Capítulo 601
El auricular quedó en un profundo silencio.

Me sentí aún más convencida de mis sospechas y, limpiándome la nariz, comenté: —Si me ocultas esto, me preocuparé.

Mateo se llevó una mano a la cabeza, abrumado.

Decirlo provocaría preocupación.

No decirlo, generaría aún más.

Sumida en sus pensamientos, su mirada helada se clavaba en Antonio, que estaba torpemente sentado.

Antonio, aunque sentía un gran malestar, solo podía soportarlo en silencio.

Después de curar sus heridas, se retiró discretamente a un lado.

Mateo echó un vistazo a la herida en su abdomen, se masajeó la frente y dijo: —La negociación de la colaboración no ha ido bien, pero no te preocupes, estoy bien.

...

Esperé a que hablara, y en ese minuto de espera, supe que algo le había sucedido.

Ahora, no podía volar para verlo.

De lo contrario, él tendría que preocuparse por mí.

—¿Puedes decirme la verdad? De lo contrario, ¿cómo puedo evitar preocuparme?

—No necesitas buscar excusas para que regrese pronto —Mateo soltó una leve r
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