Lloro como un completo perdedor.

Julián.

Durante muchísimo tiempo me sentí muy abrumado. La culpa me carcomía por dentro y quería remediar todo lo que había hecho de algún modo. Realmente Laura y yo solo habíamos sido víctimas de las intrigas de Lucrecia. No podía creer que Lucrecia a quien creía una mujer honorable albergara sentimientos tan oscuros por mí y que hubiera podido ser capaz de tanto. No le importó engañar a Britney y llevarla así a la muerte y tampoco poner en riesgo también la vida de Laura en el proceso y dejarla como una vil criminal.

Laura se fue de Canadá y saber que nuestros hijos nacerán lejos de mi fue un golpe bajo. Ella estaba en su derecho y era mi culpa. Pero ¿Qué culpa tenían esas criaturas de que su padre fuera un imbécil que se dejó llevar por la decepción y la frustración de creer que su madre era una despiadada que asesinó a alguien por un capricho? La odié tanto como ahora la amo.

—No puedo creer que hayas venido a verme Julián. Disculpa que hoy no luzca tan bonita, ya sabes que
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