Elizabeth en la mansión estaba ajena a lo que ocurría en el palacio al igual que todos en el reino, era normal escuchar rumores pero como la llegada de Yesenia no fue oficial nadie lo sabía. Aparte de la forma en la que llegó, los preparativos de la boda los tenían sumamente ocupados.Llegó a pensar que Estefan iría a la mansión el día anterior pero eso no pasó. Ahora no sabe si es porque se arrepintió del matrimonio o porque sabía que no sería bienvenido.Estaba con su madre y sus hermanas en el jardín, espera que la duquesa se pueda relajar y no organice nada más, siente que lo que ha hecho hasta ahora está bien, tiene todo lo necesario.Su padre volvió a salir en compañía de sus hijos y cuñados, quizás no está tan estresado ahora pero igual no quiere perder la forma a pesar de su edad.—El duque no ha vuelto —dijo Samira, quien siempre anda con su lengua larga, Elizabeth la miró con reproche. —¿Qué? —pregunto confundida.—Ahora que lo nombraste, seguro aparece —su corazón palpitó c
Elizabeth miraba a Estefan con molestia, osea, ella se estaba acostumbrando a su nueva vida y ya una mujer quería matarla por un hombre que ella no escogió, siente que su mala suerte está en pleno apogeo.—No es gracioso lo que dijiste —le recrimina al verlo sonreír mientras la miraba —no hice nada para merecer esto, tu… —lo señalo con su dedo —me amenazaste y ahora una loca enamorada de ti quiere matarme.—Eso no pasará, ya envié a buscar a su padre para que se la lleve, seguro llegará mañana. Y nosotros en sólo 2 días estaremos lejos.—Igual eso está mal. ¿Y si escapa? —Ella no sabe quién eres, aún no se lo he dicho y nadie en el palacio lo ha hecho. Cuando estés en el ducado no podrá tocarte.—Tú… —se detuvo al sentir que traían los platillos, los colocaron en la mesa.—Calmate, prometo que si intenta dañarte no dudaré en cortarle el cuello —vio como el mesero se alejaba y agarró una cuchara y acercó una sopa a el —por ahora solo disfrutemos de la comida —tras decir esto llevo un
Al día siguiente el ánimo de todos luego de despertar era complicado, Elizabeth con sentimientos encontrados, se acercaba el dia de su matrimonio y ya habia tenido varias discusiones con Estefan, por lo que esta segura que ese matrimonio sera una tortura.Estefan tenía ganas de raptar a Elizabeth, estaba aburrido y solo quería regresar al ducado, tener que volver a discutir con ella era molesto y más al no poder matar a la causante del conflicto, Yesenia. Esta por su parte estaba furiosa, pasó la mayor parte de la noche sin pegar sus ojos intentando escapar pero fue imposible debido a la cantidad de guardias, principalmente los de la emperatriz, que no la dejaban ni asomarse a las ventanas de la habitación.Nuvia lo primero que hizo al despertar fue golpear con el puño a su compañero de cama, estaba molesta por lo que causó y más al notar que Yesenia indiscutiblemente estaba loca. —¡Tonto! —el emperador de cubrió el abdomen al despertar de aquella dolorosa manera —mañana despertarás
Estefan caminaba de vuelta a su habitación y pensó que ella lo seguiría, se alegró que eso no sucediera. En su lugar ella caminó hacia el carruaje de su padre, era aquel en el cual ella había salido de la mansión de su padre que había dejado atrás y llegó tiempo después.Se montó en él, siendo seguida por su padre, tenía el rostro rojo, parecía que quería destruir el mundo y sus ojos solo tenían oscuridad. El Márquez estaba preocupado por esto sabía lo herida que estaba su hija.Estefan en su habitación suspiro al saber que se había marchado, cuando pensaba retomar la paz recordó algo. “El traje” —hasta ahora recordaba que aún no tenía qué ponerse para el matrimonio, así que en compañía de sus guardias se dirigió a la ciudad en busca de uno. Después de comprar un traje que se ajustara a la ocasión, regresó al palacio, quería pasar por Elizabeth pero se contuvo.Elizabeth en la mansión junto a su familia estaba ajena a todo lo ocurrido, en su corazón quería ver a Estefan pero amaba a
Elizabeth se separó de la duquesa y la miró a los ojos, sentía un nudo en su garganta y sus ojos amenazaban con convertirse en unas inmensas cataratas.“¡No puedo llorar!” —era lo que pensaba al imaginar el último abrazo que se darían ese día.Se gira mirándose nuevamente en el espejo, lo que ve reflejado frente a ella es algo que nunca imaginó. Un inmenso vestido blanco era algo impensable.“¿Podré ser feliz?” —sonrió al imaginar el rostro serio y de chico malo de Esteban. —”Ya no es importante” —Su corazón comenzó a latir con fuerza.“Es algo tonto ¿Cómo puede mi corazón querer salirse al pensar en él?” —otra idea rondó su cabeza —”¿Qué piensa hacer conmigo tras la salida de la mansión? ¡Oh! ¿Cómo será íntimamente? Se cubrió el rostro de la vergüenza que sintió, es extraño pensar esas cosas, por lo menos en su caso.Escucha a alguien acercarse a través de los pasillos, al mirar hacia la puerta vio a su padre llegar. Este mostró una sonrisa mientras camina hacia ella.“¡Padre!” —pen
Ninguno de los novios está escuchando lo que el sacerdote dice, a ambos parece no importarle el protocolo, sin embargo, Estefan no estaba dispuesto a soltar la mano de su esposa, por lo que en todo este tiempo la mantiene tomada firmemente. Volvieron en sí justo en la pregunta.—¿Señorita? ¿Señorita? —Elizabeth lo escucha lejano en un inicio hasta que Estefan le aprieta la mano.—Si… si… ¿Qué? —preguntó Elizabeth mirando al hombre frente a ella, Estefan solo sonreía.—¿Que si acepta al duque Wolf como su legítimo esposo?“Claro, no tengo opción” —piensa antes de responder —¡Si, acepto!—Y usted, duque Wolf, acepta a la joven Elizabeth…¡Por supuesto! —el sacerdote negó con la cabeza, ya que esa no debería ser la respuesta —¿Acaso quieres que diga que no? —Elizabeth se giró al verlo sonreír tras decir esa frase y se enfureció.—Solo tienes que decir, Sí.—Es lógico que diré que acepto, un ¡por supuesto! es suficiente, te perseguí y me comprometí antes que nadie. En sí, la pregunta es t
Elizabeth quería decirle que se quedara pero se contuvo, se sentía tonta al pedir algo como eso después de llorar durante casi todo el viaje. Abrió la puerta de la habitación y entró en ella. El lugar se veía en excelente estado a pesar de ser una posada y encontrarse en un pequeño pueblo, Estefan había enviado a buscar la mejor y eso era notable. La cama estaba cubierta con sábanas totalmente blancas, tenía en sus 2 ventanas cortinas del mismo color y una mesa que en el centro tenía un arreglo floral.Siguió a la cama donde se sentó a esperar, muy en el fondo quería que él regresara.“¿Qué haré ahora?” fue una de las tantas preguntas que se hizo al estar tan sola en ese lugar.No pasó mucho cuando tocaron la puerta, eran los hombres de Estefan quienes le llevaron un baúl con su ropa, estaba seguro que ella lo necesitaria.Mientras a Elizabeth le facilitaban todo lo necesario para que su estancia fuera la mejor, Estefan salía del pueblo con 2 de sus guardias, dejando al resto cuidand
A la mañana siguiente en cuanto Elizabeth abrió sus ojos y sintió un brazo rodeándola por la cintura, recordó lo vivido la noche anterior lo que provocó que se sonrojara, jalo su mano hacia ella que estaba sobre el pecho de Estefan y se cubrió la boca. Miró a su lado para ver el perfil de quien es su esposo que aun tiene sus ojos cerrados. Aún no recuerda en qué momento su vestido fue roto en mil pedazos, no estaba lo suficientemente cuerda para asimilar lo que pasaba. Se levantó de a poco intentando no despertar a su compañero, pero al sentarse un dolor agudo en el vientre bajo la hizo soltar un quejido.—¡Ah! —se cubrió la boca con su mano y volteo a mirar a Estefan esperando que continuara durmiendo, sin embargo, la mirada de este se encontraba directamente hacia ella. —”¡Qué mala suerte!”—¿A dónde va mi esposa?—Necesito bañarme.—¿Te duele algo? —¡No… yo estoy en perfecto estado! Solo estaba fingiendo para despertarte.—Pero solo tenias que besar mis labios, con eso sería más