Capítulo 109 Un accidente

Alejandro estaba en su cuarto, terminando de ajustarse la corbata cuando escuchó unos suaves golpes en la puerta.

—¿Quién es? —preguntó mientras se revisaba en el espejo.

—Soy yo, tu madre.

—Pasa, madre.

La puerta se abrió y su madre, Isabel Mendoza de Ferrer, entró con la misma elegancia y porte de siempre. A pesar de su mirada serena, Alejandro notó un destello de preocupación en sus ojos.

—¿Cómo amaneciste, hijo? —preguntó con suavidad.

—Bien, madre. —respondió él, aunque su tono no sonaba del todo convincente.

Isabel entrecerró los ojos, analizándolo con esa mirada perspicaz de madre que todo lo ve.

—No me mientas, Alejandro. Te noto tenso.

Él soltó un suspiro, pero decidió no darle más vueltas al tema.

—No es nada de qué preocuparse. Solo asuntos de la oficina.

—Siempre dices lo mismo. —murmuró Isabel con un tono que denotaba incredulidad.

Alejandro cambió de tema rápidamente.

—Madre, ¿cómo está mi sobrina? ¿Tienes noticias de ella?

Los ojos de Isabel se suavizaron con ternura.

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