Estefan le coloca la mano en la nuca besándola ferozmente, quería poseerla como nunca y tenía su mente nublada mientras su lengua invadía la boca ajena.Elizabeth corresponde con la misma pasión, no se siente como ella misma, pero no le molesta, quiere disfrutarlo.El la gira quedando sobre ella, con sus manos rompe la ropa de cama que ella traía, Elizabeth tiene sus mejillas totalmente rojas y su cuerpo pide más. —Mía —escuchar su voz solo ocasiona que su cuerpo se sienta vibrar y lo pida a gritos.—Sé que soy tuya, ¡comeme! —no tenía conciencia alguna, hablaba sin pensar en aquel momento, la boca de Estefan terminó en su cuello el cual era succionado —¡Si! —dijo en un gemido placentero.La mano de Estefan terminó en su pecho que apretó con fuerza. Otro gemido fue provocado en ella, bajo su boca para succionar aquel lugar, el sonido de cada gemido era música para sus oídos, siguió bajando la mano, está llegó al muslo que apretó dejando sus dedos marcados en ella.—Ya hazlo —escuchar
El día pasó y ambos continuaron encerrados en la habitación, los guardias se mantenían alejados de esta sabiendo que no podían perturbarlos.Ni siquiera un baño con agua fría fue capaz de calmarlos, Elizabeth ya podía sentir los estragos ocasionados en ella a medida que el término del celo llegaba. Había aguantado cada sesión de placer dada por su esposo como si su cuerpo estuviera diseñado para eso.Podia sentir al tocar el cuerpo de Estefan como la temperatura iba bajando y sus ojos negros oscuros regresaban a la normalidad. Acostados en la cama, Elizabeth con su cabeza sobre el pecho ajeno disfrutaban de un alivio momentáneo hasta que el ciclo acabará. —¡Mi cuerpo me duele! —dijo abrazando a Estefan —creo que tendré que tomar analgésico por tres meses seguidos —Estefan soltó una carcajada al escucharla.—Si supieras que fui gentil.—¿Gentil? Casi abres mi espalda en dos con tus dedos, además mi pobre cadera casi queda rota en trocitos.—Eres exagerada, e insisto fui gentil.—La pr
Tras saber que lo que bebió no le haría daño, tanto Estefan como Elizabeth se relajaron, compartieron el resto del día con Paula antes de regresar a la habitación, pese a que él quería cargarla ella no se lo permitió, ya suficiente vergüenza con lo que hizo en la mañana.Los siguientes cuatro días Elizabeth se dedicó a quedarse en la mansión, Estefan salía diario y aunque quería acompañarlo para aprovechar de visitar a los niños él no lo permitió. Aún estaban con las remodelaciones y la sorpresa sería visitar a los niños cuando ya estuvieran establecidos a su lado. Aquella noche tras aquellos, estaban acostados en la cama abrazados ya por quedarse dormidos. Elizabeth estaba mucho mejor tanto como por el sufrimiento recibido en el celo de Estefan como por la herida en el brazo, él sintió que era buen momento para partir, no quería continuar dejando sus problemas vivos.—En nuestro regreso de la capital imperial continuaremos los entrenamientos —le dijo.—Por mi está bien, debo aprende
Estefan se dirigió a la entrada de la ciudad, se situó sobre la muralla mirando hacia el camino y fue fácil saber de quienes se trataba. Dio aviso a sus hombres para que los dejaran entrar sin problemas y que los guiarán a la mansión. Se quedó en ese lugar desde la altura mirando a los dos carruajes pasar.Se giro nuevamente mirando hacia el camino para ver otro carruaje acercarse, el olor que de él provenía le daba una idea clara de quién se trataba. Frunció el ceño y ordenó que lo estuvieran, bajo de la muralla y escucho a la persona dentro del carruaje discutir con sus hombres.Camino hacia él y abrió la cortina que cubría el carruaje.—¿Qué hace aquí? —frente a él Elías, recostado sobre el asiento, con la cabeza sobre su mano y sus piernas sobre este, mirando fijamente a Estefan.—Vengo a acompañar a mi mujer, no podía dejarla sola.—Ok, ya ella llegó puedes regresar —dijo Estefan cerrando la cortina y dando la vuelta.—¿No piensas dejarme quedar? —¡No! —Estefan se detuvo al sent
Siguieron al salón principal donde se sentaron a conversar. Elizabeth se enteró del motivo que hizo que sus padres viajarán al ducado, ellos se enteraron del ataque que sufrió en cuanto llegó al ducado. La duquesa no soportó la preocupación y casi que obligó a su esposo a pedir el permiso al emperador para esa visita.La emperatriz se enteró de esto al igual que el resto de nobles, permitiéndole al duque partir. En cuanto Mery se enteró habló con su padre y este le permitió el viaje con ellos, aunque en los planes no estaba Elías, este se unió a ellos después de la salida de la ciudad, la excusa era que no dejaría a su futura esposa correr riesgo.—Tus hermanos vendrán pronto —dijo el duque —estaban igual de preocupados y en cualquier momento estarán llegando.Estefan quería hablar pero Elizabeth se adelantó.—Nosotros pensábamos ir a la ciudad imperial, pero creo que sería bueno quedarnos aquí.—Sabes que tengo cosas que resolver, no podemos quedarnos.—¡Cierto! —Elizabeth recordó lo
Tras la partida de Estefan juntos a Paul y Elías, Elizabeth con su familia, Paula y Mery se dirigieron al jardín.Sus padres al ver el rostro de su hija dejaron de preocuparse, podían ver aún el brillo en sus ojos al hablar y más cuando era sobre Estefan, esa era una muestra clara que se encontraba bien.Elizabeth por su parte miraba a Mery seguido, aún no podía enterarse de lo que había pasado con Elías por lo que la curiosidad la estaba matando. Sus padres estaban con ellas así que Mery no hablaría.Elizabeth les contó todo lo que había vivido desde su llegada, omitiendo las partes más íntimas por supuesto.Enterarse de lo que había hecho Estefan en el imperio vecino fue una sorpresa para el duque, jamás creyó que aquel hombre hiciera algo como eso y que nadie en el imperio estuviera enterado.Los padres de Elizabeth no podían negar que se sentían aliviados, Estefan podía ser lo que sea, pero su hija estaba bien a su lado.Luego de pasar todo el día juntos, los padres de Elizabeth s
Los siguientes días Elizabeth compartió con su familia enterándose como siempre de los chismesitos de pasillo de los nobles de la capital. Mery también aprovechó para ponerse al día de lo que no sabía, era bueno tener de informantes a los duques.A los cuatro días llegaron sus hermanos, los primeros en llegar fueron Samira y Marcos, luego Celia y Terry, siendo sus dos hermanos los últimos en entrar en la mansión, se sintió en ese momento como si jamas hubiera dejado su mansion en la capital.La compañía le hacía bien, al ser ellos quienes la recibieron en este mundo y le brindaron el amor que siempre le faltó.Mientras tanto Estefan estaba llegando a la capital imperial, a pesar de la constante insistencia de Elías por saltarse este viaje y continuar hacia los territorios de Gustab y de Antoni.El emperador se enteró de la llegada de Estefan, temía lo peor ya que este no tenía invitación o permiso para llegar a la capital.La emperatriz también se enteró de esto por lo que fue al des
Dos días después Elizabeth está con su familia de visita en el orfanato, les presentó a cada niño que allí habitaba instándolos a que jugaran con ellos, poniendo énfasis en su niño preferido, Abraham.Estos veían la felicidad en ella y lo que había hecho Estefan por su bienestar, llevando a su lado a aquellos niños por los que sus preocupaciones a esta altura eran casi nulas.En el territorio de Gustab que pertenece a la manada oscura, este se encuentra planeando algo más, no le importa la muerte de aquellos hombres que atacaron con anterioridad, solo desea la muerte de Elizabeth para poder ir contra el debil Estefan que quedaria despues de eso.—Quiero que envíes a más hombres, el duque no está en la mansión. —dice al alfa de la manada que está frente a el.—Ya perdí a muchos está vez, no quiero enviar a más —se levantó de golpe de su asiento mirando con odio al alfa.—Él debe morir, son solo unos cuantos hombres más, lo que yo te doy es más valioso que esas vidas.—Lo sé, pero debem