36.La golfa tiene nombre

Capítulo treinta y seis: La golfa tiene nombre

“Narra Sofia Galanis”

—¡Pobrecita! Me da tanta pena —escuché una voz que me pareció familiar. Era de una mujer, aunque no parecía sincera. Reconocí a Apolo y cuando él me incorporó para darme un trago, la misma voz femenina agregó—: Está fatal...

—Bebe. Te hará sentir mejor —me incitó Apolo.

No había nada que pudiera hacerme sentir mejor. Apolo se estaba aprovechando de mi enfermedad. Bebí, porque supuse que ningún argumento le valdría a él.

—Vete —murmuré entre desvaríos.

—No puedo dejarte sola en la habitación en estas condiciones —murmuró, como si hubiera leído mis pensamientos.

—¡No te quiero cerca! ¡Ojalá te contagies! —titubeé.

Inesperadamente, se rió, mientras me rodeaba los hombros con sus brazos, como si desafiara el contagio. Apolo nunca estaba enfermo. La idea lo divertía, porque tenía una salud de hierro.

A partir de ese momento, perdí por completo la noción del tiempo. Tampoco distinguía entre el sueño o la vigilia. ¿Había do
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