Anastasia miraba a su hermano con deseos de partirle la cara a Carl…siempre había sido muy protector con ella, a pesar de que realmente no eran hermanos de sangre, la amaba como si sí lo fueran. Arlen quería hacerle pagar a Carl por mancillar su honor. Eso no podía permitirlo, primero se arriesgaría ella, a que su hermano saliera lastimado en todo esto.Arlen pareció adivinar sus pensamientos y más relajado asintió, tomó a su hermana de las manos y la miró fijamente a los ojos.—Por favor, si sales lastimada en todo esto, no dudes en venir a buscarme ¿Lo prometes?Anastasia se hizo la fuerte, evitando que una lágrima rodara su mejilla. Debía mostrarse fuerte y segura para mantener a su hermano tranquilo.—Lo prometo, Arlen.Le dio un beso en la frente y más tranquilo tomó asiento a su lado.—Por cierto, la tía Brígida te manda saludos. Dice que vendrá a visitarte en estos días y que la perdones por no asistir a la boda.Carl contemplaba desde la ventana a los dos hermanos, seguramente
La volvió a ignorar poniéndose de pie, suficiente había tenido con escuchar su voz jocosa y más al cuestionarle sobre su hermano, prefería que tuviera entretenido a su marido a que antes le llamara cuñada.¿A qué se dedica?Caminó hacia la entrada de la casa, pero Amara Bianchi no se iba a quedar de brazos cruzados y la siguió, alcanzándola justo en el momento en que ella ponía un pie en el escalón.¿Tiene amante?Ella apretó la palma de su mano contra la barandilla de las escaleras, giró sobre sus talones y la miró fijamente.—Déjame decirte una cosa. Mi hermano no es la clase de hombres con los que sueles involucrarte.Hizo un análisis mental, Arlen era un hombre disidido y muy directo, de hecho si ella no hubiera intercedido minutos antes, probablemente él e Carl llegarían a los golpes y sería imposible separarlos. Conocía en ese aspecto a su hermano, siempre defendía a sus seres queridos sin importarle lo que le costara.—Carl nunca se ha quejado de eso — le guiñó un ojo.Ignoró p
Negó para sí mismo, que bajo habían caído ese par de lacras.Mientras Adelaide caminaba por las calles mientras meditaba sobre los acontecimientos de ese día, se había cruzado dos personas distintas que en sus respectivos futuros se entrelazaban. Cuando presentía que algo iba a pasar, salía a la calle en busca de ese algo y cuando lo encontraba descargaba todo lo que tenía en la cabeza. Sabía que ese Lord no le creería y llego a sentir incluso lastima por él porque cuando descubriera la verdad sería demasiado tarde.O tal vez no.Pero una vez más sabía que no podía involucrase, sólo dependía de ellos cambiar el curso de sus destinos.—La suerte ya está echada — se dijo así misma — Todos están advertidos.Arlen llamó a la puerta y el ama de llaves le abrió, indicando que tomara asiento y esperara a su amigo. Unos pasos delicados se escucharon bajar a toda prisa por las escaleras y una joven de cabello rubio y ojo café se hizo presente.—Arlen.Él al verla esbozó una sonrisa y abrazó a
—Suéltame —pidió ella, echando un poco la cabeza hacía atrás y verlo a los ojos.—No — él negó esbozando una media sonrisa — Contéstame con honestidad — hizo una pausa antes de preguntar — ¿Te pongo nerviosa?—No — respondió firme y sin titubear está vez, algo que la hizo sentirse orgullosa de sí misma.Carl arqueó una ceja, desde luego que no le creía, podría decir todas las mentiras que se le viniesen a la mente pero su cuerpo reaccionaba de un modo distinto, era evidente que le estaba mintiendo.—Y para demostrarlo puedes soltarme e irte con tu amante.¿Celosa de Amara Bianchi?Anastasia frunció el cejo y se vio obligada a apartar la mirada, observaba cualquier punto fijo de la habitación antes de responderle. Si, estaba celosa y mucho, pero estaba más enfadada al no haberle dado el lugar que le correspondía delante de esa mujer.Pero no iba a dejarle ganar está vez.Levantó la cabeza una vez más y lo miró fijamente.—Jamás — sus palabras volvieron a sonar firmes.Esperaba poder ma
—Sabes que los favores se pagan — respondió.La mujer contemplaba la botella de whisky que había sobre la mesa. El mormullo de los caballeros y las risas de las mujeres les llegaba al privado donde se encontraban.—Te pagaré bien Carmila — alentó él — Te enviaré con tres cajas del mejor whisky.Carmila esbozó una media sonrisa al escuchar esa propuesta, como si sus servicios fuesen muy baratos.—Hagamos un repaso — dijo con voz queda —Me estas pidiendo que distraiga a Anastasio por una noche.Arlen asintió ante su comentario.—Y me vas a enviar tres cajas de tu mejor whisky.Volvió asentir.¿No crees que es poco para lo que me pides?—Es lo que tengo — él se encogió de hombros.Carmila esbozó una media sonrisa, llevaba mucho tiempo al frente de una taberna y había cuidado mucho su reputación. Anastasio venía de vez en cuando y siempre le insinuaba sus intenciones de llevársela a la cama, pero ella siempre las evadía y no era porque le prometía pagar bien, sino más bien porque nunca le
—¿Quieres una muestra una muestra más de los placeres del matrimonio?Anastasia se apartó un poco y negó.—No — esta vez sería firme — Y no vas a volver a tocarme.Carl esbozó una media sonrisa.—¿Segura de tus palabras? — Preguntó — Recuerda que abajo está Amara Bianchi y si se lo pido estaría más que encantada de compartir mi cama.Pero aun y con esa amenaza no iba hacerla cambiar de parecer.—Adelante — alzó una mano y señaló la puerta — Ve tras ella, pídeselo. Incluso llévala a ese estúpido baile, si con eso me dejas en paz por mi esta mejor.Pero Carl no se iba a quedar atrás, así que avanzó hacia ella y la tomó de un brazo, acercándola a él.-Ya te dije que iremos y llevaremos a Amara Bianchi como si sobrina — le susurró al oído — Y esta dicho, así que prepárate porque en tres semanas gozaremos de la presencia de los vizcondes.Él la soltó y tras intercambiar unas cuantas miradas salió de la habitación sin insinuarle nada y mucho menos quererla tocas.Anastasia se llevó las mano
Pero al dar un paso un sonido llamó su atención, pisó varias veces aquel lugar y después otro punto y no producía el mismo sonido.—Arthur no venimos a jugar — advirtió Arlen.—Escucha — dijo él — Si piso aquí — tocó con el talón la parte solida del piso — No suena.Arlen comenzaba a impacientarse, hubiera sido mejor que viniese solo y no en compañía de su amigo. A veces Arthur se ponía insoportable como en esta ocasión.—Si no quieres estar aquí puedes irte — comentó — Pero al menos déjame seguir buscando información.—Espera — Arthur alzó un dedo — Ni siquiera me has dejado terminar, observa y escucha .Entonces Arthur puso un pie en la parte blanda del piso y se escuchó el sonido de una madera crujir bajo su pie. Arlen al oír eso frunció el cejo y dejó de buscar sobre el escritorio para hacerle compañía a su amigo. Ambos repetían los movimientos que Arthur había hecho segundos antes.—Es como si en esta habitación hubiesen dos tipos de pisos — explicó Arlen — Uno convencional y otr
Al día siguiente Anastasio despertó en una cama que no era suya, sentía la cabeza pesada y todo le daba vueltas. Lo único que recordaba era el momento en que subió con Carmila a la habitación, buscó su ropa y la encontró perfectamente doblada en una silla.—Veo que ya despertaste.Escuchó la voz de una mujer que provenía de la puerta de un baño, parpadeó y reconoció a Carmila, quien se acercó a él y le dio un beso en la frente.—Estuviste magnifico anoche — dijo con una sonrisa seductora — Cinco veces… vaya de haber sabido que eras tan viril desde hace tiempo que te hubiese dicho que sí.—Yo…— parpadeó — No lo recuerdo.—Que lastima porque fue estupendo.Pero lo cierto fue que lo había drogado en cuanto entraron a la habitación.Anastasio regresó a su residencia andando, repasando una y otra vez las cosas que le había dicho Carmila. Bueno, si él no se acordaba de lo que había sucedió tenía que confiar en las palabras de aquella mujer.¿Así que había sido capaz de llegar cinco veces? E