Capítulo quince: Lo que ves es lo que soy“Narra Apolo Galanis”El tic de la mandíbula me tembló y mi celular crujió bajo mi fuerte agarre cuando envién el mensaje. ¿Con que el idiota de Archibald era mejor que yo, no? Pues eso lo comprobaríamos en persona.—Nos vamos —la tomé del brazo con fuerza para arrastrarla fuera de casa si era necesario.—¿A dónde me llevas? —caminaba obligada por mi arrastre—. ¡Suéltame, bruto!No me detuve, bajamos las escaleras y la conduje hacia la salida de la casa, en donde el auto me esperaba con las puertas abiertas. Casi que la cargué en brazos para subirla al vehículo, maldiciendo por lo bajo mientras peleaba con ella para detener sus patadas.—¿Qué demonios crees que haces? —me gritó—. ¡Estás loca!—Vamos a comprobar tu teoría —le respondo—. Yo soy lo que soy, Sofia, pero por lo menos no me escondo, ni me justifico, ni miento a nadie. Lo que ves es lo que soy. Esta es mi verdadera cara, veamos si puedes decir lo mismo de tu querido Archie cuando lo
Capítulo dieciséis: Nunca tu mujer “Narra Sofia Wilson” Tan pronto como Apolo pronunció esas palabras lo mirpe atónito. ¿Que intentaba hacer? ¿A dónde quería llegar? Porque yo estaba segura de que él no me dejaría ir mientras yo llevara a su hijo en el vientre. Me enojé grandemente. ¿Quién se creía que era para manejar mi vida? ¿Quién creía él que era yo para que me tratara como un objeto que podía intercambiar por lo que le diera la gana o tirarme a la basura cuando quisiera? —Yo… —Archie balbuceó con la cabeza baja y sonrojado. POr mucho que yo buscaba su mirada él simplemente me esquivaba—. Es imposible que renuncie a lo que me pertenece por derecho. ¿Qué clase de proposición es esa? —No le estoy pidiendo que renuncie, señor Princeton —objetó el padre de mi bebé—. Ya le he dicho que soy socio de su empresa. Sé perfectamente la crisis económica que están atravesando. Yo simplemente le doy dos opciones: recuperar a Sofia o salvar la empresa. Yo solo estoy dispuesto a cocederle un
Capítulo dieciséis: Boda y Noche de Bodas“Narra Sofia Wilson”Prácticamente no nos hablábamos el uno al otro durante la siguiente semana y cuando lo hacíamos, no pasábamos de dos palabras. Yo había volcado mi atención en la organización de la boda, aunque no me hiciera ilusión alguna. Me había encargado de todo, desde el diseño más básico hasta las tarjetas de invitaciones. Lo que sí no manejaba era la lista de invitados, puesto que por mi parte no tenía a nadie a quien quisiera llevar. Por eso no me sorpredió no hayar a nadie de mi familia en la lista, ni siquiera a mi padre. Tampoco dije nada, no me importó, como mismo yo no les importaba a ninguno de ellos.Pronto llegó el día de la boda y pese a que hice lo posible por mantener un perfil bajo y mantener además la calma, me fue imposible. De solo pensar que no solo me estaba casando con Apolo Galanis, sino con su popularidad, su mal genio y la sociedad elitista a la que pertenecía.Cuando caminé con mi vestido blanco de cola haci
Capítulo dieciocho: Estás despedida“Narra Sofia Galanis”Cuando llegué a la empresa eran apenas las ocho y media de la mañana. Había llegado justo a tiempo para comenzar la jornada. Tomé una respiración profunda y entré a la oficina.Parecía mentira que llevara un mes alejada del trabajo. Había sucedido tanto y mi vida había dado un cambio radical desde aquella mañana en la que me desmayé, que parecía que hubiera pasado una eternidad.Ahora era la señora Galanis y todo el mundo me miraba diferente, como si me adoraran y la indignificante Sofia Wilson a la que todos miraban por encima del hombro no hubiera existido.—¿Sofia, eres tú? —mi jefa me observó pasmada,con la boca abierta de paren par. Internamente yo solté un resoplido. Ya no era “Wilson”a secas, sino una delicada “Sofia”, como si fuéramos amigas de toda la vida—. ¿Por qué no me avisaste que venías? ¿O me hubieras dicho qué venías a buscar y yo personalmente te lo hubiera llevado a la mansión Galanis?—No he venido a buscar n
Capítulo diecinueve: Serás mi secretaria“Narra Sofia Galanis”Hasta ahora había resistido la tentación de tirarme encima de él, atacarlo y romper la cabeza. Pero mi marido me lo ponía extremadamente dificil. —¿Por qué? —su actitud tan distante terminó por irritirame notablemente—. No puedes hacerme esto, Apolo.—Ya lo he hecho, querida. Ahora vuelve a casa, donde debes estar…—Existe una ley, ¿sabes? —repliqué cada vez más sacada de quicio—. Una ley laboral que protege a cualquier trabajador, y ni siquiera tú, tu dinero y tu ego están por encima de ella.—¿Quieres denunciarme? —él frunción el ceño, pero aparte de eso no mostró emoción alguna. Es como si yo estuviera hablando con una piedra—. Adelante —me retó—. Apuesto que será una noticia muy interesante y jugosa para los medios. “Recién estrenada Señora Galanis denuncia a su propio marido”. No suena mal, ¿eh? Sobre todo si le cuentas que la esposa del hombre más poderoso y rico de Londres quiere limpiarle el suelo a su marido. Eso
Capítulo veinte: Anciano prematuro “Narra Sofia Galanis” Era la primera vez que trabajaba en un oficina tan grandes y sobre todo como secretaria. Maritza, su secretaria ejecutiva principal, tenía su propia oficina, mientras que yo estaba atascada con el frío malhumorado jefe las ocho horas laborales. Cualquiera estaría maravillada o deslumbrada, sin embargo, a mí aquella enorme y lujosa oficina no me gustaba nada. Porque, por muy grande que fuera el espacio entre los dos, seguíamos estando solos, encerrados, escuchando la respiración del otro, siendo consciente de cada uno de sus movimientos. Eso sin hablar de la tensión que se podía sentir en el ambiente, tenía la impresión de que podría cortar la tensión incluso con el filo de mis uñas ahora destrozadas de comérmelas. Lo bueno fue que a pesar de mi nuevo estatus, mi marido fue el primero en no darme un trato especial alguno. Maritza me entregó un montón de papeles para que los ordenara por fecha y estadísticas para después transcr
Capítulo veintiuno: Ardiendo de deseo “Narra Sofia Galanis” > > Un brusco movimiento interrumpe mis cavilaciones y entonces, lo que sigue es de locos. La mano que seguía en mis muslos avanza por mi estómago, masajea mis pechos, provocándome un gemido ahogado y me pellizca justo antes de tomarme del cuello. Clava sus dedos en mi garganta y pega sus labios a los míos con rabia. —Estás ardiendo, Sofia —jura en un tono seco—. Estás ardiendo de deseo por este anciano prematuro… ¿A que sí? Siento que me falta el aire y que está siendo tan bruto que le doy una cachetada... Sin embargo, todo queda en un intento, porque el muy bruto me sostiene la muñeca y la lleva contra la puerta del auto cerrada. Creo que estamos en movimiento y si alguien nos está escuchando me importa un pepino ahora mismo. Tengo un peso extraño en la cabeza que no me deja pensar en nada, solo puedo sentir la necesidad de explotar y liberarme. Tropiezo con algo duro
Capítulo veintidós: Síntomas de embarazo“Narra Sofia Galanis”Me alejé todo cuanto pude de él y giré mi cabeza hacia la ventanilla para ver las calles que íbamos pasando y me centré en ello, aunque hacerlo me provocara un ligero mareo. Entonces, mi estómago rugió de repente y dejé escapar un jadeo ahoagdo.—¿Algo más que quieras compartir, Sofia? —preguntó Apolo con fastidio.Después de las duras palabras que yo le había soltado, y que encima él no hubiera respondido ni siquiera con una mirada, la verdad es que no quería decir nada más. Sin embargo, el bebé que crecía dentro de mí era el dueño de mi cuerpo justo en aquel momento. Exigía lo que quería y no me podía negar. Eso ya me daba indicios de que saldría como el neandertal de su padre y me daría más quebraderos de cabeza que el propio Apolo Galanis.Tragué saliva antes de abrir la boca, sin voltear a mirarle.—¿Podemos detenernos en la siguiente intercepción? —pregunté, sintiendo otro retorcijón en el estómago.—No te vas a ir s