Estefan se dirigió a la entrada de la ciudad, se situó sobre la muralla mirando hacia el camino y fue fácil saber de quienes se trataba. Dio aviso a sus hombres para que los dejaran entrar sin problemas y que los guiarán a la mansión. Se quedó en ese lugar desde la altura mirando a los dos carruajes pasar.Se giro nuevamente mirando hacia el camino para ver otro carruaje acercarse, el olor que de él provenía le daba una idea clara de quién se trataba. Frunció el ceño y ordenó que lo estuvieran, bajo de la muralla y escucho a la persona dentro del carruaje discutir con sus hombres.Camino hacia él y abrió la cortina que cubría el carruaje.—¿Qué hace aquí? —frente a él Elías, recostado sobre el asiento, con la cabeza sobre su mano y sus piernas sobre este, mirando fijamente a Estefan.—Vengo a acompañar a mi mujer, no podía dejarla sola.—Ok, ya ella llegó puedes regresar —dijo Estefan cerrando la cortina y dando la vuelta.—¿No piensas dejarme quedar? —¡No! —Estefan se detuvo al sent
Siguieron al salón principal donde se sentaron a conversar. Elizabeth se enteró del motivo que hizo que sus padres viajarán al ducado, ellos se enteraron del ataque que sufrió en cuanto llegó al ducado. La duquesa no soportó la preocupación y casi que obligó a su esposo a pedir el permiso al emperador para esa visita.La emperatriz se enteró de esto al igual que el resto de nobles, permitiéndole al duque partir. En cuanto Mery se enteró habló con su padre y este le permitió el viaje con ellos, aunque en los planes no estaba Elías, este se unió a ellos después de la salida de la ciudad, la excusa era que no dejaría a su futura esposa correr riesgo.—Tus hermanos vendrán pronto —dijo el duque —estaban igual de preocupados y en cualquier momento estarán llegando.Estefan quería hablar pero Elizabeth se adelantó.—Nosotros pensábamos ir a la ciudad imperial, pero creo que sería bueno quedarnos aquí.—Sabes que tengo cosas que resolver, no podemos quedarnos.—¡Cierto! —Elizabeth recordó lo
Tras la partida de Estefan juntos a Paul y Elías, Elizabeth con su familia, Paula y Mery se dirigieron al jardín.Sus padres al ver el rostro de su hija dejaron de preocuparse, podían ver aún el brillo en sus ojos al hablar y más cuando era sobre Estefan, esa era una muestra clara que se encontraba bien.Elizabeth por su parte miraba a Mery seguido, aún no podía enterarse de lo que había pasado con Elías por lo que la curiosidad la estaba matando. Sus padres estaban con ellas así que Mery no hablaría.Elizabeth les contó todo lo que había vivido desde su llegada, omitiendo las partes más íntimas por supuesto.Enterarse de lo que había hecho Estefan en el imperio vecino fue una sorpresa para el duque, jamás creyó que aquel hombre hiciera algo como eso y que nadie en el imperio estuviera enterado.Los padres de Elizabeth no podían negar que se sentían aliviados, Estefan podía ser lo que sea, pero su hija estaba bien a su lado.Luego de pasar todo el día juntos, los padres de Elizabeth s
Los siguientes días Elizabeth compartió con su familia enterándose como siempre de los chismesitos de pasillo de los nobles de la capital. Mery también aprovechó para ponerse al día de lo que no sabía, era bueno tener de informantes a los duques.A los cuatro días llegaron sus hermanos, los primeros en llegar fueron Samira y Marcos, luego Celia y Terry, siendo sus dos hermanos los últimos en entrar en la mansión, se sintió en ese momento como si jamas hubiera dejado su mansion en la capital.La compañía le hacía bien, al ser ellos quienes la recibieron en este mundo y le brindaron el amor que siempre le faltó.Mientras tanto Estefan estaba llegando a la capital imperial, a pesar de la constante insistencia de Elías por saltarse este viaje y continuar hacia los territorios de Gustab y de Antoni.El emperador se enteró de la llegada de Estefan, temía lo peor ya que este no tenía invitación o permiso para llegar a la capital.La emperatriz también se enteró de esto por lo que fue al des
Dos días después Elizabeth está con su familia de visita en el orfanato, les presentó a cada niño que allí habitaba instándolos a que jugaran con ellos, poniendo énfasis en su niño preferido, Abraham.Estos veían la felicidad en ella y lo que había hecho Estefan por su bienestar, llevando a su lado a aquellos niños por los que sus preocupaciones a esta altura eran casi nulas.En el territorio de Gustab que pertenece a la manada oscura, este se encuentra planeando algo más, no le importa la muerte de aquellos hombres que atacaron con anterioridad, solo desea la muerte de Elizabeth para poder ir contra el debil Estefan que quedaria despues de eso.—Quiero que envíes a más hombres, el duque no está en la mansión. —dice al alfa de la manada que está frente a el.—Ya perdí a muchos está vez, no quiero enviar a más —se levantó de golpe de su asiento mirando con odio al alfa.—Él debe morir, son solo unos cuantos hombres más, lo que yo te doy es más valioso que esas vidas.—Lo sé, pero debem
Tras una larga lucha en la que Elías trituró con sus dientes el cuello del líder y acabaron con todos los que los atacaban, pudieron entrar al pueblo en su aspecto de lobo, este lugar no me veía lujoso pero tampoco sumido en la ruina como se había imaginado Estefan.Sus pelajes estaban cubiertos de sangre, siendo esta una muestra del sangriento encuentro que se había vivido minutos antes.Estefan junto al resto se dirigen a la mansión de la persona que debía cuidar aquel lugar y no lo había hecho.En el camino ya Estefan no aguanto más su curiosidad.“¿Por qué lo hiciste?” —volteo a mirar a Elías, quien desde hace mucho estaba en silencio, algo raro en el.“No lo sé, quizás por qué odio a los cobardes”“Que extraño escucharte decir eso, me mandaste a matar muchas veces”“Pero cuando viniste por mí yo di la cara, jamás sería capaz de atacar a traición”“Qué pensamiento más honorable, gracias por salvarme”“No me agradezcas, lo hice por mi prometida”“No puedo creerlo, ¿Hablas en serio?
Antoni en el marquesado junto a su padre en el despacho de este, se encontraba un poco pensativo, no entendía cómo sus hombres no eran capaces de comunicarse con la gente del imperio vecino, aunado a eso algunos no habían regresado, por supuesto que el culpable de esto era el emperador de ese lugar.—¿Qué te pasa? —le preguntó su padre tras el escritorio, quien se encontraba arreglando unos asuntos del marqués, este miró fijo a Antoni —¿Qué has estado haciendo? Se que has enviado a hombres fuera del marquesado y que algunos aún no regresan, pero eso parece no detenerte.—Estoy ayudando a la señorita en algunas cosas, aunque le he dicho que se detenga no lo hace.—¿Hasta cuándo seguirás con esto? Sabes que esa mujer jamás se fijará en ti, tú solo significas una descarga para ella.—Papá, no hables de esa forma de ella, el marqués puede ir contra ti.—Solo digo la verdad, tú eres mi hijo y me preocupo por ti. Temo que por ella seas capaz de morir cuando nisiquiera es tu pareja destinada
En la mansión Elizabeth disfrutaba de un momento de tranquilidad junto a sus hermanas y Mery en el jardín, mientras sus padres jugaban ajedrez con Paula y sus hermanos y cuñados estaban en el área de entrenamiento, un tiempo de chicas era lo que necesitaba.La conversación era un tanto candente debido a Samira y sus consejos matrimoniales, aunque Mery aún no estaba casada estaba bien empapada en el tema, siempre se preparó para una noche fogosa con el lobito que deseaba tener, así que el tema no resultaba molesto.Elizabeth mantenía silencio aunque sus mejillas estaban rojas, cada palabra que decía Samira la llevaba al momento en el que el celo de Estefan sucedió, percatándose de todo lo que hizo aquel día.—Y en el celo es peor, terminamos convertidas en unas muñecas de trapo que lanzan de aquí para allá —dijo Samira y en cuanto vio a Elizabeth sonrió —¿No me digas que ya sucedió? —ella solo asintió a la pregunta —Fue grandioso ¿Verdad?—Samira, ni me lo recuerdes, por lo menos la he