No me conoce, jefe.

Blanca.

__ Bien, creo que con estos papeles tenemos una base sustentable de su compromiso.- dijo la cuidadora de servicios infantiles. - Si todo sigue como hasta ahora, se seguro no le encontrarán problema a darles la custodia de la niña.

__ Es bueno saberlo. - concordó mi jefe.

__ Dijeron que pronto viajarían a visitar a su familia ¿no es así? - asentí ligeramente. - Bueno, aunque esto no es muy común, quiero tener datos concretos de sus familiares. Saber si tienen antecedentes penales y todo lo relacionado a su buen comportamiento, que de ser como usted, de seguro no hay problemas.

__ Claro que no. Ellos son maravillosos. Cuando les conté de mi compromiso estuvieron felices por mí. - mentí. Tenía una semana de comprometida y nadie lo sabía, pero no podía reconocerlo. No frente a Margarita, la cuidadora. - Por cierto, traigo la invitación de la boda para usted. Será algo muy privado, pero pudimos aumentar diez invitados más a la recepción.

¡Dios, me iría al infierno de tanto mentir!

En cinco días ya tenía todo listo para la dichosa boda. Organizando el sitio, el banquete y cada invitado que podría servirnos de testigos confiables para que la unión no fuera en vano. Pero sobretodo, fue una gran sorpresa que estos dijeran que mucho nos habíamos tardado en ser pareja.

Nunca pasó por mí mente tener pareja desde que mi relación fallida dos años atrás se dió. Era un poco difícil de pensar, como tampoco quise intentar algo con otra persona. Temí que el resultado fuera el mismo y ahora estaba a unos días de casarme con mi jefe.

¿Algo más extraño que eso?

En verdad nada más podía pasarme.

__ Se les asignará un monitor que los vigile, para ver si cuentan con la disposición adicional que se requiere para el bienestar de la pequeña. - Manos asentimos. - Les daré su número para que se contacte con ustedes, así podrán organizar las visitas que serán tres por semana, en horarios flexibles para ambos.

Aparte de tener un esposo que apenas y sabía mi nombre, debía tener a otro que de seguro era peor que Theo. En verdad hubiera agradecido ser desaparecida en ese instante.

Me tensó la sola idea de solo pensar en como sería lo vida desde que me casara con Theo, no porque lo considerara malo, aunque de cierto modo si lo fuera. Todos en la empresa lo tachaban de cruel e inhumano por su atención en los errores. No le dejaba pasar ninguno a nadie.

Era perfección o perfección. Por ello me esmeré en que fuera todo correcto desde que entré a ser su asistente. Aún en las cosas que odiaba hacer con las compañías de una noche.

__ Nos harán preguntas de como nos conocimos, ya sabemos que en la oficina. - leyó el formulario que nos prestaron. - Si tenemos alguna enfermedad o alguna alergia que afecte a la bebé, yo cuento con perfecta salud, usted también.

__ ¿Como sabe? - cuestioné.

__ Porque lo aparenta. - ahí comenzamos mal.

__ No porque lo aparente significa que esté con una salud óptima. No me conoce, jefe - recalqué. - Sufro de alergias. Muchas alergias. Con los climas fríos, con algunos bichos también. Usted por su parte tiene alergia a las nueces, no lo he comprobado ni usted tampoco pero en una ocasión tuvo una reacción a la que no le prestó atención por tener una salida con Mila, la modelo...

__ ¿Era eso? - se vió confundido y solo porque se trató de mi jefe no le di un zape. - Creí que era por el cambio de clima.

__ ¿Ve? No conoce ni su propio cuerpo. - reproché e hizo mala cara. - Estamos comenzando mal y aún vamos por el 0.0001 por ciento del proceso.

__ Está bien. Voy a tratar de hacer esto bien.

"Definitivamente debí pensar mucho mejor meterme a algo como esto" pensé.

__ Es que no ha entendido. No es de tratar, es de hacer las cosas bien. - reiteré. - No fallar en esto, porque no perderemos a clientes ingleses, suizos o japoneses. Si fallamos esta vez será su sobrina quien pagará las consecuencias. - miré el auto donde llegamos. - Esto no me compete a mí y le pongo más esfuerzo porque esa bebé merece que nos esforcemos por mantenerla con su familia.

__ Así lo haré, pero se me dificulta. - admitió. - Pero le prometo dar mi mayor esfuerzo, que esto no se irá por la borda y ella podrá quedarse conmigo.

Podía ser muy poco indiferente a sus actitudes de los últimos meses, incluso no quise sentir nada por la bebé desde el inicio, pero las cosas dieron un giro donde tuve que verme metida en la familia de mi jefe, esa pequeña familia que ahora también dependía de mí.

En su casa la niña estaba con la mujer que la cuidaba, Theo rápidamente fue hasta donde ella y tuve que pedirle salir a la chica, ya que mi jefe no era de mostrar afecto ante otros. Siempre era a solas, ni siquiera con su hermana fue así.

__ Blanca. - me habló cuando estaba por cerrar. - No tiene que salir usted. Se supone que será su madre legalmente.

__ No quiero incomodar.

Insistió en que lo hiciera. No pude negarme, porque preguntar de qué forma lo hacía era extraño en ese momento. Por ello me quedé en modo estatua cuando él se acercó a la cuna.

Agarró el puño de la bebé y lo olió para luego acomodarla mejor. La veía de una forma en que gritaba su amor por ella, pero no dijo ninguna palabra más.

Ese era el Theo que conocía, aunque me sorprendió verlo depositar un beso suave sobre la frente de la bebé dormida.

Nunca lo había hecho con nadie. ¿Acaso este era otro Theo?

__ ¿Ha tenido relaciones anteriores? - soltó de golpe dejándome atónita, ante su pregunta.

__ No es preciso saberlo. - refuté.

__ Usted conoce mi vida al revés y al derecho. Quiero ser igual - se volvió hacia a mí.

__ ¿En verdad quiere hacer esto? - saqué la hoja que nos habían entregado. - Porqué tengo otras muy interesantes que podría responder.

__ Lo que sabe de mi vida, no lo sabe nadie más. - reiteró. Avanzando en mi dirección. La pared atrás de mí me hizo quedarme en mi sitio el sentirme como una presa en la jaula de un león. - ¿Le gustan los besos suaves o intensos?

__ ¿Que? Eso no tiene...

Una mano me encerró contra la pared en lo que no entendí el cambio brusco de todo.

__ ¿Con arrumacos o tiernos?

__ Esto no es...

__ Conteste, Blanca. ¿Te gustaría besar a tu prometido? - indagó antes de inclinar un poco más la cara hacia la mía.

¿Tenía que empujarlo? Porqué emanaba un olor a menta y frutas. Justo mi aroma favorito en alguien que tenía solo centímetros de mi boca y sin ningún espacio entre los dos.

Presionando mis pulmones con solo su respiración pesada que recayó sobre mí pecho y clavarla en mis labios. ¿Quería hacerlo? ¿Porqué me preguntaba a mí misma algo que tampoco tuve el tiempo de descubrir por mí misma? No lo sabía, pero se sentía tan bien.

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