Un enorme edificio lleno de apartamentos de lujo la recibió con los brazos abiertos.Arrugo la nariz con asco y desdén, pues bien sabía ella como su madre, una simple prostituta de casino había logrado llegar ahí. Sintió repulsión de sólo imaginarse a que viejo seguramente obeso y alcohólico había tenido que seducir para poder tener la vida de lujos que tanto ambiciaba. Aunque viéndolo bien, tenía mucho más dinero que su anterior amante.Suspiró cansada y aún con aquella mueca en su rostro, avanzó hacia la entrada del lugar.- Señorita, esta es una residencia privada, necesita identificarse para poder pasar.- Un guardia la detuvo antes de que sus pies pudieran ingresar al lugar.- Mi nombre es Aurora Miranda. Soy hija de la señora Martha Miranda, del apartamento 108.- Aurora respondió aburrida, mientras entregaba su tarjeta de identificación.El guardia tomó la tarjeta y después de registrarla se la regresó.- Bienvenida señorita Miranda. Que tenga un buen día.- El hombre dijo con una
La imponente mansión se alzaba poderosa en aquel enorme terreno. La enorme reja que la rodeaba y los árboles que la adornaban, le daban un aire majestuoso e inalcanzable para un simple mortal.Aurora respiró hondo, sintiendo los nervios, el miedo y la sed de venganza haciendo trizas su interior.Tenía que sacar a Aura del juego y Fernando de la Rosa era el unico que tenía la capacidad para poder quitar aquella piedra que tanto molestaba en su zapato.Apenas se acercó a la reja, un hombre corpulento, vestido de negro, se acercó con paso firme hacia ella, como quién ve a una insignificante hormiga queriendo llevar a cuestas un suculento pastel.- ¿Qué busca?.- El hombre preguntó con voz ronca y dura.- Aurora Mirqnda. Necesito ver a Fernando. Tengo información que puede interesarle.- Aurora sonrió con suficiencia, escondiendo tras aquella máscara los nervios que la invadian.El hombre la miró de arriba a abajo, tomó el pequeño radio en su cintura y llamó a la casa. Apenas habían pasado
Aura miró a Alexein con una sonrisa, mientras este se despedía de Berenice y Rafael en la puerta del colegio.Se preguntó si de padre él sería igual de cariñoso y protector.Negó de inmediato.Debía sacarse esos pensamientos de la cabeza fuera cómo fuera porque no le hacían ningún bien.Llevaba días meditandolo y ya no podía seguir negandolo más: Alexein le gustaba y no cómo amigo, sino cómo hombre.Varias veces se había imaginado que se sentiría que él la besase cuándo sin darse cuenta, el ojigris mordia sus labios.Muchas noches se había quedado en vela, prendada de su sonrisa, recordando cada uno de sus gestos, especialmente cuándo recuerdos para nada agradables asaltaban su memoria.Dafne, Casandra, Daniel... Todos tenían razón, pero... Pero sabía que no podía hacerse ilusiones.Ella jamás sería digna de Alexein y mucho menos podría darle todo lo que merecía... Ella ya no tenía nada bueno que ofrecerle, más que sólo un corazón roto y el miedo voraz que la consumía.Llegaron a la e
- ¡Esto es magnífico!.- Dafne exclamó emocionada, mientras veía la colección terminada.- Hice varios de un sólo prototipo, puesto que no existe el mismo valor entre un diamante y un cristal, por lo que usar sólo las piedras preciosas más caras y raras del mercado podrían convertir la joya en algo inaccesible para personas con recursos un poco más modestos. De esta forma aunque los materiales varían, es el mismo diseño y puede ser accesible para cualquiera que le guste.Aura explicó nerviosa, mientras mostraba aquellas piezas llamativas y bien elaboradas, pero que era posible replicarlas en otros materiales y así variar la oferta, esperando una reprimenda de Dafne, pero por el contrario, esta le sonrió orgullosa.- Eso nos abriría las puertas en el mercado de par en par y seríamos conocidos por nuestra calidad, pero también por ofrecer productos que se adaptan al bolsillo de cualquiera, lo que no limitaría nuestro alcance en ninguna parte.- Me gusta te enfoque.- Dafne asintió complac
El avión aterrizó sin ningún inconveniente.Un hombre mayor de porte elegante, vestido de manera pulcra y casual se puso en pie, listo para bajar.Los lentes oscuros que cubrían sus ojos, evitaba que los rayos del sol lo lastimara.Bastian Lamprou miró todo con detenimiento. Extrañaba a su familia, especialmente a Dafne, su nieta, pero hubiese deseado quedarse en aquel paraíso para siempre y no volver a aquel lugar que sólo le recordaba su miseria.- ¡Señor!. Todo está listo.- Uno de los guardaespaldas informó, mientras el mayor retiraba sus lentes oscuros y suspiraba.- Gracias Demeter. Vamos.- El mayor, avanzó con paso seguro hacia el auto de lujo que ya lo esperaba.El trayecto fue silencioso. Miraba todo con creciente inquietud y alegría. Estaba ansioso por ver a su nieta y darle un abrazo lleno de ánimo y apoyo antes del lanzamiento de la nueva colección.Sabía que había estado estresada debido al sabotaje de la familia de su difunto marido y quería demostrarle que no estaba sola
Eran las siete de la noche y todo gritaba lujo y esplendor en toda la mansión. Fernando de la Rosa había lanzado la casa por la ventana, y más allá de un recibimiento cálido, era también la oportunidad perfecta para derrochar dinero a lo grande y presumir de su vasta riqueza. Quería demostrar a los Ferrer por que él era su mejor opción como socio. Era un experto en negocios y había construido su imperio desde cero. Era inteligentemente frío y calculador. Un tigre sin escrúpulos en los negocios y en cualquier ámbito de la vida, todo un prodigio de los números y el análisis. Llevaba años intentando conectar con aquella rica y poderosa familia y por fin lo había conseguido. Una hermosa mujer se encontraba en una enorme habitación color rosa, con una cama tamaño king, una cama estilo cuna, y un enorme guardarropa que cubría una de las paredes. También había un enorme tocador, una enorme puerta caoba que daba a un baño muy grande, una zapatera y un depósito de juguetes.La habitación ten
Avanzó con decisión, pero de improviso, una fuerza externa detuvo sus pasos.- Algún día el se cansara de ti, te desechara como lo que eres: un cacharro viejo e inútil recogido de la calle y te lanzará al mugrero del que nunca debiste salir.- Mariana enterró las uñas en el brazo de la joven, cuando la halo con fuerza antes de que traspasara el umbral. No podía soportar que aquella mujer la ignorara de forma tan humillante. - Y tú no tienes la más mínima idea de cuán feliz sería de volver a mi mugrero.- Aura la miró de soslayo, mientras de un tirón se zafaba de su agarre y alisaba las arrugas en la manga de su vestido.- No sabes cuánto agradezco que mujeres como tú se crucen en su camino, es una bendición que todas las noches pido sea eterna. Aura se giró para seguir con su camino, batiendo su hermosa y bien cuidada cabellera en las narices de la pelinegra, provocando que esta la mirara cómo si quisiera despedazarla con sus propias manos. Lástima que eso era suicida, ya que Fernando
La cena transcurrió tranquilamente, entre pláticas de negocios y otras tantas cosas más. Al menos para los demás. Aura trataba de sonreír lo más naturalmente posible, aún cuando su corazón se sentía inquieto ante las expectativas de aquella noche, y la mirada de Luciano que parecía desnudarla y quemarla con el fuego que danzaba en sus ojos y odiaba esa maldita sensación con toda su alma.Se sentía como un jugoso trozo de carne fresca frente a un tigre hambriento, que no dudaría en desgarrarla sin ningún pudor. Empezó a sentirse angustiada, temiendo con toda su alma que aquel hombre echara a perder sus planes, pues podía percibir que Fernando estaba enfadado y se portaba de manera más posesiva de la normal, por aquella atención que ella no había pedido. Y eso podía causarle problemas. Empezó a sentirse realmente mal, sus manos sudaban y el aire faltaba en sus pulmones. Estaba sufriendo un ataque de pánico y no era bueno, no si quería ser libre. No si quería alejarse de aquella vida q