Capítulo 531
—Mateo…

Al verlo llegar, me sentí aliviada y, con calma, le dije: —Le inyectaron algo a la abuela, pero no sé qué es.

—Vaya—. K fingió sorpresa—. ¿El señor Vargas está tan preocupado por su novia que se atreve a venir solo?

Tal como había dicho, había investigado a todos mis allegados.

Mateo ignoró sus palabras, me soltó y se acercó a él con pasos firmes. Su tono, aunque relajado, ocultaba una ira palpable: —Si estoy aquí, es porque sé que puedo salir sin problemas. Mejor preocúpate por ti mismo.

—Yo…

K iba a replicar, pero se detuvo, frustrado: —¿Y mis hombres abajo?

—Probablemente heridos o muertos—. Mateo sonrió con desdén—. Nadie vendrá a ayudarte.

K se quedó atónito: —¡Eso es imposible!

Mateo respondió: —Pruébalo si te atreves.

...

K no necesitaba probar nada. El hecho de que Mateo hubiera llegado sin ser detectado lo decía todo.

Sin embargo, no se había oído ningún ruido abajo.

¿Cómo lo había hecho?

Después de todo, los hombres en la entrada eran profesionales.

Mateo vio a la abu
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