“La verdad, así sea bajo los escombros, seguirá siendo verdad”

La Pluma

Todo aquello hizo que Zeink se sintiera vulnerable, de hecho desde que Ghadi murió se sintió desamparado, no estaba listo para figurar como el heredero del rico árabe, ni para dirigir un clan y su padre presionaba que lo hiciera, no lo dejaba respirar desde su regreso y quería que todo fuese como él soñaba, olvidándose de sus sueños.

Entonces decidió revisar por enésima vez el video del asesinato de su hermano y lo que captaron las cámaras era un sujeto de negro que le disparaba a su hermano en el pecho y este caía, nada concluyente. Repetía el video una y otra vez intentando ver lo que no vio, pero ni los expertos que había contratado habían dado con una respuesta.

Recordó cuando pudieron ver el cuerpo de Ghadi en la morgue, al descuido de su padre tomó el collar de su hermano, total él era el único que sabía que su hermano tenía una novia embarazada, llamada Dalila Napel, una joven humilde y de la que supo po