal vez un poco más cerca. Vi con mis propios ojos a mi esposo tan distraído por la preocupación profunda por otra mujer. Y también escuché que le decías a la enfermera que eras su esposo.Así que cuando me llamaste ayer, ya sabía que me estabas engañando.Dicho esto, esbocé una sonrisa forzada y lo miré fijamente mientras continuaba con despacio: —Ah, por cierto, me he entera
Marc entrecerró los ojos y me miró con despreocupación, esbozando una media sonrisa fría: —Pues puedes intentarlo.Era la misma sonrisa de siempre, pero esta vez sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Parecía que en cualquier momento podría ahorcarme si realmente lo quisiera.—Pues, ¿por qué no?En total, no me dejé amedrentar por solo unas palabras.Su rostro se tornó frío como el hielo y soltó una risa gélida. Justo cuando estaba a punto de estallar de ira, de repente sonó su teléfono.«Será una llamada de Ania», pensé.Porque este nombre apareció de inmediato en mi mente.Bueno, no puedo dejar de asombrarme por la intuición femenina. Efectivamente, era Ania quien llamaba.Marc se frunció un poco el ceño con molestia y no contestó, pero el teléfono no paraba de sonar.En realidad, si quisiera rechazar la llamada, tendría mil formas de hacerlo. Sin embargo, obviamente, no quería hacerlo.—Marc, ¿dónde estás? ¿Por qué aún no has regresado? El bebé en mi barriga quiere comer pastel d
—Rodrigo, llévala de regreso a casa —soltó el hombre esas palabras frías y cerró la puerta del auto sin más.Rodrigo subió de inmediato al coche. —Señora, le ofrezco mis más sinceras disculpas… —se disculpó conmigo…La puerta se cerró con un clic. Solo pude ver impotente cómo Marc se alejaba y abordaba el vehículo de su guardaespaldas.Los dos autos arrancaron casi al mismo tiempo, pero se dirigían en direcciones completamente opuestas. Era como si Marc y yo jamás hubiéramos podido caminar juntos.Me sentí desinflada, sin fuerzas, hundiéndome con desgano en el asiento, con la mente hecha un lío.¿Para qué? ¿Por qué no los dejara que hicieran todo lo que quisieran? ¿Acaso no era lo más fácil y lo mejor para mí?«Marc, ¿qué es lo que realmente quieres?», no pude evitar pensar.Mientras conducía, Rodrigo observaba mi semblante a través del espejo retrovisor, y me preguntó con cautela: —Señora, en realidad no necesita pelearse así con el jefe. Después de todo, usted es su esposa legítima
¡Qué broma tan buena! ¿Entonces por qué vino a buscarme para informarme que Marc se haría cargo de ella? Sería suficiente con buscar a Marc, ¿no es así?Mientras hablaba, acarició su vientre:—Tienes que apurarte con los trámites del divorcio, no sea que se complique inscribir al bebé.—Entonces ve y apúrale a Marc —le respondí fríamente.Las oficinas tenían aire acondicionado todo el año. Me quité el saco y lo colgué, luego tomé el rociador y empecé a regar las plantas frente a la ventana. Ya que Marc no quería poner límites con ella, tampoco me apuraré yo. Que Ania se las arregle con él.Ella bufó con desdén:—No me vengas con el cuento de que no te importa, cuando por otro lado no dejas de acaparar a Marc y no lo dejas ir. La neta es que puedo entenderte, eres una huérfana, tienes que aferrarte a este árbol de los Romero para que te den de comer y vestir. Es algo bien humano. Sin embargo, Delia, siendo mujer, deberías tener un poco más de recato. No te empeñes tanto por un hombre,
Le di un consejo sincero:—Si esperas que tu hijo no sea ilegítimo, entonces ve a buscar a Marc y dile que se divorcie de mí de inmediato, ¿entendido? No armes un escándalo aquí, si sufres un aborto en mi oficina, perderías una ficha más para ser su esposa.Dicho esto, le dije a su asistenta:—Acompaña a tu jefa se vaya de aquí.Ania se enojó tanto que casi saltó de ira, pero suponía que estaba de acuerdo con lo que le había dicho, por lo que solo se fue sin decir más.Y, en realidad, la dirección que le di también sirvió de maravilla. ¿Por qué lo sabía? Porque, por la tarde, recibí la llamada de Marc:—¿Qué fue lo que le dijiste que la alteró tanto? —me preguntó apenas contesté.Detuve mi trabajo, y le respondí:—No le dije nada. Vino a pedirme que me divorcie de ti, por lo que le pedí que te buscara para lograrlo.Su tono se volvió más sombrío:—¿No le dijiste que se fuera al demonio?Me quedé sin palabras… ¿Por qué incluso por eso podría echarme la culpa? No me sorprendió que Ania a