Capítulo 115
—Fue sin querer, por favor déjeme pasar.

Guillermo se rio.

—¿Qué importa haberlo visto? ¿Por qué no te vienes conmigo? No le diré nada al presidente.

La secretaria, acostumbrada a este tipo de situaciones, dio un paso a un lado, dejando espacio para Lorena.

—Guillermo, si me conoces, deberías saber que no soy alguien a quien puedas tocar —dijo Lorena, mirando alrededor. Su camino estaba bloqueado. En un momento crítico, no tuvo más opción que mencionar a César.

Guillermo se rio otra vez, ahora con frialdad.

—Esa Teresa sí que es alguien a quien no me atrevería a tocar. Pero tú, ¿qué eres? Según lo que sé, para ti, todo es cuestión de dinero. ¿Cuánto te paga César? ¡Yo te doy el doble!

Con tal de acostarse con ella, no le importaba pagarle. Es más, si grababa un video, podría usarlo para chantajearla.

¿No son todas las mujeres iguales en la cama? Tal vez, pero una mujer que el presidente ya había probado, quería ver qué tenía de especial.

—¡Déjeme pasar! Si no, llamaré a César ahora mi
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