Capítulo 134
—Bah, —murmuró para sí—, si apenas fue un chichón. De niña se cayó mil veces peor y nunca pasó nada.

A la mañana siguiente, sin embargo, Blanca lo llamó de urgencia para decirle que tenía una conmoción cerebral y necesitaba hospitalización.

***

En el hospital, en la habitación donde estaba internada Blanca, Fernando abrió la puerta. La encontró echada en la cama, sosteniendo el teléfono con una mano y hablando con alguien al otro lado de la línea con voz suplicante:

—Lo sé, lo sé… No quería molestarte tan temprano, pero es que temía no volver a tener oportunidad…

La persona del otro lado respondió algo inaudible. Blanca, entonces, adoptó un tono meloso, casi infantil, que a Fernando le provocó un visible fastidio. Por fin, ella colgó y, al voltear, se topó con la mirada inquisitiva de su hermano, que se había sentado en una silla junto a la cama.

—¿Quién era? —preguntó Fernando.

Blanca captó enseguida la intención de la pregunta, pero se hizo la desentendida:

—¿Quién era qué?

Fernando
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