Laura. Cuando ví a Julián que también estaba en el evento me emocioné demasiado. Durante todo el día no me había llamado y eso me tenía algo inquieta. Apenas nuestras miradas conectaron sentí un enorme deseo de ir y abrazarlo. Sentarnos juntos y terminar la velada en su casa. Abrazados y amándonos. Entonces Agata me susurra al oído. —¿Viste quien está aquí, Laura? Tu amor tortuoso. Supe que estuvieron casados y que fue todo un patán contigo — Enseguida sonrojo y mis labios comienzan a temblar ante su comentario que me ha tomado por sorpresa. —Ah, no me había dado cuenta Agata. Pero no me gusta hablar de mi pasado — digo intentando desviarla del tema. — Solo espero que nunca se te ocurra regresar con ese imbécil — sentí tanto enojo cuando lo ofendió con ese término. Ella me mira curiosa. —Vaya, parece que te incomoda que lo insulte… ¿ Acaso tú y él…? Oh, por Dios Laura, tu esposo aún está fresco en la tumba y tú…— No digas tonterías Agata, hace un año entero de la muerte de Evans,
Durante un mes fue imposible saber de Julián. Hasta que hace tres días su asistente me confirmó que Julián partirá para Canadá en unos días. Estoy tan ansiosa por verlo. Aún no le cuento a nadie lo que sucede entre nosotros. Se que será algo muy difícil. Aún recuerdo las acusaciones de Andrés hace un tiempo. « Dicen que te vieron en el evento de caridad discutiendo con ese sujeto Laura, no te atrevas a escucharlo , está mal visto, ¿ Que crees que pensaran de ti nuestros amigos? »« ¿ Que pensarán? No hacíamos nada malo Andrés, solo hablábamos y…»« Evans acaba de morir, un año no es suficiente, no lo olvides, no quiero que hablen de mi hermana como si fuera una mujer fácil que…» Lo abofeteé y eso bastó para distanciarnos un tiempo. Cada noche recuerdo sus acusaciones y mi mente empieza a dividirse entre los que quiero hacer y lo que los demás esperan que haga. …Estoy conversando con Michael y su esposa. Los niños juegan divertidos en la piscina mientras todos charlamos y tomamos
Abrí los ojos dándome cuenta de que son casi las 7 de la mañana. No sé a qué hora me dormí esperando a Julián, pero por lo visto nunca llegó. Su criada toca mi hombro con insistencia y mirándome con asombro y desconcierto me entrega un sobre. Me estiro levantándome de la acera sintiendo todo mi cuerpo adolorido, un fuerte dolor de cabeza retumba en mis oídos ni yo puedo creer que haya hecho algo como esto, pero mi corazón está entristecido porque no logré el objetivo que quería. —Gracias— digo tomándolo con ansiedad la miro con curiosidad y luego al sobre. — Eso es una carta señorita el señor la envió muy temprano para que Martin la llevara a su casa. Acaba de llegar el mensajero y me dijo desconcertado que había una mujer durmiendo en la acera. Supuse que era usted, de verdad disculpe por no haberla hecho pasar, pero temí que hacer algo como eso disgustara al señor . Ahora estoy avergonzada con usted— dice con gesto afectado. — No, no importa. No es su culpa, fue mi deci
Llegamos a casa y Andrés me hace tomar unas Aspirinas y luego me obliga a entrar al baño. Abre la regadera y me hace entrar bajo ella. Empiezo a llorar de nuevo. — Es mejor que te duches y estés presentable para cuando venga papá de su junta. Tenemos que hablar. Esta conducta es inaceptable— Se va y me quedo allí sintiendo las gotas recorrer mi piel , estoy vestida y me dejo caer al piso y en el rincón pienso en Julián. ¿En dónde podría estar? ¿Por qué no esperó que le explicara?. ¿Estará sufriendo por mi culpa? Lloro desolada porque creo que lo.he perdido para siempre. Entonces frustrada comienzo a gritar muy enojada conmigo misma. Miro reflejada en mi mente su rostro cuando en el evento pasé por su lado y no fui capaz de dirigirle la palabra. Golpeo la pared muy triste, tanto que mis nudillos duelen. Más tarde estoy sentada en la cama envuelta en una toalla, pensativa y sin ánimos de nada. Tomo el celular otra vez para marcarle. Sigue apagado. Decido llamar a su asistente. Ella d
Entro al aeropuerto con el corazón latiéndome a mil por hora. Mis manos tiemblan ligeramente mientras me abro paso entre la multitud de personas apresuradas. El ambiente ajetreado y ruidoso me abruma, los anuncios por los altavoces y el bullicio constante me aturden. Mis ojos recorren desesperadamente el amplio espacio, intentando encontrar una señal, alguna pista de Julián. Las voces y el movimiento a mi alrededor me distraen, provocando que me sienta perdida y desorientada. Pero trato de enfocarme, de mantener la calma, aunque la ansiedad y la urgencia me consumen. Empiezo a sentir que el aire me falta, que todo a mi alrededor se vuelve borroso. Pero no pierdo las esperanzas, se que debo encontrarlo, necesito verlo, hablar con él antes de que sea demasiado tarde. Sigo caminando con pasos rápidos, tropezando con maletas y esquivando a los viajeros. Mis ojos se mueven inquietos, escudriñando cada rostro, cada rincón del aeropuerto. No logro visualizarlo y el miedo a perderlo me par
Días después. —¡ Estás hermosa amiga mia!— dice Dayana mientras me miro al espejo. Julián y yo nos casaremos hoy. Aún no puedo creer que seré su esposa de nuevo. Me encuentro de pie frente al espejo de cuerpo entero, observando mi reflejo con una mezcla de emoción y nerviosismo. El vestido de novia que elegí es exquisito, realza mi silueta de un modo elegante y sofisticado. Mientras deslizo mis manos por la tela, siento que mi corazón late con fuerza. Este no es solo un vestido, es el símbolo de un nuevo comienzo, de una promesa que estoy a punto de hacer frente al hombre que amo. Dayana, cómo mi mejor amiga es además mi dama de honor, ella se acerca a mí con una sonrisa radiante.—Laura, te ves increíble. Julián va a quedarse sin aliento cuando te vea—dice, colocando suavemente una delicada tiara de flores sobre mi cabeza. Siento que los ojos se me llenan de lágrimas de felicidad. Después de todo lo que hemos pasado, de los obstáculos que hemos sorteado, ha llegado el momento
Abrí mis ojos con dificultad, luchando por enfocar mi visión borrosa. Escuchaba ruidos y murmullos a mi alrededor.—Ha despertado —escuche decir a alguien. «¿Dónde estoy? » Me pregunté aún aturdida por la situación. El penetrante olor a medicinas me hace darme cuenta de que me encuentro en un hospital. Un intenso dolor palpita en mi cabeza, y cuando intenté tocar mi rostro, una enfermera rápidamente me detiene, advirtiendome que el médico vendría pronto a explicarme sobre mi estado. Volteé hacia el otro lado de la cama y me encontré con las miradas apesadumbradas de Andrés y Luciano, mis hermanos, quienes me observan con lágrimas en sus ojos y rostros llenos de esperanza al verme despierta. Muchas preguntas empiezan a darme vueltas en mi cabeza ¿Por qué llevo vendajes en la cabeza? ¿Por qué cada respiración me resulta tan dolorosa? No recuerdo nada, solo un destello de luz cegadora mientras estaba en el auto, seguido de gritos y un vacío en mi memoria. Oigo sirenas de ambulancia y
Días después. « Es mi última palabra Laura, ya deben estar por llegar tus hermanos, por favor no cometas la desfachatez de oponerte» fueron las últimas palabras de papá al teléfono. Cuelga y le entrego el teléfono muy consternada a la enfermera que me mira con pesar. Mi mirada se cristalizó al darme cuenta de que mi vida está por cambiar. Miro a la enfermera con gesto aterrado , pero ella no puede ayudarme. Ni ella ni nadie. Entonces la puerta se abre y entran mis dos hermanos. Sus rostros lucen antipáticos. Como si ahora se hubieran convencido de mi culpabilidad. —Sabemos que fuiste tú, no puedes negarlo— dijo uno de ellos mientras me mira con desdén. Hago una negación. —Son mis hermanos… mis hermanos, tienen que creer en mí. Ustedes no pueden creerme una asesina—Los miro perpleja. Entonces la enfermera se muestra afectada y corre fuera de la habitación. —¡ Soy inocente!—digo confundida. Mi voz tiembla notablemente. —Vístete Laura. Hoy es tu boda, tu prometido te espera—dice mi h