Estefan caminaba de vuelta a su habitación y pensó que ella lo seguiría, se alegró que eso no sucediera. En su lugar ella caminó hacia el carruaje de su padre, era aquel en el cual ella había salido de la mansión de su padre que había dejado atrás y llegó tiempo después.Se montó en él, siendo seguida por su padre, tenía el rostro rojo, parecía que quería destruir el mundo y sus ojos solo tenían oscuridad. El Márquez estaba preocupado por esto sabía lo herida que estaba su hija.Estefan en su habitación suspiro al saber que se había marchado, cuando pensaba retomar la paz recordó algo. “El traje” —hasta ahora recordaba que aún no tenía qué ponerse para el matrimonio, así que en compañía de sus guardias se dirigió a la ciudad en busca de uno. Después de comprar un traje que se ajustara a la ocasión, regresó al palacio, quería pasar por Elizabeth pero se contuvo.Elizabeth en la mansión junto a su familia estaba ajena a todo lo ocurrido, en su corazón quería ver a Estefan pero amaba a
Elizabeth se separó de la duquesa y la miró a los ojos, sentía un nudo en su garganta y sus ojos amenazaban con convertirse en unas inmensas cataratas.“¡No puedo llorar!” —era lo que pensaba al imaginar el último abrazo que se darían ese día.Se gira mirándose nuevamente en el espejo, lo que ve reflejado frente a ella es algo que nunca imaginó. Un inmenso vestido blanco era algo impensable.“¿Podré ser feliz?” —sonrió al imaginar el rostro serio y de chico malo de Esteban. —”Ya no es importante” —Su corazón comenzó a latir con fuerza.“Es algo tonto ¿Cómo puede mi corazón querer salirse al pensar en él?” —otra idea rondó su cabeza —”¿Qué piensa hacer conmigo tras la salida de la mansión? ¡Oh! ¿Cómo será íntimamente? Se cubrió el rostro de la vergüenza que sintió, es extraño pensar esas cosas, por lo menos en su caso.Escucha a alguien acercarse a través de los pasillos, al mirar hacia la puerta vio a su padre llegar. Este mostró una sonrisa mientras camina hacia ella.“¡Padre!” —pen
Ninguno de los novios está escuchando lo que el sacerdote dice, a ambos parece no importarle el protocolo, sin embargo, Estefan no estaba dispuesto a soltar la mano de su esposa, por lo que en todo este tiempo la mantiene tomada firmemente. Volvieron en sí justo en la pregunta.—¿Señorita? ¿Señorita? —Elizabeth lo escucha lejano en un inicio hasta que Estefan le aprieta la mano.—Si… si… ¿Qué? —preguntó Elizabeth mirando al hombre frente a ella, Estefan solo sonreía.—¿Que si acepta al duque Wolf como su legítimo esposo?“Claro, no tengo opción” —piensa antes de responder —¡Si, acepto!—Y usted, duque Wolf, acepta a la joven Elizabeth…¡Por supuesto! —el sacerdote negó con la cabeza, ya que esa no debería ser la respuesta —¿Acaso quieres que diga que no? —Elizabeth se giró al verlo sonreír tras decir esa frase y se enfureció.—Solo tienes que decir, Sí.—Es lógico que diré que acepto, un ¡por supuesto! es suficiente, te perseguí y me comprometí antes que nadie. En sí, la pregunta es t
Elizabeth quería decirle que se quedara pero se contuvo, se sentía tonta al pedir algo como eso después de llorar durante casi todo el viaje. Abrió la puerta de la habitación y entró en ella. El lugar se veía en excelente estado a pesar de ser una posada y encontrarse en un pequeño pueblo, Estefan había enviado a buscar la mejor y eso era notable. La cama estaba cubierta con sábanas totalmente blancas, tenía en sus 2 ventanas cortinas del mismo color y una mesa que en el centro tenía un arreglo floral.Siguió a la cama donde se sentó a esperar, muy en el fondo quería que él regresara.“¿Qué haré ahora?” fue una de las tantas preguntas que se hizo al estar tan sola en ese lugar.No pasó mucho cuando tocaron la puerta, eran los hombres de Estefan quienes le llevaron un baúl con su ropa, estaba seguro que ella lo necesitaria.Mientras a Elizabeth le facilitaban todo lo necesario para que su estancia fuera la mejor, Estefan salía del pueblo con 2 de sus guardias, dejando al resto cuidand
A la mañana siguiente en cuanto Elizabeth abrió sus ojos y sintió un brazo rodeándola por la cintura, recordó lo vivido la noche anterior lo que provocó que se sonrojara, jalo su mano hacia ella que estaba sobre el pecho de Estefan y se cubrió la boca. Miró a su lado para ver el perfil de quien es su esposo que aun tiene sus ojos cerrados. Aún no recuerda en qué momento su vestido fue roto en mil pedazos, no estaba lo suficientemente cuerda para asimilar lo que pasaba. Se levantó de a poco intentando no despertar a su compañero, pero al sentarse un dolor agudo en el vientre bajo la hizo soltar un quejido.—¡Ah! —se cubrió la boca con su mano y volteo a mirar a Estefan esperando que continuara durmiendo, sin embargo, la mirada de este se encontraba directamente hacia ella. —”¡Qué mala suerte!”—¿A dónde va mi esposa?—Necesito bañarme.—¿Te duele algo? —¡No… yo estoy en perfecto estado! Solo estaba fingiendo para despertarte.—Pero solo tenias que besar mis labios, con eso sería más
Después del baño, Estefan la llevó nuevamente a la habitación donde se vestirían, El saco que recibió con anterioridad contenía algo de ropa que usaría. —Me vestiré, aunque siendo sincero me parece absurdo que cierres tus ojos cada vez que estoy desnudo —se quitó la toalla que lo cubría después de dejar a Elizabeth en la cama. —deberías acostumbrarte, me gusta dormir de esta forma.Elizabeth se puso roja y cerró sus ojos, ella tenía más vergüenza de la que tenía su esposo, solo lo escuchaba vestirse sin saber que expresión él tenía en su rostro, aunque se imaginaba que estaba sonriendo y no estaba equivocada.Estefan la miraba mientras se vestía, tenía una sonrisa en su rostro y esperaba que ella sintiera curiosidad y lo mirara pero eso no sucedió.—¡Estoy listo! Ya puedes abrir tus ojos —Elizabeth lo hizo comprobando que no mentía —ya está por llegar la comida, vístete, esperaré afuera.Estefan salió dejando a Elizabeth avergonzada por todo, sus ganas de golpearlo eran inmensas. Se
Elizabeth podía ver la preocupación en el rostro de Estefan por la forma en la que intentaba cubrir su herida. No sabía que responder en ese momento por el dolor que sentía.Estefan estaba pasando de la preocupación a la ira, haber bajado la guardia no es algo que acostumbra hacer y teniendo en cuenta de quien resultó herida es algo que no piensa dejar pasar.—La orden fue dada a través de su enlace a todos sus subalternos incluido Paul —”los quiero vivos, yo mismo los mataré”.—Perdón, esto no debía pasar. ¡Debemos llegar pronto! —gritó esto último y sintieron cómo se aceleró el movimiento —Debí protegerte mejor. —tenía su mirada fija en la herida, no quería ver los ojos de Elizabeth.—No creo que sea tu culpa, pero… —No sé quién fue, pero lo averiguaré.Sin verse a los ojos el viaje continuo, lo que serían 5 horas se reducirían drásticamente. Elizabeth intentaba aguantar su dolor, su herida había sido cubierta pero aún Estefan no dejaba de ver ese lugar. Era incómodo pero quejarse
Elizabeth en su habitación pensaba en Estefan, no lo había vuelto a ver luego de su llegada. Tras cambiarse se acostó en la cama.—¡Espero esté bien! —se dijo a sí misma mirando al techo y aunque intentó mantener sus ojos abiertos, no lo logro, la medicina la llevó a relajarse quedándose profundamente dormida.Estefan llegó tiempo después convertido en lobo, ya su cuerpo no habían manchas de sangre al haberse lavado en un río cercano, se vistió con ropa de dormir y se acostó a un lado de Elizabeth abrazandola, a pesar de acercarla a su cuerpo ella no despertó.“No dejaremos que algo malo te pase” —se sentía inútil y sabía que debía protegerla mucho más de ahora en adelante. Cerró sus ojos y se quedó dormido con su esposa entre sus brazos.En cierta cabaña en el marquesado del norte, Antoni está reunido con 2 hombres, estaba recibiendo la información de que el ataque hacia Elizabeth fracasó. Aunque este no fue efectuado por él.—Pueden irse —se recostó en el espaldar de la silla en la q