Capítulo 312
Pensé que Augusto aceptaría sin problema.

Sin embargo, al otro lado de la línea hubo un incómodo silencio. Tras un momento, aclaró la garganta, como si estuviera bajo presión, y dijo: —Señorita Lamberto... ¿Está considerando vender sus acciones? ¿No prefiere mantenerlas?

—Sí —respondió Olaia con una sonrisa.

—¿Para qué conservar algo que le dio un exmarido? Es mejor convertirlo en dinero.

—Ejem... ejem...

Augusto tosió con fuerza, como si se hubiera atragantado.

No estaba claro si se le había caído algo o si alguien estaba molesto.

Con dificultad, Augusto continuó: —En realidad, hemos pausado la compra de acciones por el momento. Le aconsejo encarecidamente que mantenga sus acciones. En menos de tres meses, su valor podría superar incluso el máximo histórico del Grupo Romero.

Olaia, algo escéptica, preguntó: —¿En tan poco tiempo puede subir tanto?

—Definitivamente, e incluso más —respondió Augusto con firmeza.

—Persuada a la señorita Lamberto de que no venda, sin importar la oferta.

—E
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