Capítulo cuarenta y cinco: Tu amor me hace más fuerte "Narra Sabrina Spencer"—Tengo que contarte algo —comentó mi marido de pronto mientras me abrazaba—. Nunca he querido hablarte de la noche que mi madre me entregó a mi padre y se marchó, pero fue un momento de capital importancia para mí, la señal de mi gran fracaso, una advertencia contra aquello en lo que podía convertirme. Mi gran debilidad. —Tú no eres débil. Si sé algo seguro sobre ti, es eso. —Pero lo he sido, he tenido miedo. Como tú, me daba miedo volver a sufrir como sufrí entonces. Temía no poder ser lo que se exigía de mí como líder del imperio Caruso. No es que no sienta nada, Sabrina. Siento tan profundamente que llevo casi toda mi vida tratando de no hacerlo. —¿Qué pasó el día que tu madre se marchó? —Me metió engañado a una camioneta, me dio la espalda para marcharse sin mirar atrás ni una sola vez y supe que no volvería a verla nunca. Lo sabía porque siempre supe que me parecía más a ella que a mi padre. Sentía
Capítulo cuarenta y seis: Lo único importante "Narra Sabrina Spencer"—Felicitaciones, chicos —repitió el médico.Yo no hice otra cosa excepto mirar a Fabio, quien estaba pálido como nunca antes en mi vida lo había visto. —Parece que vamos a tener un heredero y uno de reserva a la vez —traté de bromear llena de nervios. —Ninguno de los dos será de reserva —aclaró él con tono fiero. —Lo sé, pero es así como se llama. Y es así como tú llamas a tu hermano. —Voy a prohibir el uso de ese término —anunció él, con los ojos clavados en la pantalla—. Gemelos. ¿Estás absolutamente seguro, O' Connor? —En absoluto. Le ganaste a Apolo sin duda con esto —respondió el médico—. Parece que el sangrado no era nada importante y que la semana pasada era demasiado pronto para detectar los latidos. Fabio se inclinó para besarme en la mejilla. —Estás llena de sorpresas, mi señora Caruso.—Sí, literalmente. Yo, con los ojos clavados en la pantalla, con la prueba de la vida ante mis ojos, suspiré de f
Epílogo: Más que a nada en el mundo "Narra Sabrina Spencer" Siete meses después nacieron Fabio Junior y Brina Caruso. El pequeño bebé era demasiado mañoso y desde su nacimiento, mientras que su hermana era dulce como un pastelito. Yo no podía recordar la última vez que había dormido más de tres horas seguidas. Sí, la maternidad era agotadora, pero con solo una sonrisa de mis bebés mi mundo se iluminaba y hacía que todo valiera la pena. —Mi obsesión por buscar una esposa perfecta me llevo hasta ti, hasta ustedes dos —confesó mi marido de pronto mirándonos a los bebés y a mí—. ¿Quién lo hubiera imaginado? —Las nubes se disiparon y el hermoso rostro de Fabio se iluminó—. Entre el rencor, el miedo y la ignorancia, no he podido pensar en formar una familia. Y, sin embargo, la tengo aquí, ante mis ojos. Percibí la emoción que irradiaba. —Y ni siquiera te he dado las gracias todavía —añadió. —No tienes que darme las gracias, Fabio. —Desde luego que sí. Un millón de gracias por el regal
Extra Fabio y Sabrina La tradición de San Valentín: Aniversario de reinicio "Narra Fabio Caruso"El catorce de febrero, día de San Valentín, era oficialmente mi día favorito. Lo había sido durante los últimos tres años, desde aquella noche en la que mi mujer me esperó en el despacho de la casa a medianoche para pedirme el divorcio, la misma noche en la que habíamos concebido a nuestros hijos y nuestra historia de amor se había reiniciado. Porque desde entonces todo había cambiado. Y, sobre todo, yo había cambiado. Miré el gran salón familiar de la mansión, con sus preciosos adornos y los juguetes de los niños desparramados por doquier. Ya era hora de dormir y les tocaba recoger todo.Los niños ya estaban protestando, por supuesto, tanto por tener que limpiar el desastre como por dormir. Eran un par de cabritos que adoraban dar guerra.—No quiero irme a la cama —protestó Brina, haciendo uno de esos pucheros que eran a la vez irritantes y adorables. Con tres años, había descubierto
Extra Apolo y Sofía: La felicidad de estar juntos"Narra Sofia Galanis"Estaba tumbada en una hamaca a la sombra y veía a los niños jugar en la nueva piscina. Fabio , el mejor amigo de mi marido, los vigilaba, lo cual era justo porque la mitad de los sobreexcitados críos eran de Sabrina y suyos.Yo había tenido que ponerme pesada para que Apolo accediera a construir una piscina en la casa de campo que habíamos comprado fuera de la ciudad. Él prefería que su vida allí fuera más sencilla y menos lujosa que en Londres o en Atenas.—¡Adonis! —gritó mi esposo de repente al niño de cuatro años que intentaba empujar a su hermana mayor por unas semanas apenas a la piscina—. ¡Para ta!Pero mi hijo sonrió con ojos traviesos y, mientras no lo miraba, Ezzianne, su hermana, lo empujó y cayó al agua.—¡Eso es peligroso! —chilló mi marido.—Los hombres se ponen como locos cuando los niños hacen lo que les sale espontáneamente —comentó Sabrina, tumbada en otra hamaca a mí lado, mientras nuestra peque
Capítulo uno: ¡Hay alguien en mi cama!“Narra Sophia Wilson”El despertador suena como cada mañana, pero mis ojos se niegan a abrirse. Siento como si no hubiera dormido en años, claro que debe ser por la juerga de anoche. Ha sido un cumpleaños bastante... diferente y todo gracias a mi hermana.Un dolor agudo me recorre el cuerpo y me doy la vuelta sobre la cama para acomodarme mejor. Sin embargo, cuando mi mano tropieza con algo duro, me detengo en el acto. Hay alguien en mi cama...«Seguro es Archie».Solo puede ser él. El último recuerdo que tengo de anoche es buscar su habitación y... se me distorsiona la realidad.Alzo una mano buscando el interruptor de la luz, no obstante, alguien más termina haciéndolo por mí.—Buenos días, cariño.... —mi boca se congela al mismo tiempo que abro los ojos como platos antes de gritar histérica.No es mi novio a quien tengo frente a mí con el torso desnudo. Ni siquiera lo conozco.—Por lo general no suelo tener ese efecto en las mujeres —le escuch
Capítulo dos: Me han tendido una trampa“Narra Apolo Galanis”—Detén el video —ordené mientras arrugaba los billetes de euros que aún guardaba en las manos. En toda Europa había visto mujeres valerse de cualquier artimaña para meterse en mi cama. Sin embargo, esta deconoida era diferente. No solo había logrado acostarse conmigo, sino que encima se había atrevido a humillarme.De solo pensarlo apreté los dientes.—No tenemos nada, señor —me avisó mi secretaria—. Hemos revisado todas las cámaras e vigilancia del hotel, pero al parecer han sido manipuladas. Alguien le ha dado la llave de la habitación y señor… —la rubia me observa comedida—, la botella de whisky del mini bar está alterada.—¿Me drogaron? —exclamo incrédulo—. ¡Me han tendido una trampa! —Tienes que haber sido de Rudolph Enterprises. —Sí —coincido—. Lo hicieron para sacarme del juego. Pero lo llevan claro —me froto la frente, todavía sintiendo los efectos de la bebida—. Doblaré la oferta de compra de las acciones de la n
Capítulo tres: El desconocido es mi jefe“Narra Sofía Wilson”—Eres una desvergonzada —me señaló mi padre, tirándome las fotos encima al mismo tiempo que yo seguía estática del asombro—. ¡¿Cómo pude tener una hija como tú?—Papá —tragué saliva buscando las palabras que me habían abandonado—, puedo explicarlo…—¿Qué me vas a explicar? ¡Las fotos lo dicen todo! No esperaba que mi madrastra y mi medio hermana fueran tan crueles, que se atrevieran a semejante bajeza. Sin embargo, lo que más me dolía era la actitud de mi padre. Ni siquiera me daba la oportunidad de justificarme. No dije nada. No tenía nada que decir. Él ya me había crucificado. Además, siendo Emma su niña bonita, no me creería cuando le dijera que había sido ella precisamente quien me había tendido esta trampa. Quise gritar, patalear, esfumarme en el acto. ¿Por qué me pasaba eso a mí? Apenas ayer era una muchacha llena de sueños, celebrando su cumpleaños y emocionada por reencontrarse con su prometido. —No importa lo q