Han pasado dos semanas desde que salí huyendo del hospital por culpa de Dante. Todavía me quedo donde Max porque él dice que quiere cuidarme, cosa que agradezco mucho. También he hablado con Matilda y ella también ha estado pendiente de mí, pero no puede venir muy seguido porque Dante los tiene vigilados a todos, ya que aún me sigue buscando. La puerta se abre de golpe, dejando ver a un Max bastante enojado. -Max, ¿qué pasó? - digo preocupada. -Val, lo siento, pero tienes que hablar ya con Dante. El imbécil llegó hoy al hotel a hacer un mero escándalo de que yo te tenía secuestrada y otras mierdas más - Ay, por Dios, qué vergüenza con Max. -Max, cómo lo siento. Lo último que quería era que pasara eso, pero te prometo que hoy mismo hablaré con él - Él suelta un suspiro y se acerca a mí dándome un abrazo. -Lo siento, Val, si te estoy presionando, pero es mejor dar la cara ya, Val. Arreglen sus cosas. -Sí, eso haré. Voy a su oficina- Subo a la habitación y me doy una ducha rápida. Lu
Despierto al sentir que alguien riega puros besos en mi espalda desnuda. Luego siento cómo sus manos empiezan a recorrer mi cuerpo hasta llegar a mi cintura, atrayéndome a su cuerpo. - Me encanta despertarme así contigo - me volteo y ahí veo a mi flamante marido como lo trajo Dios al mundo, ¡qué sexy se ve! Sin querer, me muerdo el labio inferior y cuando él lo ve, sus ojos se oscurecen. - No hagas eso, mi amor, tengo que ir a trabajar y tú me haces eso - m*****a sea, mis hormonas me matarán. Acaricio su pecho y lo miro lascivamente. - ¿Acaso no complacerás a tu esposa? - inspiro con fuerza como si se tratara de controlar. - Nena... - Te necesito - le suplico mientras beso su cuello y tomo su miembro descaradamente. - Joder - gruñe tirando la cabeza hacia atrás - a la m****a el trabajo, puede esperar. Estoy terminando de darme un baño para verme con Sofi y Matilda, ya que me tienen loca con verme. Dante se fue super tarde, pero salió muy feliz después de una buena sesión de sexo
Cuatro meses después: - Vamos, amor, levántate. Hay que ir donde la doctora para ver a nuestro bebé. Dante me tiene al borde de un colapso. Hoy nos dicen el sexo del bebé y está más nervioso que yo. - Te puedes calmar, son las 8 am y la cita la tenemos a las 11 am. - Sí, pero desde que estás embarazada estás más lenta, así que levántate. Ya no quiero llegar tarde. ¿Ósea me acabo de llamar lenta? - Tomo la almohada que tengo y se la tiro. - Idiota. - Me levanto de mala gana y veo cómo él trata de reírse. - Qué humor, señora de Giordiano. - Tal vez sea porque nada que nos casamos. Así es, llevamos meses tratando de que la boda se dé, pero él está lleno de trabajo y de viajes, así que eso no ha podido ser. Lo que me tiene bastante irritada, porque ya todo está listo, solo falta colocar la m*****a fecha para las invitaciones. - Amor, sé que estás enojada, pero entiende, he tenido mucho trabajo. Además, el negocio me tiene también algo estresado. - Entonces, si te tiene tan estresad
Dante es un idiota. Pensaba decirme que iba a volverse socio de Max, pero Max no se queda atrás. Él también sabía y no me lo dijo. ¡Qué mal amigo! - Pequeña - entra Max caminando algo raro, lo que me causa gracia porque sé por qué camina así. - ¿Qué pasa? - creo que este se sorprendió por cómo le hablé, pero se lo merece. - Val, no te enojes. Sabía que si te decía que el socio era tu esposo, no hubieras dejado. - Tal vez me hubiera enojado, pero no me metería en tus decisiones, Max. Tú eres el jefe, tú decides qué es lo mejor. Solo me hubiera gustado que los dos tuvieran la confianza de decírmelo - siento ganas de llorar y justo ahora maldigo a estas hormonas de embarazada por volverme tan sensible. - Oye, pequeña, no estés mal - Max se acerca y me da un abrazo -. Sí que estás sensible - dice riéndose. Entonces, yo le doy un golpe en el brazo. - Idiota - escuchamos que la puerta se abre y veo a Dante con cara de pocos amigos. - Ya suelta a mi mujer - Max me mira y se empieza a r
Dante Han pasado 4 meses desde nuestro matrimonio. Mi linda esposa ahora tiene 8 meses de embarazo y pronto cumplirá los 9 meses para tener a nuestra bebé aquí con nosotros. Aunque no puedo negar que siento muchísimo miedo por lo que pueda pasar, desde que cumplió los 7 meses el médico pidió que estuviera en total reposo, ya que se estaba empezando a cansar mucho y le faltaba el aire. Desde entonces, Val no se ha levantado de la cama. A veces se molesta, pero luego entiende por qué y se calma. Estoy abajo desayunando y, cuando termino, decido subirle el desayuno a mi hermosa mujer. Al entrar, la veo dormida abrazada a mi almohada. - Cariño – beso su espalda y ella sonríe mientras abre los ojos. - ¿Qué huele tan rico? - El desayuno – cuando abre los ojos, estos se iluminan al ver el desayuno que le preparó mamá. - Qué rico – se sienta a comer el desayuno, lo que me produce gracia, ya que desde que está embarazada parece un barril sin fondo, pero no se lo digo porque la última vez
-¡VALERIE! ¡LEVÁNTATE! ¡YA VAS A LLEGAR TARDE A TU ENTREVISTA DE TRABAJO! – cuando Matilda menciona la entrevista, me levanto como un rayo y veo la hora. M****a, son las 7 am y tengo la entrevista a las 8:30 am. Me meto a la ducha como un volador y en menos de 10 minutos ya estoy afuera arreglándome para la entrevista. - ¿Valerie, ya estás lista? – pregunta Matilda entrando a mi habitación, pero la verdad no estaba lista, no sabía qué ponerme – ya veo que no. -Amiga, ayúdame, no sé qué ponerme – ella se mete a mi armario y comienza a mirar mi ropa, que no es mucha, ya que no me puedo permitir comprar mucha ropa, necesitamos ahorrar para poder pagar las cosas del apartamento. -Creo que este es – saca una falda tubo negra y una blusa blanca – esto te quedará perfecto, además tienes buen cuerpo, debes lucirlo – me pasa la ropa y rápidamente me la empiezo a colocar, ya que tengo que apresurarme. -Todavía me falta peinarme y maquillarme. - Tranquila, te voy a maquillar con algo suave y
me quedo horrorizada al ver varias armas encima del escritorio del señor giordano y este al verme se le pone la cara roja -¿Qué mierdas haces aquí? - gritó colérico. -Yo... yo... es que le iba a entregar estos papeles y nadie contestaba. -¿Y por eso te da el derecho de entrar así? - comenzó a esconder las armas en un armario y luego me miró, pero hizo algo que nunca me esperé: me tomó con fuerza del brazo y me estampó contra la pared, haciendo que soltara un gemido de dolor. - Escúchame bien, señorita Jones, esto que acaba de ver no puede salir de aquí porque, de lo contrario, tendré que encargarme de usted. - Quedé completamente atónita con lo que me acaba de decir. ¿O sea que me matará si digo algo? -Tranquilo, señor, yo no diré nada, pero no me mate. - Sentí su aliento demasiado cerca de mi rostro, pero tenía demasiado miedo para mirarlo a la cara. -Más le vale, señorita Jones. Ahora, debe ese informe y lárguese de aquí. - Con manos temblorosas, le pasé el informe y luego salí
Estoy sentada en una de las sillas del avión privado de mi jefe. La verdad es que me siento bastante aburrida, ya que él está concentrado en su computadora y no me ha dirigido la palabra desde que entramos en el avión. Es un idiota, ¿cómo pudo obligarme a venir aquí? —¿En qué tanto piensas? —la voz de mi jefe me saca de mis pensamientos, haciendo que lo mire. —En nada. —Tu rostro no dice lo mismo, estabas haciendo unas caras bastante raras —¿desde cuándo me estaba observando? —Y desde cuándo usted me observa —este me dedica una sonrisa malévola. —Yo puedo mirarla todo lo que yo quiera, señorita Jones —es un hijo de puta engreído. —¿Ah, sí? No me diga, señor Giordano. Bueno, pues quédese mirando, yo iré al baño —me levanto y camino hasta el baño, pero siento la mirada de mi jefe clavada en mi espalda, lo que me pone más nerviosa de lo normal. Por fin, estamos ya en Venecia. Cuando llegamos al hotel, mi jefe pidió dos habitaciones, pero al parecer le encanta el lujo porque pidió l