Capítulo 33
Daisy regresó a Villa Bosque pensando que Enzo la regañaría un buen rato; sin embargo, él simplemente comentó:

—En comparación con hace tres años, tu resistencia al alcohol ha empeorado bastante.

—… —Efectivamente, tenía razón.

—Mira esas ojeras tuyas: hasta un oso panda se quedaría corto. Anda, ve a descansar. Yo prepararé un caldo para ti.

Daisy sonrió desde lo más profundo de su corazón.

—¡De acuerdo!

Subió a la planta alta y se dejó caer en la cama, contemplando el techo. Estuvo así, con la mente en blanco, por unos minutos, hasta que sacó el teléfono.

La noche anterior no había pegado ojo, así que aprovechó todo el camino de regreso para recuperar un poco de sueño.

En ese momento, al revisar el celular, se dio cuenta de que había una solicitud de amistad en una cuenta de redes sociales que apenas conocían unas cuantas personas. Al ver quién la había enviado, no pudo evitar sorprenderse:

—¿Fernando Suárez?

«¿Cómo se enteró de esta cuenta?», pensó.

Por un instante, su corazón dio un
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