Capítulo 32
Lorena, tranquilamente, siguió mirándola y sonriendo mientras decía:

—Entonces, gracias pues por tomarse la molestia de venir a verme.

Teresa quiso decir algo más, pero César la interrumpió antes que ella pudiera hablar:

—¿No dijiste que ibas a buscar los medicamentos con Blanco? ¿Ya pues las conseguiste?

—¡Sí, ya los conseguí! —respondió Teresa, viéndolo con una mirada de felicidad.

—Entonces vámonos. Tenemos mucho que hacer en la empresa. —César tomó la bolsa de Teresa, de paso, le agarró la mano antes de salir de la habitación juntos.

Lorena los vio con las manos entrelazadas y parpadeó con melancolía.

—Querida, nos vamos ya. ¡Adiós! —dijo Teresa, despidiéndose con una adorable sonrisa y moviendo la mano. Luego, apuró el paso para seguir a César.

La puerta de la habitación se cerró.

Lorena arrojó la ropa que tenía en las manos sobre la cama, sintiendo ya casi sin energía, dejándola desplomada en el borde de la cama.

Parecían tan compatibles, tan felices, como si nunca se hubieran se
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