Al escuchar esas palabras, me quedé pasmada.¿Estaban peleando por mí?La mirada de Enzo se oscureció de pronto, como si hubiera recordado algo y se hubiera distraído un poco. Aprovechando la oportunidad, ¡Marc se levantó bruscamente y contraatacó! Acorraló a Enzo contra la pared, con una tormenta en sus ojos y una expresión fría y cortante, le dijo:—Escucha, solo Delia sería tan tonta como para pensar que eres un caballero.—¿Y tú qué eres entonces? —Enzo levantó la cabeza, con una sonrisa amarga en sus ojos—: ¿Acaso tú te mereces a ella? Ella también sufrió…Al oír eso, un escalofrío me recorrió el cuerpo. Cuando el puño de Marc iba a bajar en el rostro de Enzo, me apresuré a interponerme entre los dos.—¡Enzo! ¡No sigas!El puño de Marc pasó rozando mi mejilla y se estrelló contra la pared. Mientras tanto, su expresión se volvió repentinamente fría y feroz. Entrecerró los ojos y, con una rabia que parecía querer devorarme viva, soltó una risa burlona:—¿Lo estás defendiendo tanto?
Sabía muy bien su carácter indiferente y decidido, pero nunca pensé que él lo aplicaría conmigo.Ese sentimiento agrio me golpeó la nariz. Giré la cabeza y contuve con fuerza la pena en mis ojos. Pensando en la situación de mi tía, aguanté una y otra vez hasta que finalmente me rendí, diciéndole con un toque amargo:—Señor Romero, mi familiar está enfermo y necesita una habitación VIP, ¿puede ayudarme a conseguir una?Su expresión se congeló de inmediato, sus dedos temblaron ligeramente y su voz sonó áspera:—¿Cómo me llamaste?Apretando los puños, le repetí:—Señor Romero, por favor…Este título parece haberlo molestado, apretó la mandíbula y con frialdad dejó escapar una palabra dura:—No.—Delia...Ania, que estaba bebiendo pequeños sorbos de agua con una expresión inocente, habló:—Lo siento, el hospital solo tiene tres habitaciones VIP, mi mamá ocupa permanente una, y ahora tengo que quedarme aquí por un tiempo, y Marc me preocupa mucho si no estoy en esta habitación. Hasta la últ
Esta era la primera vez que le exigía algo de manera tan obstinada y firme frente a Marc.Su mirada se veía algo sorprendida, echó un vistazo rápido hacia el hombre que estaba a mi lado y su respuesta salió aún más fría y distante:—Tendrás que esperar, ¡no tienes otra opción!—De acuerdo —asentí suavemente y dije con calma—. Entonces dejaré que todo el mundo sepa que la familia Romero está podrida por dentro, ¡hasta la amante puede intimidar a la esposa legítima! ¡Y me interesa saber cómo le vas a enfrentarte a tu abuelo recién fallecido!Al mencionar al abuelo, él se quedó seco por un segundo. Parecía reaccionar tardíamente que, lo que más detestaba el abuelo cuando él aún estaba viva, era la relación no limpia entre él y Ania.No se sabía que él estaba pensando por respeto al abuelo o si le preocupaba la reputación de Ania, pero, finalmente se dirigió a Ania con frialdad, reprimiendo sus emociones:—Que tu amiga se quede en una habitación normal. ¡Así se va a quedar!Ania seguía a r
Cada fin de semana, lo primero que hacía después de regresar de mi trabajo a tiempo parcial fue limpiar la casa y lavar la ropa, para poder ganar una buena actitud de Juan. Aun así, si no fuera por la insistencia de mi tía, el padre e hijo ya me habrían echado de la casa.En cuanto a mi parte de devolverles el favor, también ya me quedé con tranquilidad porque ya no les debía mucho. Ahora solo me preocupaba por mi tía.Sin embargo, hoy, ¡ellos se atreven a decirme que tenían la mitad del mérito de que pudiera casarme con Marc! Le eché un vistazo a Adam y esbocé una media sonrisa:—¿Fue por mí que estudiaste diseño?Adam me respondió:—Sí, claro. Con todos esos regalos caros que nos compraste en las festividades, y el dinero que siempre nos ha dado, me hicieron pensar que el diseño era un negocio muy lucrativo. De no ser así, ni loco escojo esta carrera de pacotilla.—... ¿De qué escuela te graduaste?—Del Instituto Politécnico de la Ciudad de Perla.Pues, ese instituto…Al ver esa mism
¡Era Marc!Los ojos ámbares de Enzo se encontraron directamente con los de Marc. Uno tenía un aura cálida y suave, mientras el otro era frío y sombrío. Instantáneamente me dio la sensación de una tensión en el ambiente. Como si ellos no fueran viejos amigos, sino dos personas que se encuentran en bandos opuestos.Al repasar cuidadosamente, me di cuenta de que, después de que Enzo regresó del extranjero, la relación entre él y Marc ya no parecía como la de los días en la universidad. Marc malinterpretó mi relación con Enzo, pero ¿qué le había pasado a Enzo? ¿Qué lo motivaba actuar así? Bueno, al final, eso era algo entre ellos y no me correspondió indagar.Marc se acercó con sus largas zancadas, irradiando una fuerte presencia de intimidación, y lanzó una mirada burlona a la chaqueta que llevaba puesta.—¿Son tan cariñosos?—No tanto como ustedes —le respondí fríamente, sin pensarlo.Desde el incidente de ayer, cada palabra que él había dicho y cada acción que había tomado estaban consu
—Perdóname, en realidad, también me enteré de eso por casualidad —me respondió en tono suave.El origen era que Olaia publicó una publicación en su Instagram sobre mi accidente automovilístico y hospitalización. Él le había preguntado el número de mi pabellón y planeaba visitarme hoy.Pero cuando llegó al hospital hoy, justo escuchó a las enfermeras hablar de mí y se enteró de que no solo sufrí las lesiones en el accidente, sino que también aborté y ya me fui del hospital el mismo día.Fruncí los labios ligeramente:—Entonces, ¿por qué peleaste con él…?—Solo ambos estábamos enojados —lo pasó por alto y me miró con ojos cálidos—. ¿Y tú? ¿Cómo has estado estos días?—No sé cómo describirlo… —bajé la mirada y casi sin querer, le conté—: Antes, cuando él me gustaba, esperaba que nuestro matrimonio fuera todo perfecto. Luego, cuando yo estaba embarazada, anhelaba que el bebé viniera a este mundo a salvo y se convirtiera en mi único familiar. Pero ahora...Solté una risa amargura:—Ya no te
—Sí, ya lo entiendo… —le sonreí.Mis ojos ya se llenaron de lágrimas. Al levantar la mirada, vi una estrella brillante. Esa parecía tener la fuerza de liberarme del deprimido estado de ánimo.Enzo me entregó un pañuelo que había sacado del carro.—Llora, llora todo lo que quieras hoy, pero después ya no más. Llorar demasiado te lastimará los ojos —me dijo con suavidad.No me dejó quedarme mucho rato en la montaña y me llevó de vuelta a la ciudad. Después de dudar un poco, le pregunté con cautela:—Enzo, la muchacha que te ha gustado por tantos años debe ser una persona muy, muy especial, ¿verdad?—Sí —asintió sin titubear, con una mirada cada vez más llena de cariño—, es la misma niña que te mencioné hace rato.No pude evitar quedar perpleja:—Pero eso fue... hace muchos años.—Sí, han pasado veinte años —lo dijo sin rodeos.Aparentemente, era un cariño genuino, profundo e inquebrantable, sin duda.Suspiré y no dije nada más. Hasta que llegamos al edificio donde vivía Olaia, le agradec
Sabía que él no estaba bromeando.Como no quería que su aparición causara molestia a Olaia, accedí:—Ya lo sé.Antes de bajar, Olaia actuó igualmente como Enzo: me envolvió en un abrigo de plumas bien largo y me pusieron el gorro.—Si te molesto, aguanta —dijo ella dándome un zape—. Dicen que ahorita con el frío, te puede doler la cabeza en el futuro.—Sí, sí, eres la mera onda.Sabía que ella lo hacía por mi bien, así que le contesté a gusto y me puse unas chanclas cualesquiera para bajar.Al verme salir del edificio, Marc me miró con ojos profundos y me preguntó:—¿Por qué traes tanto abrigo, estás malito?—¿Eso en serio te interesa?Me di cuenta de que ya no podía hablarle más ni de forma normal. Si de verdad se preocupara por mí, aunque no supiera lo de mi embarazo, ayer al menos debería haber preguntado cómo estaba después del accidente. Después de todo, me atropellaron.Marc frunció el ceño:—¿Por qué tienes que contestar tan a la defensiva?No quería meterme en más broncas, por