Capítulo 381
Sosteniendo el celular, mis pensamientos retrocedieron, llevándome a recuerdos lejanos.

Fragmentos extraños, pero familiares, invadieron mi mente.

—¡Mateo! Dijiste que vendrías a desayunar a casa hoy, ¡y otra vez te quedaste dormido!

—¡Mateo, me duele mucho! ¡Cárgame!

—Mateo, todos dicen que estamos comprometidos, ¿qué significa eso?

—Mateo, ¡alcanza esa naranja grande!

—Mateo...

...

—¿Cómo puedes decir eso? ¿Llegar justo a tiempo también es llegar tarde?

—¿Quién te manda correr tan rápido? Sube.

—Es que me voy a casar contigo.

—Sí, sí, lo sé, querida.

—Irene, ¿no tienes modales? ¡Llámalo hermano!

...

Rompí a llorar: —Mateo, ya no tengo abuelo. La abuela dice que todos se van, que nadie puede quedarse conmigo para siempre.

Él me consoló pacientemente: —Yo sí, Irene, siempre estaré contigo.

Parpadeé, con lágrimas en los ojos: —Mateo, hoy pareces una buena persona.

Él levantó la barbilla con orgullo y me corrigió como un adulto: —Soy un buen hermano.

...

Los recuerdos de mi infancia, los
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