Capítulo 308
Cualquier imprudencia que cometió tendría su precio.

La familia Hernández era demasiado problemática, y no quería arrastrarlo a ese lío.

Él guardó silencio un instante antes de responder: —Está bien.

Su voz era cálida como siempre, pero parecía cargada de una leve decepción.

Antes de que pudiera colgar, una mujer madura y sensata apareció en la puerta de mi oficina.

Me puse en alerta, le asentí mientras Enzo seguía diciendo por el celular: —Delia, algún día podré protegerte como mereces.

Parecía un juramento, una promesa.

Tan sincero que rozaba lo increíble, como si estuviera a punto de entregarme su corazón.

Si no fuera por la presencia de la mujer delante de mí, quizás en este momento me habría estremecido.

Pero no existía el 'si'.

Tras una breve pausa, respondí en voz baja: —Enzo, me haré más fuerte poco a poco. Llegará un día en que nadie podrá volver a hacerme daño.

Él pareció captar la indirecta en mis palabras: —Delia...

La mujer que esperaba fuera ya no quiso seguir esperando y
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