Capítulo 2: Recuerdos Molestos

Capítulo 2: Recuerdos Molestos

Tras calmarse un poco, ellos salieron de la cama para ir a arreglarse antes de comenzar su día.

- Que guapa – dijo Ares mientras dejaba que su amada le ayudará a secar sus cabellos rubios.

- Lo dice mi esposo sexy – coqueto ella sintiendo como era tomada de la cintura para unir sus cuerpos y comenzar a besarse. 

Ese contacto solo les hizo sentir más necesidad de tocar el cuerpo contrario, prometiendo que esa iniciativa los llevaría de regreso a la cama, pero justo en eso llamaron a la puerta.

- Jefes, los señores los están esperando para desayunar – se escuchó la voz de una mujer al otro lado de la puerta.

- Ya vamos – mencionó el rubio separándose de su esposa.

- Creo que están algo ansiosos.

- Bueno ya vez como son mis viejos, desean que estemos pendientes de ellos apenas llegan de visita.

- Es que mi suegro debe ser el centro de atención sí o sí – opinó ella divertida.

Ares rió ante ese comentario y tras unos besos más, ellos bajaron al comedor donde ya les esperaban.

- Se tomaron su tiempo – opinó un hombre rubio.

- Aw… amor déjalos, que tal si ya estaban haciendo a mi nieto y los interrumpimos – comentó una mujer castaña.

- ¡Wendy! – le regañó su esposo.

- ¡Mamá…! - se quejó Ares sonrojándose de golpe.

- Jeje tranquila suegrita no hacíamos nada indecente.

- Buuu… - se quejó la mayor a modo de broma.

- Eso fue anoche – declaró Vanesa guiñándole el ojo.

- Cof... cof… - el mayor se atraganto con su bebida al escuchar esas palabras.

- Ah… Bruno, ya te bañaste – se quejó la castaña pasándole una servilleta para que se limpiara la boca.

- … - Ares solo negó divertido acercándose a darle un beso en los labios a su amada – amo tu extraño sentido del humor.

Vanesa rio por eso, pero…

“Dios… que rara eres, con ese tipo de bromas estúpida espantaras a todos los hombres, aunque bueno no es que los atraigas en primer lugar o si, jajajaja”

Su sonrisa se borró al recordar esas palabras, haciendo que se sintiera miserable… lo cual la confundía, porque no entendía porque recordó esas palabras en ese momento.

- ¿Amor? – Ares la llamó preocupado al ver ese cambio drástico en sus gestos.

- ¿Eh? ah… perdón – habló recordando donde estaba en esos momentos.

- ¿Estás bien hija? – preguntó la castaña acercándose para tocarle la frente.

- Estoy bien suegrita.

- Mejor vengan a desayunar - ordenó Bruno mientras le hacía una seña a la servidumbre para que ya sirvieran la comida.

- ¿Y qué tal estuvo el viaje? – preguntó Ares mientras ayudaba a su esposa a tomar asiento.

- Nos fue bien, ya que como tu padre hizo rápido ese pendiente… así que nos quedó tiempo para dar pasear por esa ciudad y tener un momento romántico.

- Eso es genial suegra.

- Si, unas merecidas vacaciones siempre caen bien – indicó la mayor mientras tomaba algo de fruta para ponerla en su plato.

- Aunque yo no las llamaría así, pero si ella es feliz, yo lo estoy - comentó el mayor tomando un sorbo de su bebida amarga.

- Padre y ese asunto… ¿cómo termino?

- Todo lo que él descubrió era verdad y al confirmar que era una rata, pues… lo mande a descansar con los peces - declaró el mayor sonriendo de lado – declaró el mayor sonriendo de lado.

- Confirmamos que había hecho pequeños robos y buscó concentrar ese dinero en una cuenta para crear una empresa legal, la cual tendría problemas y por consiguiente, sería un motivo de investigación para la policía - comentó la mayor.

- Es decir, que estaba buscando como vendernos – dijo Ares frunciendo el ceño.

- Hm… y ahora tenemos un gran problema entre manos porque no podemos destruir esa empresa así porque sí, porque eso llamaría demasiado la atención – declaró molesto Bruno.

- ¿A qué se dedica esa empresa? – preguntó Vanesa.

- Tecnología.

- Lógico… busco crear algo diferente a nuestra especialidad para asegurar nuestro fracaso - indicó molesto Ares.

- No necesariamente - empezó a decir la pelinegra - y si yo intento administrarla.

- ¿Eh? ¿estás segura mi amor?

- Hm… buscaré estudiar y ayudarte con eso, por algo soy tu esposa ¿o no?

- Así se habla hija – la felicito la mayor.

- Tranquilo amor – habló Vanesa tomando la mano de su pareja – además somos esposo y nos debemos apoyar en todo.

- Hm… tienes razón.

Los mayores rieron al escuchar esa resolución.

Con eso el tema regreso a los días de vacaciones de los mayores y los lugares turísticos que exploraron.

Tras el desayuno Wendy se llevó a Vanesa para que practicara sus lecciones artes marciales y manejo de armas mientras que los caballeros fueron a escuchar un informe más detallado de ese problema.

- ¿Lista hija? – preguntó Wendy mientras ella estaba en el panel de controles de la habitación de prueba.

- Si.

Vanesa llevaba un riguroso entrenamiento para estar siempre alerta ante cualquier ataque, ya que el mundo de la mafia estaba regido bajo la ley de la jungla, en la cual solo el más fuerte es el que sobrevive.

Por eso ella siempre entrenaba su mente y cuerpo.

Al ver que estaba en posición, la mayor activó el mecanismo y enseguida varios robots se lanzaron a atacarla.

Vanesa buscaba moverse rápido para esquivar esos ataques empleando sus piernas, puños, cuchillos y una pistola; porque su deber como esposa era proteger a su familia, especialmente a sus hijos.

De repente su concentración se rompió, ya que sin previo aviso empezo a escuchar voces en su cabeza, las cuales sonaban tan familiares y tan extrañas al mismo tiempo.

“Simplemente eres patética, am… bueno no lo digo sin ofender ya sabes que te digo esto porque soy tu amiga”

Curiosamente recordaba muy bien el tono burlón y sarcástico con el que esas palabras fueron pronunciadas.

Esos comentarios que se repetían en su mente solo le animaban a atacar con toda su fuerza y precisión a los robots, buscando destruirlos con una bala en la cabeza.

“Sabes deberías arreglarte un poco más porque así nadie te va a tomar en cuenta”

“Descuida no importa lo que le diga, ella es una idiota que va creer en mis palabras porque soy su única amiga”

“Jajaja lo sé ¿verdad? es tan patética, tiene suerte de tener algo de cerebro, porque es lo único que es útil de ella”

“Es tan patética que es simplemente divertido meterse con ella, porque jamás va a defenderse”

“Es una estúpida”

Vanesa no entendía porque a veces escuchaba esas voces en su cabeza, ya que no recordaba que alguien se burlara de ella de esa manera e igual… dudaba que alguien se atreviera a pronunciarlas a no ser que deseara obtener un pase directo al más allá.

Entonces… ¿por qué esas palabras se sentían tan reales y dolorosas?

Esas frases parecían estar grabadas en su subconsciente e igual estaban esos extraños sueños que tenía a veces donde se veía a sí misma trabajando en una oficina y siendo humillada por todos sus compañeros de trabajo.

Eso no tenía lógica, porque ella no recordaba haber vivido algo así… aunque si era sincera consigo misma no entendía porque…

 - ¡Vanesa, no te distraigas! – la voz de su suegra la hizo regresar a la realidad.

Por suerte reaccionó a tiempo para esquivar el ataque de ese robot, al cual le clavó el cuchillo en la garganta para desactivarlo.

- Púdrete Olivia - susurró mirando con odio a ese muñeco mientras apretaba con fuerza el cuchillo.

- ⁠¿Vanesa? – en eso ella sintió como alguien la sujetó del hombro y al girarse vio a su suegra a su lado - ¿estás bien?

- ⁠Ah sí, hehe estoy bien suegra, solo me quede pensando y regañándome a mí misma por estar algo distraída.

- Descuida, por eso estamos entrenando, pero vas mejorando y ya me impresionan mucho tus movimientos – habló mirando las heridas de los muñecos.

⁠- Gracias - declaró sonriéndole y en eso noto algo importante… había dicho un nombre.

Un nombre que es desconocido y familiar al mismo tiempo, porque desconocía la identidad de esa mujer, pero al mismo tiempo sabía que la odiaba.

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