Capítulo 316
Él soltó una risa sarcástica: —¿Entonces comienzas tus vacaciones pasado mañana?

—Sí.

Sin rodeos, dijo: —Entonces, a las siete de la mañana, partimos hacia la Ciudad de Porcelana.

Me quedaba atónita,

Lo miré, confundida: —¿No ibas a ayudarme primero con Marc?

Con desdén, respondió: —Ahora eres tú la que necesita mi ayuda. ¿No vas a mostrarme primero tu buena voluntad?

— ...

No hay negociación sin astucia.

Marc lo era, y él también.

Pensé en algo y le advertí: — Puedo fingir frente a tus padres, pero soy una mujer divorciada. Ellos probablemente no me aceptarán...

Mateo no lo tomó en serio: —Eso es problema mío.

El ascensor llegó al piso. Respiré hondo y acepté: —Está bien, acepto.

Luego la puerta se abrió.

Nos separamos y, al salir, me sorprendió ver a Enzo frente a mi puerta.

¿La familia Jiménez realmente estaba dispuesta a dejarlo venir a buscarme?

Mateo echó una última mirada en nuestra dirección y continuó su camino: desbloqueó la puerta, entró y la cerró de golpe.

Fuera, solo se o
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