César notó que Lorena llevaba mucho tiempo fuera y decidió llamarla. Al sacar su celular, vio que el primer mensaje no leído era de ella. Ya había regresado a casa.¿No lo esperó? ¿Por qué no lo esperó?El ambiente en la cena se tensó. Todos notaron que el entusiasmo del presidente había desaparecido, y la reunión terminó antes de lo planeado.Cuando César volvió a casa, vio que estaba completamente a oscuras, ni siquiera le había dejado una luz encendida.¿Tanto lo odiaba?¿Qué podía hacer? ¡Ya había descubierto que no podía estar sin ella!Encendió la lámpara que está junto a la cama y se quedó mirando su cara dormida durante mucho tiempo. Finalmente, le dio un beso en la frente, sacó su pijama del armario y fue a bañarse.Se quitó el olor a alcohol y tabaco. Envuelto en el aroma del gel de baño que ella compró, César levantó la manta, la abrazó y se acostó junto a ella.Quizá era el efecto del alcohol, o quizá era que tenía a la persona que amaba a su lado, pero en la oscuridad, su
Realmente era su tentación más grande.Incluso en la oficina, durante las reuniones, Guillermo no podía evitar pensar en Lorena.Cuando terminó la reunión, en lugar de regresar a su oficina, Guillermo comenzó a caminar por los pasillos de la empresa, buscando a Lorena.No pudo encontrarla, pero sí se cruzó con Teresa.Guillermo la analizó de arriba abajo con la mirada, comparándola mentalmente con Lorena. Pero no, el cuerpo de Teresa no se podía comparar con la belleza de Lorena.Con sus dedos gordos y grasientos, se acarició la barbilla. Aunque no era tan bonita como Lorena, dormir con ella tampoco estaría mal.Guillermo sonrió con malicia.Arreglándose el traje, se acercó a Teresa, dejando que sus ojos pervertidos se pasearan por su figura.—Teresa, escuché que te asignaron el proyecto de William, ¡qué impresionante! Parece que pronto tendremos que llamarte directora.—Guillermo, nada de chistes, solo estoy aprendiendo—respondió Teresa, siendo cortés.—Si necesitas algo, ven a buscar
Lorena, después de terminar su desayuno, sintió sed. Buscó agua por la sala de descanso y la oficina, pero no encontró nada. No tuvo más remedio que ir al área de café por una botella de agua.Después de dar un par de sorbos, mientras regresaba, escuchó a alguien hablando mal de ella junto con Guillermo. Por la voz, parecía ser la secretaria que había estado con Guillermo la noche anterior, Estela.—No se dejen engañar por esa mujer que el presidente trae todos los días. Anoche, en la cena, se acostó con Guillermo. Es una infiel.—¿Tan descarada es? ¿El presidente no es mucho más guapo que Guillermo?Estela lo contaba con todo lujo de detalles:—¿Y eso qué? ¡Es muy común que...! Que…Mientras hablaba, se topó de frente con Lorena, que salía del área de café.Ser descubierta en pleno acto la dejó en una posición muy incómoda.Lorena, seria, miró fijamente a Estela. Anoche había actuado como si fuera invisible. Pero ahora, Estela empezaba a distorsionar los hechos y hablar mal de ella.L
Para mostrar respeto, pero sin embadurnarse mucha cosa en la cara, Lorena buscó una tienda de maquillaje en un centro comercial y se hizo un maquillaje ligero. Por la mañana, cuando salió de casa, no tuvo tiempo de maquillarse, y además, recién había tomado una ducha, por lo que ni siquiera llevaba base en la cara.En el centro comercial, compró algo de comida como regalo para llevar al encuentro con William, recordando que la última vez él había dicho que le gustaron unos pasteles que había probado.Llamó un auto desde el centro comercial y fue a la ubicación que William le había enviado.El destino era una calle en el barrio Las Palmas, rodeada de un conjunto de villas con estilo francés. La arquitectura era muy romántica, y a juzgar por el entorno, parecía que el señor William vivía allí.Lorena avanzó para tocar el timbre, y para su sorpresa, quien abrió la puerta fue el señor William. Al entrar, se dio cuenta de que, al parecer, William solo la había invitado a ella.Ella pensaba
—¿Ah? —Lorena se quedó pasmada y sin saber que decir. William bajó la cabeza y sonrió un poco, ocultando la tristeza en su mirada mientras se disculpaba:—A decir la verdad, fui muy imprudente.—Perla es una pintora muy famosa. Creo que no tengo la suficiente habilidad para ser su asistente —dijo Lorena, riéndose de sí misma.William no insistió.Después de terminar de mirar todo, ambos salieron del estudio y bajaron por la escalera. La visita estaba por concluir, y era hora de que Lorena se marchara.Sus zapatos de tacón bajo resonaban sobre las tablas de madera de la escalera.William, en tono casual, le preguntó:—La primera vez que te vi fue en la fiesta de la familia Balan. ¿Eres familiar de ellos?Lorena respondió mientras miraba los escalones frente a ella.—No, en realidad solo es una coincidencia que tengamos el mismo apellido.Él asintió y luego preguntó directamente:—El joven de la familia Fuentes que estaba contigo ese día, ¿es tu novio?La pregunta fue tan directa que Lo
Lorena sonrió, asintió, y puso la cesta de frutas sobre la mesita junto a la cama.—No pasa nada.La forma de saludarla había sido inesperadamente emocional, como si se encontrara con una hermana. Para su sorpresa, Lorena no se sintió molesta por ello, incluso la hizo sentirse cómoda y bienvenida.Álvaro se mostró un poco molesto, y movió los hombros tratando de zafarse de su hermano mayor. Pero al recibir una mirada de advertencia de William, finalmente se quedó tranquilo.Álvaro apagó el celular e intentó hablar:—Es que yo…—Este de aquí es mi hermano, Álvaro —William se adelantó a hablar antes de que él lo hiciera.—Y esta es Lorena.Lorena asintió con la cabeza hacia Álvaro en forma de saludo.Mientras tanto, Marina estaba descansando porque no tenía clases ese día y había salido con Ricardo. En ese momento, los dos estaban en el cine, esperando para ver la función que habían elegido, con palomitas y refrescos en las manos.Justo cuando disfrutaban del dulce ambiente, el teléfono
Marina llegó al hospital y, al abrir la puerta, se quedó pasmada y sin palabras. ¿Por qué carajos estaba Lorena allí?—¿Marina? —Lorena también se sorprendió.—¿Ustedes dos se conocen? —preguntó Álvaro.—Claro que nos conocemos —Lorena asintió—, nos conocemos. Somos buenas amigas.—¿Entonces ustedes son también buenas amigas? —Álvaro dijo apretando los dientes, mientras miraba a Marina con una expresión de indignación en su rostro juvenil.Marina forzó una risa nerviosa, hizo un gesto como si quisiera salir de la habitación y cerró la puerta—. Bueno, si no hay nada más, yo, la hermana mayor, me iré primero.—¿Hermana? —Lorena se mostró confundida. Todavía no entendía cómo Marina había aparecido allí ni por qué se estaba llamando "hermana ".William resolvió su duda:—Ella es mi hermana, Marina.¡El hermano de Marina era William!Lorena incrédula abrió los ojos de par en par. No era de extrañar que Marina le hubiera dicho una vez que podía pedirle a su hermano que la ayudara a salir de
A Lorena le estaba encantando el ambiente, a decir la verdad parecían una verdadera familia.Hasta que César la llamó:—¿Dónde estás? Voy a buscarte ahora mismo.Solo entonces, Lorena se despidió de ellos y se marchó. Cuando la vio irse, Álvaro mostró una obvia tristeza.El lujoso auto negro se detuvo frente a la entrada del hospital. Rajiv bajó del auto y le abrió la puerta de atrás. Lorena subió al auto y se acomodó en el asiento.La voz cortante de César llegó desde su lado:—¿No que ibas a una exposición de arte? ¿Qué hacías pues metida en un hospital?Lorena se molestó con su tono. El buen humor de toda la tarde desapareció al instante.—Solo firmé un contrato contigo, no soy tu prisionera.—De acuerdo. —Dicho esto, César extendió las manos y comenzó a inspeccionar su cuerpo.—¿Qué estás haciendo? —Lorena intentó esquivar, irritada.—Quiero asegurarme de que no estás herida. —Él lo dijo con toda la seriedad del mundo, sin ningún rastro de duda o acusación en su tono.Lorena se que