Abro mis ojos lentamente y me doy cuenta de que ya es de día, así que decido levantarme y darme una buena ducha para ir al hotel. Cuando intento levantarme, siento algo que me impide salir. Al mirar, me sorprendo al ver un brazo que rodea mi cintura. Volteo lentamente y veo a James durmiendo plácidamente. En ese momento, me doy cuenta de que ambos estamos desnudos y los recuerdos del día de ayer llegan como un rayo: la fiesta de Paolo, Jack y su intento de llevarme con él, y para rematar, la fantástica noche que tuve con James. Suspiro y, con mucho cuidado, me suelto del agarre de James para luego meterme a la ducha. Mientras el agua caliente cae por mi cuerpo, relajando mis músculos, siento unas manos rodear mi cintura y pegarme a su cuerpo. No necesito preguntar; ya sé quién es.—James, ¿qué haces aquí? —Él comienza a dejar besos en mi cuello y en mi espalda, logrando que mi zona íntima empiece a pedir su atención.—Me traes loco —susurra en mi oído mientras muerde el lóbulo de mi or
Paolo se encuentra parado detrás de mí con su perfecto traje color negro. A James parece divertirle la escena, porque le dedica una sonrisa a Paolo, cosa que me enfureció.—Paolo, yo… —mierda, ni siquiera sé cómo hablarle.—Sí, Paolo, yo soy el padre de la criatura y soy tu novio —James le sonríe triunfante, y veo cómo la mano de Paolo se cierra en forma de puño.—Me voy, que pasen linda noche —cuando él se da la vuelta para irse, intento pararme, pero James me detiene.—¿A dónde vas?—Necesito hablar con él, James. No quiero que terminemos mal —James niega y hace que me siente.—Mañana hablan, pero no estoy de acuerdo con eso. De todas formas, no puedo meterme en tus decisiones.—Oye, y no vuelvas a hacer lo que acabas de hacer —él frunce el ceño y me mira como si no entendiera nada.—¿A qué te refieres?—No te hagas el tonto, James, prácticamente parecía como si yo fuera un trofeo para ti.—No digas eso, Rose. Tú para mí eres más que un trofeo, eres mi novia, mi musa inspiradora, la
Estoy sentada en la sala de espera mientras me dan noticias de mi amiga y de Liam. Paolo está al lado mío, ya que James aún no llega, pero desearía que estuviera aquí abrazándome y dándome consuelo. Siento como mi cuerpo se empieza a congelar por el frío que hace aquí y Paolo lo nota. Entonces se quita su chaqueta y me la coloca a mí.—No queremos que la futura mamá más hermosa se enferme —le sonrío.—Gracias, Paolo, gracias por estar aquí —le doy un cálido abrazo y él rodea mi cintura con sus brazos mientras apoya su cabeza en la mía, tratando de darme un poco de calor hasta que una voz conocida me saca del trance.—Rose —James aparece en mi campo de visión y, al vernos así, hace mala cara, pero a mí no me importa. Solo corro hacia él y me tiro a sus brazos mientras comienzo a llorar - Hey, tranquila, todo estará bien —él me abraza y me da varios besos en la cabeza.—Liam estaba lleno de sangre y yo... —hablo muy rápido, como si tuviera un ataque de nervios, y es que es verdad, lo ten
Mis manos tiemblan y mi corazón parece querer salir cuando veo ese traje de bebé en esa cajita con la nota. Veo a James, y él mira la caja con rabia, así que rápidamente me la arrebata y rompe la ropita con ira.— ¡Maldito infeliz! —grita James, enojado, mientras yo no paro de llorar al verlo en ese estado.— ¡James! Oye, cálmate, la estás asustando —Paolo lo toma del hombro, haciendo que este reaccione.— ¡Sácala de aquí! —dice James, mientras se apoya en la mesa. Pero yo no quiero dejarlo; solo quiero estar con él. Sé que para él también es muy difícil todo esto.— James, no...— ¡Largo de aquí, carajo! —grita furioso, haciéndome asustar un poco. Entonces, Paolo toma mi brazo y me saca de la oficina mientras sigo llorando.— Dios, ¿cuándo acabará esta pesadilla? —llegamos a la oficina de Paolo, y este me sienta en un sillón mientras me trae un poco de agua.— Hey, tranquila. Sé que debe ser difícil esta situación, pero tienes que estar segura de que ni James ni yo dejaremos que algo
Corro al ver a James lleno de sangre y me asusto al pensar que esa sangre pueda ser de él.—¡James! —empiezo a tocar su cuerpo, pero él me detiene.—¡No toques esta sangre! No es mía. —Una brisa de alivio llegó a mí cuando James dijo que esa sangre no era suya. James y Liam se empiezan a quitar la camisa, dejando al descubierto sus perfectos cuerpos. Carol y yo nos miramos, para después quedarnos embobadas mirando a nuestros hombres, aunque ellos parecen molestos.—¿Cómo les fue? —pregunto, pero no recibo respuesta.—¡James! Dime algo.—¿Qué quieres que te diga? —responde grosero y seco, cosa que me enoja mucho ya que no tengo la culpa de que, al parecer, las cosas no les hayan salido bien.—James, no tienes que ser grosero conmigo.—¡Entonces déjame tranquilo! —Cuando James dice eso, veo cómo Liam y Carol nos observan, pero ambos miran a James fulminándolo con la mirada. Mi labio inferior empieza a temblar al intentar retener las ganas de llorar, y cuando James lo nota, su mirada se s
El sonido de una máquina haciendo "pi" me molesta, y para colmo, algo me está pinchando el brazo, lo que me fastidia aún más. Abro los ojos lentamente y me doy cuenta de que estoy en una habitación de hospital, pero no sé cómo llegué aquí. Cuando intento moverme, siento un fuerte dolor en el abdomen, así que suelto un quejido.—¡Rose! —James aparece en mi campo de visión con los ojos hinchados y unas ojeras muy notorias - Qué alegría que hayas despertado. ¿Cómo te sientes?—Me duele aquí abajo, pero no sé por qué —la cara de James se desfigura por completo.—¿No te acuerdas de nada? —Niego con la cabeza, pero en ese momento llega el médico y me revisa.—Bueno, todo está en orden. La herida de bala está sanando rápido, así que mañana podrás salir de aquí.¿Herida de bala? ¿Cuándo...? Esperen, no... El evento... Jack... Disparó... ¡El bebé! Me levanto como un resorte de la cama, sin importar el dolor, y miro a James asustada.—¡James, el bebé! ¡Dime que está bien! ¡Dímelo! —Veo cómo Jame
Despierto al sentir el cuerpo de James rodeando mi cintura. Me volteo lentamente y lo observo dormir plácidamente. Acaricio su mejilla y trato de memorizar su rostro para que siempre esté en mi mente.—Perdóname, mi amor —me levanto con cuidado, me doy una ducha rápida y salgo, colocándome unos pantalones y una blusa. Agarro la maleta con mis cosas y dejo la carta que le escribí a James sobre mi almohada. Miro a James por última vez y es inevitable soltar una lágrima.—Perdóname, James. Perdón, debo acabar con el maldito que me arrebató mi felicidad —salgo de la habitación y, como no hay nadie, corro al garaje y saco mi coche. Voy directo a un cajero y saco una buena cantidad de dinero, ya que tengo que deshacerme de estas tarjetas. Nadie puede conocer mis movimientos, y conociendo a James, sé que me buscará por cielo y tierra hasta encontrarme, pero no quiero que sea tan pronto.Llego a un hotel, dejo mis maletas y guardo el dinero en la caja fuerte.—Necesito salir para comprar un ce
Juego tras juego fui ganando, y cada vez los caballeros presentes en la mesa se sorprendían más, en especial Jack, que desde que llegué no ha parado de mirarme.—Bueno, caballeros, yo me retiro del juego. Fue un placer jugar con ustedes —tomo las fichas y salgo de allí contoneando mis caderas porque sé que Jack me está mirando. Voy a la barra y pido un trago, pero cuando lo voy a pagar, aparece Jack y paga la bebida.—Yo invito —me sonríe de una manera coqueta, y yo, con mucho esfuerzo, hago lo mismo.—Gracias, señor...—Jack, solo dime Jack.—Ok, Jack, muchas gracias por el trago.—Fue un placer invitar a una dama tan hermosa. Aunque, ¿sabes algo? Te me pareces a alguien que conozco.¡Mierda! Que no se dé cuenta. Intento ocultar mis nervios, así que me acerco a él y me siento con las piernas cruzadas.—No creo, soy nueva por aquí.—¿Cómo te llamas? —¡Piensa en un maldito nombre, Rose!—Ruth, un placer —le extiendo mi mano, y él la sostiene, dando un beso en ella, gesto que me da náuse