¡CÁSATE CONMIGO! Tendrás a mi bebé.
¡CÁSATE CONMIGO! Tendrás a mi bebé.
Por: Krista Miller
1.¡Hay alguien en mi cama!

Capítulo uno: ¡Hay alguien en mi cama!

“Narra Sophia Wilson”

El despertador suena como cada mañana, pero mis ojos se niegan a abrirse. Siento como si no hubiera dormido en años, claro que debe ser por la juerga de anoche. Ha sido un cumpleaños bastante... diferente y todo gracias a mi hermana.

Un dolor agudo me recorre el cuerpo y me doy la vuelta sobre la cama para acomodarme mejor. Sin embargo, cuando mi mano tropieza con algo duro, me detengo en el acto. Hay alguien en mi cama...

«Seguro es Archie».

Solo puede ser él. El último recuerdo que tengo de anoche es buscar su habitación y... se me distorsiona la realidad.

Alzo una mano buscando el interruptor de la luz, no obstante, alguien más termina haciéndolo por mí.

—Buenos días, cariño.... —mi boca se congela al mismo tiempo que abro los ojos como platos antes de gritar histérica.

No es mi novio a quien tengo frente a mí con el torso desnudo. Ni siquiera lo conozco.

—Por lo general no suelo tener ese efecto en las mujeres —le escucho gruñir entre dientes.

—¿Quién eres tú? —cuestiono de inmediato—. ¡¿Y por qué estás en mi cama?!

De pronto, reparo en su figura... ¡está desnudo! Y yo... ¡joder, yo también!

Tiro de la sábana a la velocidad de la luz para cubrirme.

«¿Qué demonios sucedió anoche?»

Mi mente es un completo desastre. No consigo recordar lo que pasó en absoluto. No obstante, siento la sangre abandonar mi sistema en cuanto veo las manchitas sobre las sábanas.

«No»

Esto no puede estar pasando. ¡No puedo haber tenido sexo con un desconocido! ¡No puedo haber perdido mi virginidad con él!

—¿Qué pretendes? —la voz del sujeto con acento extraño interrumpe mis pensamientos de manera brusca.

—¿Perdona?

Él simplemente sonríe antes de ponerse en pie para vestirse. Todo cuanto transmite su postura es frialdad, una que me cala los huesos.

«No me gusta».

«Pero tiene un físico de muerte», salta una vocecilla en mi cabeza que apago de inmediato.

Suelto un pequeño gemido al ver un poco más allá de la pelvis y giro sobre mis pies azorada.

—No finjas conmigo, preciosa, que ya has tocado todo esto hace unas horas.

—No, yo no... —soy consciente de que el color regresa a mis mejillas hasta sonrojarme con intensidad—. ¿Qué sucedió exactamente?

—¿No te acuerdas? Déjame refrescarte la memoria...

No veo venir su agarre en la mejilla, ni mucho menos el pellizco en la barbilla.

—¡Déjame ir! —exclamo atemorizada.

Entonces, para mi sorpresa, él me libera como si nada hubiera sucedido antes de mirarme por encima del hombro.

—Patético —murmura, dejándome alucinada—. Te daré dos minutos para que te vistas y dejes mi habitación.

¿Pero qué...?

Sin perder un minuto más recojo mi vestido del suelo para vestirme a toda prisa.

Todo parece indicar que he pasado la noche con un desconocido, pero yo he venido por...

—¿Dónde está Archie?

—¿Quién?

—Mi novio. Mi hermana me dijo que estaba aquí...

Escuchando mis propias palabras me doy cuenta de lo ridículas que suenan.

«Emma», ella tiene la culpa de esto. Estoy casi segura.

—Eres buena actriz, pero yo las he conocido mejores —me quedo clavada en mi sitio como una estatua mientras él saca un bolígrafo y escribir algo para después entregarme un trozo de papel—. ¿Es esto suficiente?

Un cheque. El muy imbécil me ha entregado un cheque. Como si yo fuera una... una p....

Ni siquiera tengo el valor de decirlo.

Recorro al sujeto de pies a cabeza y tras tomar una profunda respiración y contener el aire, le aguanto la mirada, con un valor que jamás he sentido antes.

—No, no es suficiente. Ni con cien de estos —ni siquiera miro la cifra. Sencillamente rompo el cheque en dos trozos y abro mi bolso para sacar el primer billete que encuentro—. Creo que esto cubre tus servicios. De hecho, puedes quedarte el cambio. Agradezco enormemente no recordarlo.

Sin más que decir, doy media vuelta para luego salir disparada de esa habitación del demonio.

Necesito encontrar a mi novio. ¡Dios mío! ¿Cómo demonios voy a explicarle esto?

—¿Qué diablos me has hecho, Emma?

Si mi hermana tiene algo que ver en esto, juro que va a conocer mi peor cara. Esta vez no se la dejaré pasar.

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