Lorena llena de ira volvió nada el documento apretándolo con fuerza en sus manos.César, recostado en la silla, abrió ligeramente los labios. Su voz arrogante, parecía todo un negociante:—Estos tres años han sido duros para ti. Eres huérfana, sin familia ni un lugar a dónde ir. Estoy dispuesto a mantenerte con dinero. Aumentaré la cantidad a 3 millones al año.—Firmaremos un contrato de tres años. Si eres obediente y no interfieres en mi relación con Teresa, puedo mantenerte hasta que envejezcas.—Puedes quedarte con esta hacienda, pero a partir de ahora no puedes aparecer delante de Teresa. Tampoco volveré a esta hacienda ni volveré a tocarte.—Lo que ocurrió hoy en el hospital, sin importar quién tenga la razón, no quiero que se repita. Su tono era indiferente y despiadado, sin considerar en absoluto los sentimientos ni la dignidad de Lorena.Al terminar de hablar, Lorena sintió que el hígado le palpitaba de la rabia. ¿De dónde sacaba la credulidad este hombre de que ella elegiría
Además, estaba el recordatorio del viaje a Playa Escondida en la costa, reserva en una finca junto al mar.De no ser por ese mensaje, Lorena casi se habría olvidado de que había reservado un viaje de tres días y dos noches.En ese entonces, siempre había querido ir a la playa con César, pero él estaba muy ocupado con el trabajo y no tenía tiempo. Fue solo después de que ella le rogara y le insistiera con dulzura durante mucho tiempo, eligiendo cuidadosamente un destino turístico dentro de la ciudad, que él finalmente aceptó.En su momento, Lorena había preparado muchas cosas para ese viaje, pero... esas cosas parecían haber sido desechadas cuando organizó su ropa recientemente.Observo como viajaba su mente por esos recuerdos. Ya sin César, podía ir con Marina, ¿no? En este mundo, la tierra sigue girando, sin importar quién falte.—Marina, reservé un viaje a una finca junto al mar, tres días y dos noches, en Playa Escondida. ¿Te apuntas? —Lorena, con su camisón puesto, se frotaba los
—¿Puedo tener el honor de invitar a esta hermosa señorita a que me acompañe para bailar una pieza?El hombre extendió su mano, inclinándose levemente, y luciendo un vestido de traje, impecable en tornasol.Lorena estaba siendo abordada en la pista de baile, invitada a bailar. La escena fue captada por los ojos de los más suspicaces, quienes lo interpretaron como que Lorena estaba buscando atraer a un hombre adinerado.—¿No es esa Lorena? ¿Qué hace aquí...?Teresa parecía haber descubierto algún secreto inconfesable y, a propósito, dejó la frase en suspenso.No solo ella lo había notado, sino también César y Ricardo, quienes estaban en el balcón cercano. Incluso las conversaciones de las mujeres en el grupo de abajo llegaban claramente hasta sus oídos.Ricardo, con una sonrisa intrigante, levantó una ceja mientras miraba hacia abajo. De repente, pareció recordar algo.—¿No era Lorena quien quería salir con César?—¿No sería acaso la famosa Hacienda Arena Negra?—¿Y ahora están separados
—¡César y Ricardo! —Adrían saludó con entusiasmo.—Es Adrían Fuentes, ¿no? —respondió Ricardo.César asintió con la cabeza, como saludo.Lorena mostró sorpresa en sus ojos y miró al joven. ¿Cómo es que ellos se conocían?Ricardo se adelantó a resolver su duda.—Las familias Meyer, Balan y Fuentes son bastante conocidas en Playa Escondida, siempre hemos tenido buen contacto.Lorena lo entendió al instante: hijos de familias ricas. No era de extrañar que alguien como él se atreviera a conducir un auto deportivo de lujo como si el estacionamiento fuera suyo.Adrían, viendo su expresión, pareció recordar lo ocurrido en el estacionamiento y rápidamente trató de interrumpir sus pensamientos. Su voz, sin querer, adquirió un matiz de súplica.—Hermosa...Esa palabra hizo que todos los presentes se quedaran estupefactos.Teresa, quien hasta ese momento parecía una figura decorativa en la conversación, no pudo soportar ser ignorada. Dio un pasito hacia adelante, acercándose más a César, de maner
César, con su alta y esbelta figura, estaba de pie en la arena suave de la playa. Su postura relajada reflejaba despreocupación y relajación, y su expresión no mostraba interés alguno.Desde un ángulo en el que don Piccolo no podía verlo, César observó a Lorena con una mirada que contenía un leve toque de picardía.No dijo nada que revelara la verdadera habilidad de Lorena con la pintura. Durante todo el tiempo que había pasado en la hacienda, nunca la había visto pintar.Tampoco quería arruinar el entusiasmo de don Piccolo.Era después del todo cierto que Lorena sabía pintar y asistía a la mejor escuela de arte, pero eso no significaba que tuviera talento o fuera excepcional.Esa escuela... Él mismo la había financiado para que ella pudiera entrar. No fue porque hubiera aprobado el examen con mérito propio.Era también verdad que la habilidad de baile de Lorena era buena, pero no al punto de haberlo sorprendido esta noche.Pero pintar no era lo mismo que bailar.Ella no era una pintor
—¿¡Pero entonces en ese entonces ya estaba coqueteando con otros!? —César Balan pensó con furia contenida.Lorena escuchaba las palabras de don Piccolo con cierta duda. Su intuición aguda le decía que algo no encajaba.¿Qué estaba haciendo el viejito Piccolo? ¿Tratando de organizar una cita entre ella y César?Solo imaginarlo le provocó un escalofrío. Inmediatamente inventó una excusa para despedirse.—Don Piccolo, tengo cosas pendientes por hacer. No quiero interrumpir más su inspiración, así que me marcho.César, al ver que Lorena se iba, también aprovechó para despedirse con cortesía.—Don Piccolo, muchas gracias por su tiempo. También yo debo retirarme.El viejo Piccolo, con una sonrisa afable, agitó la mano animándolo:—¡Vayan, vayan! Los jóvenes deben divertirse. No como yo, que a mi edad ya ni el cuerpo me permite disfrutar.César asintió educadamente y dejó la playa detrás de Lorena.En el pasillo, aceleró el paso y, en la esquina, alcanzó a Lorena. Agarró su brazo con firmeza
Adrían agarró del brazo a César con fuerza, ayudando a Lorena a liberar su muñeca de la mano de él.César se quedó furioso. No forcejeó con Adrían, sino que aflojó el agarre de inmediato.Aprovechando el momento, Adrían colocó a Lorena detrás de él, interponiéndose entre los dos como un escudo protector.¿De intimidar hablas?César sentía incredulidad. Claramente había sido Lorena quien le había zampado la cachetada primero, ¿quién estaba intimidando a quién?¿Y esto contaba pues entonces como intimidación?Entonces, según esa lógica, ¿qué pasaba con todas las veces que Lorena había estado bajo su cuerpo, y se la follaba con fuerza? ¿Eso era pues intimidación?Y las veces que Lorena lo había arañado cuando se echaban el delicioso, ¿eso también contaba como intimidación?Ahora Lorena estaba allí, muda, refugiándose detrás de Adrían con una actitud que parecía expresar que había sido víctima de un gran agravio.¿Qué significaba pues? ¿Había sucedido algo entre ellos dos?Por primera vez,
Aunque el traje estaba completamente empapado, su color oscuro todavía lograba cumplir su propósito.—¡Cof... cof...! —Lorena no paraba de toser después de haber tragado agua de la piscina, su cara estaba roja de tanta agua que había tragado.Adrían le daba palmaditas en la espalda, ayudándola a expulsar el agua que había entrado en su nariz.—Voy a llevarte de regreso, hermosa. Date una ducha caliente y cámbiate de ropa —propuso Adrían, al notar que Lorena comenzaba a recuperarse.—De acuerdo... —La voz de Lorena, después de tanta tos, sonaba un poco ronca.El camarero que había provocado todo también salió de la piscina, inclinándose repetidamente mientras se disculpaba:—Lo siento mucho, de verdad no fue mi intención lo juro. Pero todo fue mi culpa por no ver bien el camino... Yo... Yo pagaré por el daño a su vestido.El camarero no sabía que Lorena también se había lastimado la muñeca.—Por favor, no me denuncie... Si lo hace, mi jefe me va a despedir... —añadió con una expresión d